El gran plan contra el fracaso escolar solo atrae al 60% de alumnos previstos
25.000 estudiantes quedan fuera de la FP básica. Y el número de suspensos es muy alto en algunas comunidades
Son carne de cañón. Los alumnos con peores notas, quienes corren más riesgo de quedar fuera del sistema probaron este curso el modelo con el que la última reforma educativa pretende retenerlos en las aulas. Pero la Formación Profesional (FP) básica, diseñada para alejar a los alumnos del fracaso escolar y a la que pueden optar ya desde los 15 años de edad, ha tenido una implantación desigual en su año de estreno. La matrícula fue un 40% menor de la esperada y hay comunidades que alertan además de que los alumnos han suspendido más de lo que previsto.
A la cola de la UE en fracaso escolar
- España está a la cola de la UE en fracaso escolar. La tasa es del 21,9% desde 2014 y ha bajado casi dos puntos en un año. El Gobierno lo achaca a los efectos del primer curso de implantación de la LOMCE, la reforma educativa. La oposición replica que no ha dado tiempo a que se noten esos efectos y lo relaciona con que la crisis ha devuelto alumnos a las aulas.
- La Formación Profesional básica, un ciclo novedoso contra el fracaso escolar, debía atraer a 60.000 alumnos durante el primer curso. La cifra no se ha alcanzado. Las tasas más bajas se registraron en Asturias, Galicia, Cantabria, Madrid, Castilla— La Mancha o Extremadura. País Vasco y Cataluña no lo han puesto en marcha.
“En mi instituto solo han pasado cuatro de 14 chicos, el curso que viene vamos a tener un embudo con los repetidores”, explica el director del instituto Andalán de Zaragoza, Joaquín Conejo. “Para algunos es una segunda oportunidad pero hay otros que no tienen interés en el programa”, considera este docente. El primer curso de la FP básica, que sustituye a los antiguos Programas de Cualificación Profesional Inicial (PCPI), se implantó a la carrera en los centros el pasado septiembre.
Un portavoz del Ministerio de Educación —que inició el curso augurando 59.346 estudiantes y admite ahora en sus informes que fueron 34.728 — señala que esos datos “se corresponde con los proporcionados por las comunidades autónomas” y añaden que son los orientadores de los centros los que aconsejan la mejor vía para cada alumno, que es además quien tiene la última palabra.
El plan estrella contra el fracaso escolar no empezó con buen pie el curso pasado. La confederación de padres de la escuela pública, CEAPA, recomendó a las familias que no matricularan a sus hijos en estos ciclos alegando falta de planificación. La federación de directores de instituto, Fedadi, señaló que el plan había llegado demasiado tarde para informar bien a los estudiantes y que muchos optarían por seguir en la ESO y repetir curso. Las tasas más bajas de ocupación se registraron además en las comunidades gobernadas entonces por el PP, el partido del Gobierno.
Distintas autonomías alertaron en su última reunión con el Ministerio de Educación, celebrada el pasado 13 de agosto, de que las tasas de suspensos habían sido demasiado altas. La memoria de la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE) preveía a que el 85% de los alumnos del ciclo pasaran al segundo curso que empieza este septiembre. En Aragón hay más de un 30% de suspensos, hasta el 40% en algunos ciclos. En Castilla-La Mancha solo ha aprobado uno de cada cuatro alumnos en junio (26,6%). Un portavoz del Ministerio de Educación replica que habrá que esperar a que acabe la formación completa para hacer un análisis “realista” de los resultados.
De momento, ministerio y comunidades deben diseñar juntos cómo será el examen al que los estudiantes de estos ciclos deben enfrentarse en junio para obtener el título de la ESO, según los últimos planes de Educación. Es una opción que les reconoce la ley educativa pero que quedó en suspenso por un año porque las reválidas de secundaria no se aplicarán, en todo caso, hasta un curso después.
Mientras, los centros han probado la última fórmula contra el fracaso escolar, en el que España está a la cola de Europa. “En nuestra zona está dando buen resultado”, considera Juan Carlos Ciria, director del centro integrado ETI de Tudela. El 97% de sus alumnos han pasado de curso (28 de 29). La clave, asegura, es un profesorado “muy implicado” con los estudiantes y un reparto “equilibrado” de las 12 horas de materias más teóricas porque a estos chicos “les cuesta más el trabajo intelectual en clase”. Ciria pide materias “más prácticas” para ellos y reclama una reflexión porque son alumnos “muy jóvenes”. “Hay empresas donde no dejan hacer prácticas a alumnos menores de edad”.
Su colega en Aragón, el director Joaquín Conejo, reclama además más dotación y materiales. “En Zaragoza hay centros que imparten ciclos de Gastronomía y no tienen ni siquiera una cocina industrial”.
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