Plantar cara al insomnio
Unos cuatro millones de españoles tienen dificultad crónica para dormir bien
El insomnio es el trastorno del sueño más frecuente entre la población. Y es cada vez más común. Por ello, la Asociación Mundial de Medicina del Sueño ha centrado sobre este problema de salud los mensajes del Día Internacional del Sueño, que se celebra este viernes.
En torno al 30% de la población adulta padece lo que los especialistas denominan insomnio transitorio, es decir, dificultad ocasional para dormir, según los datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN). Cuando esta circunstancia se alarga más allá de los seis meses, el insomnio es crónico. Esta modalidad afecta a entre el 10% y el 15% de la población, a unos cuatro millones de españoles.
Seis claves para dormir bien
1. Llevar un ritmo de vida regular. Mantener estables tanto los horarios de sueño como de comida. Aprovechar los ciclos de luz para ajustar los horarios.
2. Evitar agentes externos que pueden importunar el descanso, como el ruido u otro tipo de estímulos (televisión, móviles, tabletas).
3. Evitar las comidas copiosas y las bebidas estimulantes, sobre todo antes de dormir.
4. Practicar deporte y llevar un estilo de vida activo.
5. No tomar medicamentos para dormir sin consultar a un especialista.
6. Acudir al médico si se sospecha que se padece algún trastorno del sueño
Fuente: Sociedad Española de Neurología
¿Cuándo se considera que una persona tiene insomnio? “Es tan fácil como percibir que el sueño no es reparador ni de calidad, cuando repercute en la vida diaria”, responde a este diario Hernando Pérez Díaz, coordinador del grupo de estudio de trastornos de la vigilia y el sueño de la SEN.
Existen distintos tipos de insomnio. El más frecuente (entre el 60% y el 70% de los casos que llegan a las consultas) y uno de los que mejor tratamiento presenta es el relacionado con la dificultad de coger el sueño, el denominado de conciliación. “Está muy relacionado con la ansiedad, con el estrés”, comenta el especialista de la SEN. Pérez Díaz explica que una buena terapia de reeducación del sueño acaba con este problema en siete de cada 10 pacientes. Entre las claves para mejorar la calidad del descanso se encuentra limitar el tiempo que se permanece despierto en la cama.
Otro tipo de insomnio se manifiesta con un despertar súbito y precoz a medianoche, tras el cual es imposible retomar el sueño. Es el segundo tipo más frecuente y afecta a un 20% de los pacientes. “Se asocia más con la depresión”.
En ambos casos, el apoyo puntual de medicamentos (melatonina, antidepresivos tricícicos) bajo supervisión del médico puede ser un buen apoyo, sobre todo cuando las alteraciones nerviosas están en la raíz de la falta de descanso. Los especialistas advierten del abuso de otro tipo de fármacos, las benzodiacepinas, muy usadas para combatir la vigilia involuntaria. Su empleo, comentan, no debe rebasar las 12 semanas. “Es un medicamento que crea dependencia, he visto casos de personas que las han consumido durante 20 años, y no hay que olvidar sus efectos secundarios”. Sus efectos sedantes y depresores del sistema nervioso no solo favorecen las caídas (y las peligrosas fracturas en la población mayor), sino también apneas (la interrupción súbita de la respiración nocturna) e incluso recientemente se ha vinculado su abuso con el alzhéimer.
Hay otros tipos de insomnio: el relacionado con el despertar repetido durante la noche (sueño fragmentado) y el llamado paradójico, que se caracteriza por el cansancio del paciente llevado por la sensación de haber dormido menos horas de las que en realidad ha descansado. Son, con la sensación de sueño poco reparador, los casos menos frecuentes y en buena parte de ellos, es conveniente practicar estudios del sueño (polisomnografia, el test de latencias múltiples o pulsioximetria).
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