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El presidente de Enresa dimite tras ser desautorizado por Industria

El ministerio cuestiona las prisas de Gil-Ortega por adjudicar las obras del almacén nuclear

Francisco Gil-Ortega, presidente de Enresa.
Francisco Gil-Ortega, presidente de Enresa.

El máximo responsable de Enresa, Francisco Gil-Ortega, que entró en esta empresa pública en 2012 de la mano de la presidenta castellano-manchega, María Dolores de Cospedal, ha decidido dimitir este martes. El principal encargo con el que llegó el exalcalde del PP de Ciudad Real era poner en marcha el futuro almacén de residuos nucleares. El cese —por "razones personales", según la versión difundida por Enresa— se produce tres días después de que el Ministerio de Industria desautorizara a Gil-Ortega, precisamente, en la gestión de la adjudicación de la obra principal de este silo previsto para Villar de Cañas (Cuenca). Estas obras debían comenzar esta legislatura, pero las dudas sobre los suelos pueden hacer inviable el calendario de un proyecto que tiene un presupuesto global de casi 1.000 millones.

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El sucesor de Gil-Ortega será Juan José Zaballa, actual director general de Paradores y hombre de confianza del ministro de Industria, José Manuel Soria, según fuentes del Gobierno. El Ejecutivo sostiene que el nuevo presidente decidirá sobre la paralización o no de este concurso público.

 La actual dirección de Enresa, la empresa que tiene el encargo de gestionar los residuos radiactivos de España, pretendía cerrar el contrato de adjudicación de la obra principal del Almacén Temporal Centralizado (ATC) entre febrero y marzo, sin esperar a que el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) conceda los permisos. El CSN, como órgano supervisor, está reclamando una gran cantidad de datos adicionales, muchos centrados en la idoneidad de los suelos, que ha sido puesta en duda por la auditora URS.

Partidos políticos y organizaciones ecologistas habían alertado del supuesto contrasentido de adjudicar la obra —por un coste máximo de 217 millones, sin contar el IVA— sin esperar a los permisos del CSN. Fuentes del Ministerio de Industria señalaron el viernes pasado a EL PAÍS que esas mismas dudas las compartía el departamento de José Manuel Soria, que tutela a Enresa y que cuenta con tres de los 11 representantes del consejo de administración de la sociedad. Industria entendía que era "de sentido común" esperar los permisos del CSN, ya que podrían modificar las características de la obra. Fuentes del Gobierno han achacado la dimisión —que se hará efectiva en unos 15 días— a que Gil-Ortega estaba "muy presionado".

El PSOE, que en su día incluyó a Villar de Cañas en la lista de ocho candidatas a albergar el ATC, ha interpretado que "la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría no comparte las prisas que tiene Cospedal por dejar adjudicado antes de las elecciones autonómicas [en mayo] el millonario negocio". "La dimisión de Gil Ortega se debe a que ni Industria, ni Moncloa quieren dar un paso más hasta que el CSN garantice que los terrenos son viables", ha añadido la portavoz del PSOE de Castilla-La Mancha, Cristina Maestre.

Villar de Cañas se incluyó en la lista de aspirantes en la anterior legislatura. Pero fue el PP el que, al poco de llegar a La Moncloa, decidió que el municipio conquense era el elegido. Los plazos fijados establecían que las obras comenzarían esta legislatura. Enresa sacó a concurso la obra civil principal a principios de septiembre. Pero, a mediados de ese mismo mes, el CSN envió a la compañía pública un informe en el que reclamaba información adicional, mucha centrada en la viabilidad de los suelos. Está previsto que el CSN reclame en las próximas semanas otro paquete de información.

Fuentes de Enresa han dicho este martes que, "de momento", no ha habido contraorden respecto a los plazos de la adjudicación abierta.

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