La renovación y el ‘efecto Podemos’ sumen a IU en una revolución interna
La formación intenta reafirmarse como la “única fuerza organizada” en la izquierda
Izquierda Unida vive una revolución interna. El éxito de Podemos, la formación que lidera Pablo Iglesias y que logró 1,2 millones de votos y cinco eurodiputados en las elecciones europeas del 25 de mayo, está acelerando un proceso que ya estaba en marcha. El terremoto se inició, al menos formalmente, el pasado 28 de junio, en el Consejo Político que dio las riendas de la formación y su estrategia para las próximas elecciones al joven diputado Alberto Garzón. Esta circunstancia está relacionada, según la dirección, con la necesidad de “converger” con otras fuerzas (incluida Podemos) y con movimientos ciudadanos, lo que la dirección llama el bloque social y político, en el que pretende llevar la iniciativa.
Nadie cuestiona que el actual coordinador federal, Cayo Lara, ha tenido el mérito de pacificar la formación en los últimos años, pero su relevo a medio plazo parece inevitable, sobre todo tras el efecto Podemos. El propio Lara amenazó en la última reunión ante la plana mayor del partido con abrir una crisis interna y retó a los críticos a convocar una asamblea extraordinaria para elegir una nueva dirección. Y, aunque esa amenaza no se llegue a consumar, lo que tiene que abordar la presidencia federal de IU ya este sábado será el debate sobre las fechas de celebración de las primarias abiertas a simpatizantes para los candidatos a las elecciones municipales y autonómicas. Un auténtico hito en la formación.
La federación debate este sábado la fecha para unas primarias abiertas
En este contexto, Garzón y su equipo están a punto de poner en marcha su estrategia. Mañana intervendrá en Madrid en un acto junto a Lara y al coordinador regional, Eddy Sánchez, para llamar a “un nuevo proyecto de país”. Un documento sobre la propuesta de trabajo para la acción política, al que ha tenido acceso EL PAÍS, establece como una de las metas la reafirmación de un “perfil propio”. “El objetivo es recuperar la ilusión en función de la constatación de que tenemos un perfil propio que nos permite dar la batalla a quienes quieren eliminarnos de la escena política, porque saben muy bien que somos la única fuerza organizada con capacidad de diseñar un proyecto alternativo de sociedad”.
Esta reflexión tiene una doble lectura, porque, si alude abiertamente a lo que IU llama “bipartidismo monárquico” (PP y PSOE), también tiene que ver con otras fuerzas, como Podemos, con las que la federación de izquierdas quiere converger sin verse perjudicada. Esto es, llevando la batuta, sobre todo en los municipios en los que mantiene una estructura fraguada a lo largo de décadas.
El escrito reconoce que “en este momento todo parece estar en cuestión”. Por tanto, considera que “es más necesario que nunca tener un plan de trabajo que sea algo más que una enumeración de actividades a realizar: se trata de organizar una reacción desde nuestra base para plantear la necesidad de rebelión democrática desde los municipios, comarcas y provincias”. La dirección de IU insta a “situar la acción política por encima de las cuitas internas”, en referencia a las tensiones sucesorias, y fija ya un plan y un calendario para otoño centrados en la “confrontación con la política antisocial del Gobierno y el mandato de la troika” y en la defensa de un referéndum sobre el modelo de Estado.
Sus dirigentes han empezado a trabajar en la organización de una movilización para finales de noviembre y en un encuentro sobre sanidad y educación en septiembre. Más a corto plazo, se presentará un manifiesto que servirá como punto de partida para el trabajo de la secretaria de Proceso de Constituyente, coordinada por Garzón.
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