El Gobierno estaba dispuesto a casi todo... pero Adelson pidió demasiado
El magnate estuvo en Madrid hace un mes con el Ejecutivo
Mariano Rajoy, siempre cauto en sus declaraciones públicas, lo dejó muy claro en mayo, pocos días después de verse en secreto en La Moncloa con Sheldon Adelson: “Eurovegas es un buen proyecto que va a generar muchísimos puestos de trabajo en España”. Pese a que los lentos tiempos del Gobierno de Rajoy han exasperado más de una vez a Ignacio González, presidente de Madrid, y al propio Adelson, el apoyo del Ejecutivo a este proyecto, aseguran distintos miembros del Gobierno, ha sido inequívoco desde hace meses y hasta el último día. Hace solo un mes, el propio Adelson volvió a parar en Madrid en una escala desde Israel y almorzó con Jaime García Legaz, secretario de Estado de Comercio y principal negociador de Rajoy. Hasta hace dos semanas, según el Ejecutivo, el proyecto y las negociaciones seguían adelante. Adelson pedía muchas garantías, pero nadie pensaba hace un mes, tras esa comida, que se fuera a frustrar.
El Gobierno estaba dispuesto a casi todo lo que le había pedido Adelson. Y mucho más la Comunidad de Madrid, que ya había cambiado diversas leyes, en especial en fiscalidad del juego, e incluso estaba dispuesta a ir más allá. El Ejecutivo ya había tomado hasta la decisión política más difícil: cambiar la ley del tabaco. Lo que no quería era llevar el texto al Congreso antes de que empezara a construirse el proyecto. Pero la garantía dada a Adelson era total y Ana Mato y su equipo ya trabajaban en la fórmula, que consistiría en permitir fumar en zonas de los casinos con tecnología avanzada de extractores (como ya se hace en Las Vegas) para poder garantizar un aire similar al de las zonas de no fumadores.
Todo parecía listo. El Gobierno sabía que había divisiones dentro del consejo de administración de Las Vegas Sands sobre el proyecto de España, pero estaba seguro de contar con la decisión de Adelson, la más importante. Y así se lo dijo el empresario a Rajoy, a González, a García Legaz y a todos sus interlocutores españoles. El presidente madrileño temía que Adelson, ya anciano, pudiera tener algún problema y el proyecto fracasara, por lo que presionó al Gobierno, en privado pero sobre todo en público, para que se diera prisa. Esos avisos y las presiones de Las Vegas Sands tuvieron su efecto y las negociaciones, hasta este verano, iban por buen camino. Tanto, que la empresa se gastó el dinero en presentar a finales de julio en la Comunidad de Madrid su proyecto, según destacan en el Ejecutivo.
Ya entonces los representantes de Adelson en España, el despacho de abogados Garrigues, trasladaron la idea de que quería un compromiso escrito de la Comisión Europea de que todo estaba en regla y se aceptaban las ventajas fiscales y de todo tipo que iba a tener el proyecto. Así que el Ejecutivo se puso a trabajar con el equipo de Joaquín Almunia, comisario de Competencia. Pero avisó a Adelson de que llevaría su tiempo y Bruselas no aceptaría todo lo que se le pidiese.
La clave, según fuentes del Ejecutivo, está en el miedo que le entró a Adelson después de sufrir varios problemas tras el verano en Macao y Singapur, sus principales centros de negocio, por cambios normativos que han reducido allí sus enormes beneficios. El empresario empezó a temer que en España pudiera pasarle lo mismo y pidió más garantías tanto del Gobierno como de la Comisión Europea. Por ejemplo, reclamaba deducciones en el impuesto de transmisiones patrimoniales, que Bruselas rechazó.
El Gobierno dice que no es cierto que al perder los Juegos Olímpicos para Madrid frente a Tokio, Eurovegas perdiera también fuerza frente al proyecto asiático. Adelson estuvo en Madrid después de ese fracaso olímpico español y seguía adelante.
Pero hace dos semanas llegó el mazazo. Garrigues trasladó al Gobierno nuevas exigencias: un blindaje total de que no habría cambios normativos y en caso contrario habría compensaciones económicas. “Las Cortes son soberanas. Asumir una indemnización por cambio normativo futuro es algo que no existe, yo no lo he visto nunca”, aseguró este viernes la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría.
Con enorme preocupación, el Gobierno hizo una última consulta a Bruselas. La respuesta llegó a principios de esta semana: ofrecían alguna fórmula de seguridad jurídica, pero a Las Vegas Sands no le valía. El proyecto estaba muerto. En el Gobierno aseguran que se ha hecho todo lo posible. Otros miembros del Ejecutivo creen que Adelson decidió prescindir de Eurovegas, un proyecto enorme, y concentrarse en Asia. Y puso condiciones imposibles como excusa para romper.
En el Ejecutivo no hay satisfacción, sino frustración porque se intentó todo y se mojaron mucho, Rajoy incluido. La única satisfecha podría ser Mato, que ya no tendrá que asumir el coste de cambiar la ley del tabaco.
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