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Rajoy ve un “enorme error” reformar la Constitución para evitar la crisis catalana

El Gobierno aparca el contrainforme de agravios, pero no varía su posición de fondo

Foto: reuters_live | Vídeo: LUIS SEVILLANO / ELPAÍS-LIVE

Después de fuertes presiones empresariales, en la última semana ha habido muchos movimientos de acercamiento entre el Gobierno y la Generalitat. Pero todos los interlocutores consultados insisten en que se trata de una cuestión más formal que de fondo, porque las posiciones siguen alejadísimas y se da prácticamente por hecho que antes de final de año habrá fecha y pregunta para la consulta. El Gobierno mostró este martes ese doble juego. Por un lado, desplegó las buenas formas y planteó la posibilidad de aparcar el prometido contrainforme sobre las inversiones en Cataluña, y por otro Mariano Rajoy cerró la puerta que quiere abrir el PSOE, esto es la reforma constitucional.

Rajoy, en un discurso que parecía más pensado para su propio partido y su entorno mediático, que le presionan para que sea tajante con Cataluña, fue claro: “Si hay propuestas, estaré abierto al diálogo, pero hay algunos temas sobre los que a mí no se me puede pedir que ceda. El artículo 1 y 2 de la Constitución, España y la soberanía nacional para mí no son negociables. Y para usted estoy seguro de que tampoco”, le espetó en el Senado al socialista José Montilla, anterior president de la Generalitat. Rajoy fue muy aplaudido por la bancada popular.

Esos dos artículos, sobre todo el segundo —“La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles”—, son los que, según el Gobierno, frenarán cualquier intento de consulta que puedan hacer las instituciones catalanas.

El presidente de la firma insiste en que Cataluña “es parte esencial de España”

En realidad, la reforma de la Constitución que plantea el PSOE no incluye tocar esos artículos. El PSOE, como el PP —no así el PSC—, rechaza la autodeterminación. Rubalcaba plantea ahondar en un Estado federal y mejorar el reconocimiento de Cataluña para dar una salida a la tensión. Pero Rajoy no ve esta salida. De hecho, este martes, además de esa defensa de la Constitución, lanzó otro mensaje político aún más de fondo, dirigido a Rubalcaba y a Artur Mas.

“Tengo la impresión de que plantear una reforma de la Constitución para dar satisfacción a alguien que no se va a sentir satisfecho con esa reforma de la Constitución es un enorme error. Yo desde luego no lo voy a hacer”, planteó el presidente, de nuevo con grandes aplausos del PP. El mensaje era evidente: Rajoy le dice a Rubalcaba que ni Mas ni los independentistas se van a contentar con la reforma constitucional, con lo que no vale la pena iniciar ese viaje. Desde el PSOE, sin embargo, insisten en que el presidente está obligado a intentar esa salida o proponer una alternativa, porque el tiempo no arreglará este problema, más bien lo agravará, como le dijo Montilla.

La Constitución

» Artículo 1.2 La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado.

» Artículo 2. La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas.

Tanto el PSOE como CiU creen que uno de los problemas fundamentales de esta situación está en el PP y sus barones, que en su opinión no dejan a Rajoy ningún margen de maniobra. A la vez, tanto el PSOE como el PP creen que Mas ha ido tan lejos que también tiene poquísimo espacio para girar. Y, por último, el PP cree que Rubalcaba ha hecho esta apuesta de la reforma de la Constitución como salida a su crisis interna con el PSC. Lo cierto es que todos culpan a los demás, pero la situación parece lejos de resolverse. El Gobierno insiste en que la única salida es reforzar y defender el Estado de las autonomías, y no la vía federal. “No estamos dando la respuesta del silencio, estamos dando la respuesta de la afirmación de este Estado de las autonomías”, contestó Cristóbal Montoro a Joan Saura, otro destacado miembro del Gobierno tripartito, este por ICV.

Y mientras este debate sobre las soluciones se producía en el Senado, desde el Gobierno se lanzaban otros mensajes de acercamiento o al menos de no agresión a la Generalitat.

El secretario de Estado de Administraciones Públicas, Antonio Beteta, aseguró que Hacienda no redactará un “contrainforme” sobre los supuestos agravios del Gobierno central a Cataluña denunciados por la Generalitat hasta que “el conjunto de la parte catalana se ponga de acuerdo”. Beteta se refería a las discusiones entre Francesc Homs, que presentó la lista de agravios, y Josep Antoni Duran. Lo cierto es que Montoro prometió ese contrainforme hace tres semanas y está hecho, pero el Gobierno parece aparcarlo para mostrar buena voluntad. Los gestos siguen, aunque el fondo no parece cambiar.

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