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El Ejército ‘ocupa’ Isla de Tierra

Tres militares se han instalado en el peñón con una tienda de campaña para evitar la entrada de inmigrantes. Marruecos mantiene la vigilancia en su costa

Mónica Ceberio Belaza
Un helicóptero militar marroquí sobrevuela la playa de Sfiha frente a los peñones españoles.
Un helicóptero militar marroquí sobrevuela la playa de Sfiha frente a los peñones españoles.ULY MARTÍN

Tres militares vigilan día y noche Isla de Tierra, el islote español pegado a la costa marroquí en la bahía de Alhucemas en el que la semana pasada entraron 89 inmigrantes para tratar de forzar su traslado a Melilla o a la Península. El Ejército va a controlar el diminuto peñasco el tiempo que haga falta, según indican fuentes gubernamentales, para evitar que más sin papeles utilicen esa vía como forma de entrar en España. Los soldados del contiguo Peñón de Alhucemas han colocado en el islote una tienda de campaña con presencia las 24 horas al día.

La crisis en torno al peñasco, alejado de la playa marroquí de Sfida (Ajdir) por apenas unas decenas de metros, se zanjó a través de un acuerdo con Marruecos, por el cual España se hizo cargo de los menores, sus madres y las mujeres embarazadas —16 personas en total— y entregó a Marruecos a los otros 73 ocupantes. Los inmigrantes fueron después expulsados de inmediato a través de la frontera con Argelia, aunque al día siguiente muchos de ellos ya estaban de vuelta en la ciudad marroquí de Oujda y otros incluso habían emprendido viaje hacia Nador y la frontera de Melilla.

El objetivo de ambos Gobiernos es dejar claro que ahora mismo no entrará ningún inmigrante por el islote. Su esperanza es que las mafias constaten que es un camino vedado y se cansen de seguir explorándolo. Las 89 personas que lograron entrar en el peñasco la semana pasada lo hicieron en dos grupos. Uno de 19 el miércoles 29 de agosto y otro de 70 el domingo 2 de septiembre. Era la primera vez que los inmigrantes trataban de llegar a España instalándose en Isla de Tierra, aunque la vía de los islotes de soberanía española y peñones ya había sido explorada: en mayo arribó la primera patera al archipiélago de las Chafarinas —después lo hicieron cinco más— y la llegada de lanchas a la isla de Alborán se acentuó con la entrada de 250 subsaharianos entre enero y agosto.

La vigilancia en la orilla marroquí de la bahía de Alhucemas también se ha multiplicado. La playa está controlada durante el día por decenas de agentes, algunos de uniforme y muchos de paisano, que vigilan los movimientos de cada uno de los bañistas y paseantes de la playa. Por la noche, cualquier sonido es analizado como potencial peligro.

En la madrugada del viernes hubo una actividad frenética en la zona, tanto en la española Isla de Tierra como en la marroquí playa de Sfida. Unos y otros comenzaron a buscar inmigrantes. Los militares españoles peinaban el peñasco y sus accesos para ver si alguien había entrado o tenía intención de hacerlo. Los agentes marroquíes, por su parte, buscaban por toda la playa y las colinas de los alrededores si había alguien escondido entre los árboles. Durante la tarde, un helicóptero militar marroquí había sobrevolado a baja altura el litoral.

La noche era muy oscura, solo iluminada por los rayos de una gran tormenta. Mientras algunos agentes marroquíes recorrían la zona con linternas —llegando a entrar incluso en casas particulares por si pudiera haber alguien escondido—, una veintena se agolpaba en la parte de la orilla más cercana a Isla de Tierra controlando cada centímetro de arena. El dispositivo duró un par de horas aproximadamente, hasta las tres, hora española. Pero incluso más tarde se podía apreciar de tanto en tanto alguna linterna que seguía iluminando la zona.

España y Marruecos consideran que han resuelto el conflicto del islote de forma satisfactoria para ambos, pero las críticas de las ONG por el procedimiento empleado para entregar a los 73 inmigrantes al país magrebí han arreciado. La Defensora del Pueblo, Soledad Becerril, ha abierto una investigación para pedir más información al Ministerio del Interior sobre lo sucedido.

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Sobre la firma

Mónica Ceberio Belaza
Reportera y coordinadora de proyectos especiales. Ex directora adjunta de EL PAÍS. Especializada en temas sociales, contó en exclusiva los encuentros entre presos de ETA y sus víctimas. Premio Ortega y Gasset 2014 por 'En la calle, una historia de desahucios' y del Ministerio de Igualdad en 2009 por la serie sobre trata ‘La esclavitud invisible’.

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