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El PSOE propone un impuesto único para que el patrimonio pague IRPF

Los socialistas piden un nuevo modelo fiscal que recaude 40.000 millones más en cinco años Los bancos abonarían dos tasas, una por sus deudas y otra por los ‘bonus’ de los directivos

El PSOE ha puesto por fin negro sobre blanco el “impuesto a las grandes fortunas” que prometió en la campaña electoral de 2011 y que desde entonces ha reclamado al Gobierno varias veces. Resulta que no es exactamente un impuesto nuevo, ni se aplicaría solo a las grandes fortunas, pero el objetivo es el mismo: que los grandes patrimonios paguen los impuestos que ahora eluden con trucos legales de ingeniería fiscal. La propuesta es esta: unificar en un solo impuesto los actuales de IRPF y Patrimonio, de modo que cada ciudadano pague “según su capacidad económica, independientemente de qué tipo de riqueza tenga y dónde la tenga invertida”, explicó ayer la responsable de Economía del partido, Inmaculada Rodríguez-Piñero.

La propuesta de reforma fiscal en el que el PSOE lleva trabajando un año, con esta y otras novedades, será presentada hoy sábado en el tercer “diálogo abierto con la ciudadanía”, que el partido celebra en Badajoz (aunque los detalles no se cerrarán hasta octubre). La meta es producir un “cambio total en el modelo fiscal” español.

- Objetivo: recaudar más. El PSOE sostiene que el problema de la economía en España no es el gasto público, “que es cinco puntos inferior a la media europea”, sino la recaudación. No es que el Estado gaste mucho, es que los ciudadanos pagan pocos impuestos; o mejor dicho, que muchos ciudadanos no pagan impuestos. Los pagan, principalmente, las clases medias: “Las rentas del trabajo soportan el 90% de la recaudación”, subraya Rodríguez-Piñero. Y la presión fiscal del conjunto del país es ocho puntos inferior a la media europea: el 32,4% del PIB frente al 40,1% en Europa.

El PSOE bajó los impuestos cuando gobernaba. Ahora, por el contrario, propone un paquete de medidas para aumentar la recaudación cuatro puntos en cinco años —pasar del 32% al 36% del PIB, unos 40.000 millones más—; y, sobre todo, cambiar el modelo para que “paguen más los que más tienen y los que no pagan”.

- Impuesto sobre la riqueza, sin distinciones. La idea de los socialistas es unificar en un solo impuesto lo que ahora son dos: el de la renta (IRPF) y el de Patrimonio, aplicándole a ese tributo resultante los mismos tipos impositivos que ahora tiene el IRPF. Así, lo que ahora se declara como renta seguiría igual; a lo que se declara como patrimonio, en la forma que sea (casas, fondos de inversión,...), se le estimaría una rentabilidad media —el PSOE baraja una cifra del 3%— y lo que resultara tributaría también por IRPF. Eso tras restar el mínimo exento, que ahora está en 700.000 euros incluyendo la vivienda habitual. Por ejemplo, una persona con un patrimonio de dos millones de euros tendría exentos 700.000; a los 1,3 millones restantes se les aplicaría el 3%, y la cifra resultante (39.000 euros) es sobre la que se aplicaría el tipo que le tocara del nuevo impuesto, que pasaría a llamarse “impuesto sobre la riqueza” o “de la renta y la riqueza”.

Rodríguez-Piñero subraya que el objetivo es “que los grandes patrimonios paguen”. “Ahora hay muchas formas para eludir el impuesto de patrimonio: crear sociedades patrimoniales, tener el dinero en fondos como las SICAV... Con esta fórmula eso se acabaría: seguiría habiendo sociedades patrimoniales y SICAV, pero cada año a ese patrimonio se le estimaría una renta por la que tendría que pagar”, afirma.

- Doble tasa a los bancos. El impuesto a los bancos es otra promesa electoral que ahora el PSOE concreta: se trataría de dos impuestos: uno que grave el pasivo de las entidades (no los depósitos ni el capital sino el endeudamiento financiero) y otro sobre las retribuciones variables (los bonus que cobran los directivos) y los beneficios extraordinarios.

- IVA para la educación y la sanidad privadas. La propuesta de reforma fiscal del PSOE no propone cambiar los tipos impositivos actuales del IRPF y del IVA. Ni bajarlos ni subirlos. Pero sobre el segundo de ellos sí plantea otras modificaciones: por un lado, devolver al tipo hiperreducido(4%) el IVA de la cultura y de productos higiénicos básicos. Por otro, eliminar la exención de la que ahora disfrutan la educación y la sanidad privada (la concertada y la pública seguirían estando exentas).

- La maraña de las deducciones. Paradójicamente, las pequeñas empresas pagan hoy más en impuesto de sociedades que las grandes, porque estas se acogen a infinidad de desgravaciones. El PSOE propone revisar esa “maraña de deducciones”; mientras decide cuáles elimina, pide un mínimo efectivo del 15% para grandes empresas (ahora no llegan al 8%). Y recupera su propuesta de gravar igual las rentas del trabajo y las de capital. No se plantea el PSOE, sin embargo, cobrar más a las SICAV, refugio de grandes fortunas (que tributan al 1%), aunque Rodríguez Piñero asegura que pagarán más, de hecho, por la vía del impuesto único sobre la riqueza. Los socialistas piden que las SICAV estén sometidas a inspecciones y que se fije un plazo máximo de permanencia de las plusvalías.

- Cuentas de ahorro individualizadas. El PSOE también quiere acabar con el privilegio de los planes de pensiones, extendiendo sus deducciones fiscales —que disfrutan más las grandes rentas— a otras formas de ahorro: crear “cuentas de ahorro individualizadas” en las que cada persona pueda elegir si ahorra para su pensión o para, por ejemplo, la educación de sus hijos. Pero obligando (hay que detallar cómo) a que el dinero se use finalmente para lo que se dijo.

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