José Federico de Carvajal, un luchador elegante
El abogado, que fue presidente del Senado y diputado del PSOE, comenzó su batalla por las libertades en la clandestinidad
José Federico de Carvajal fue un socialista atípico. El que fuera presidente del Senado entre 1982 y 1989 era un hombre elegante, un dandy. En los años de la clandestinidad, acudía a esas reuniones en restaurantes con compañeros del PSOE, impecablemente pertrechado, hecho un pincel. Eso sí, su compromiso político también fue impoluto, y temprano: en 1953 ya tenía el carné del PSOE. Procedente de una familia económicamente aseada, desde muy pronto tuvo claro que en España había que luchar por las libertades.
Falleció ayer, a los 85 años de edad, según anunció la Cámara Alta en su cuenta de Twitter con un mensaje en el que lamentaba la muerte de este hombre que se dedicó a la abogacía, además de desarrollar una importante carrera política.
De Carvajal llevaba dos décadas retirado del ruedo político. Desde el año 1993.
Nacido en Málaga en 1930, fue senador del grupo socialista desde 1977. En 1982, con la victoria del PSOE, fue nombrado del presidente del Senado, cargo que desempeñó hasta el año 1989. A partir de ese momento, cambió de hemiciclo, y se convirtió en diputado del Congreso.
Ejerció como abogado antes de comenzar su andadura política. Fue defensor, por ejemplo, de presos políticos ante el Tribunal de Orden Público y en consejos de guerra. Su nombre saltó a la opinión pública en el año 1979. Fue entonces cuando tuvo que presidir la comisión gestora que se creó en el PSOE por la dimisión de Felipe González, en el célebre 28º congreso del partido, la cita en la que se rechazó la propuesta del secretario general de renunciar al marxismo.
En 1993, al abandonar la politica, retomó la abogacía y representó a los enfermos afectados por exceso de radiaciones a raíz de un fallo del acelerador de electrones del Hospital Clínico de Zaragoza.
Un año después, asumió la defensa de Paulino Barrabés, exsecretario de finanzas de UGT acusado de estafa y apropiación indebida en el plémico caso PSV, escándalo inmobiliario de la cooperativa de viviendas promovida por el sindicato que afectó a 19.000 asociados.
José Federico de Carvajal publicó en 2010 sus memorias, El conspirador galante, que presentó en el salón de los Pasos Perdidos, del Senado, acompañado por José Bono, Javier Rojo y Alfonso Guerra.
Era un gran aficionado a los trenes eléctricos. Sus amigos contaban que no era raro llegar un día a su casa y encontrárselo plenamente entregado a su pasión, en ocasiones, ataviado, incluso, con un uniforme de jefe de estación.
Fue fundador del Consejo Nacional de Mayores y de la Fundación Pro Derechos Humanos Miguel Ángel Blanco.
En octubre de 2012, recibió el premio de los Derechos Humanos de la Fundación Enrique Ruano Casanova. Acudió a recibirlo en silla de ruedas y evocó, durante el acto, celebrado en la Facultad de Derecho de la Complutense de Madrid, la memoria de víctimas del franquismo como el socialista Tomás Centeno o el comunista Julián Grimau. Además, defendió a la clase política que consiguió las libertades en España y sentenció: “El hombre sin libertad no es nada”.
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