Las olas de calor disparan la quema de carbón para generar electricidad
El alza de la demanda y la caída de la eólica desbocan el uso de la fuente más contaminante
Las olas de calor que desde finales de junio han golpeado España han incrementado las temperaturas y el consumo de electricidad. La demanda ha aumentado un 13,1% en la primera quincena del mes respecto a los 15 primeros días de julio de 2014. En un momento de descenso de la eólica —también por el calor— se ha creado un "hueco" que se ha cubierto principalmente con la quema de carbón, que se ha disparado. El carbón es responsable de aproximadamente el 70% de las emisiones CO2 de todo el sector de producción de electricidad.
El carbón es el primer enemigo para muchos de los organismos internacionales que están preocupados por el cambio climático y por reducir las emisiones de CO2, el principal causante del calentamiento global. Pero las centrales térmicas que usan este combustible fósil están trabajando a destajo en España en las últimas semanas, según se refleja en el seguimiento diario que realiza Red Eléctrica Española. En los primeros 15 días del mes ha crecido un 21,5% la producción de electricidad con este combustible respecto al mismo periodo del mes anterior. El carbón es la principal fuente ahora y genera el 25% de toda la electricidad del sistema peninsular.
Este incremento del uso del carbón ha hecho que se descompense la relación entre renovables y fósiles. Durante los 15 primeros días de julio, el 67,8% de la electricidad se ha producido con fuentes no renovables. La media de 2014 fue del 57,2%, diez puntos menos que ahora.
Menos eólica
Tras este fenómeno está el aumento de la demanda de energía por las sucesivas olas de calor, que han dejado récord de temperaturas en varios puntos del país. Pero el incremento de la necesidad de electricidad no basta para explicar la forma en la que se ha disparado el uso del carbón. Ha hecho falta que baje el rendimiento de otras fuentes.
Así ha ocurrido con la energía eólica, que ha caído un 13,1% durante las dos primeras semanas de julio respecto al mismo periodo del año anterior. El calor también es el responsable. "Se produce menos porque el calor coincide con periodos anticiclónicos, que hacen que haya menos viento", detalla José María González Moya, director general de la Asociación de Empresas de Energías Renovables (Appa). "Hay menos viento y el aire es más seco; tiene menos densidad y menos fuerza para mover los generadores", explica.
El clima también influye en la caída de la generación en las plantas hidráulicas. "Este invierno no ha sido muy lluvioso y hay menos reservas de agua", indica Marta Margarit, secretaria general Sedigas, la patronal de las empresas de gas. En los meses secos se recurre menos a esta fuente para no mermar los embalses.
Las centrales de gas también incrementan la producción
El carbón está “a tope”, reconoce Mercedes Martín, directora general de Carbunión. Las olas de calor están haciendo que toda la capacidad de generación de las centrales térmicas que usan este combustible para generar electricidad se acabe consumiendo. “Como todavía queda más hueco térmico que rellenar, incluso se demandan centrales de ciclo combinado de gas”, apunta Martín. Esto ha hecho que las infrautilizadas centrales de ciclo combinado hayan empezado a funcionar durante este mes. La patronal Sedigas se ha felicitado esta semana de que se haya “reactivado su funcionamiento”. Esta asociación resaltó que el 7 de julio se alcanzó el máximo de los dos últimos años, llegando a producirse en estas plantas 154 gigavatios hora, lo que supuso que el 18,2% del mix total de generación. Se convirtió así en la tercera fuente de generación ese día, tras el carbón y la nuclear.
Sedigas se reivindicó como una alternativa ante “cualquier interrupción de las energías renovables”, que dependen del clima para producir electricidad. Pero Marta Margarit, secretaria general Sedigas, reconoce que “la utilización de los ciclos combinados sigue muy baja”. Durante las olas de calor se ha empleado alrededor del 30% de la capacidad de estas instalaciones, según admite Margarit.
A pesar del intenso calor, en el caso de la solar fotovoltaica también se ha dado una reducción (del 1,8%) de la generación de electricidad. Se debe a que con las altas temperaturas cae su rendimiento. González Moya, de Appa, sostiene, sin embargo, que "todas las fuentes de generación bajan su rendimiento con las altas temperaturas". En todo caso, la potencia instalada en España de solar fotovoltaica es bastante reducida, representa solo alrededor del 3% de la producción total.
El "hueco" en la demanda que se ha abierto con la caída de la eólica se ha cubierto con las centrales térmicas, que pueden producir energía en el momento que se necesita, aunque son más caras. Pero, a la hora de tener que tirar de esta alternativa, las eléctricas también tenían opciones: quemar gas o carbón. Las centrales de gas emiten un 60% menos de CO2 a la atmósfera que las de carbón, según detalla Sedigas. Además, según esta organización, "dado el reducido impacto ambiental pueden ubicarse cerca de los puntos de consumo, por lo que se reducen las pérdidas en líneas de transporte".
Entonces, ¿por qué se ha optado por el carbón para cubrir ese hueco? "Por el precio de mercado; el carbón es claramente ahora más competitivo", reconoce un directivo de una de las grandes compañías eléctricas españolas. "El coste variable de una central de carbón está entre los 42 y los 50 euros por megavatio hora frente a las centrales de gas natural que están entre los 53 y los 70 euros", señala Mercedes Martín, directora general de Carbunión, patronal de los productores.
Los precios internacionales del carbón cayeron más de un 50% entre 2011 y 2014, un fenómeno tras el que están los movimientos en el sector energético en Estados Unidos y China. Ambos países han reducido el uso de este combustible. En el caso de China, la demanda de carbón bajó un 3% en 2014, según los datos recabados por la Agencia Internacional de la Energía. Tras esta reducción está el incremento de la hidráulica y las renovables.
En el caso de Estados Unidos, la reducción del uso del carbón comenzó varios años atrás y está causada en gran parte por el auge de la técnica de la fractura hidráulica, que ha hecho que los precios del gas bajen considerablemente.
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