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Rajoy busca el apoyo de Merkel para un rescate suave a España

El presidente del Gobierno tratará hoy de despejar las intenciones alemanas y convencer a Merkel de que no debe haber más condiciones porque España ya cumple lo pactado

Carlos E. Cué

Todo cambió con la victoria de François Hollande en Francia y sobre todo con el rescate bancario de España, que llegó poco después. Hasta entonces, Mariano Rajoy había tratado de venderse como un aliado fiel de Angela Merkel. Aplaudía todas sus posiciones, buscaba su respaldo en todo. Quería venderse como un alemán en Madrid. Pero el rescate, forzado por Merkel y otros —solo 15 días antes Rajoy lo había descartado—, y la escalada de la prima de riesgo española empezaron a distanciarles. Hoy Merkel le visita en La Moncloa en un momento trascendental.

Poco a poco, el presidente español cambió su estrategia y se acercó a François Hollande y Mario Monti. Y en la cumbre del 29 de junio pasado, el fiel aliado de los alemanes dejó de serlo y se sumó a Monti para forzar a Merkel a girar. Un auténtico pulso capitaneado por el italiano. “Es lógico que las cosas se hayan enfriado entre ambos, Rajoy se enfrentó a ella en la cumbre”, resume un miembro del Gobierno. Desde entonces, las críticas de los alemanes hacia Rajoy son constantes, en público y sobre todo en privado. Y el PP lanza críticas contra Merkel, antes aliada, como responsable del bloqueo europeo.

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Sin embargo, pasa el tiempo, la situación económica española se complica cada día más y la realidad es tozuda: todas las decisiones europeas siguen girando en torno a Alemania. Rajoy necesita a Merkel mucho más de lo que la alemana necesita al español, admiten en el Ejecutivo. El presidente, que en julio dio su brazo a torcer, subió el IVA, como le pedían entre otros los alemanes, y aprobó recortes aún más duros, prepara ahora unos Presupuestos para 2013 durísimos —se presentarán en pocas semanas— y busca un reencuentro con Merkel.

Desde que España se alineó con Monti son constantes las críticas de Alemania

La ocasión para buscar ese pacto llega hoy en Madrid, en una cita clave preparada a conciencia por el equipo de Rajoy con dos objetivos muy claros. Uno se contará en público, el otro no.

El primero: tratar de vender al mundo, especialmente a los inversores que presionan sobre la prima de riesgo española, que Alemania confía en España. Escenificar, con un gran encuentro empresarial organizado por las dos patronales, que Alemania apuesta por el futuro de España, que no hay ninguna posibilidad de que Madrid salga del euro, que nada tiene que ver la situación española con la de Grecia. Y de paso convencer a los empresarios alemanes que acudan de que España está haciendo los recortes que le han pedido.

Ese objetivo, sobre todo el de la escenificación, está ya casi logrado. Fuentes del Ejecutivo señalan que los dos equipos han pactado ya que Merkel y Rajoy harán en Madrid una gran declaración de apoyo al euro, para intentar despejar esas dudas. Pero el segundo, el que más preocupa en La Moncloa, es mucho más difícil de lograr, y tampoco se sabrá si se ha conseguido hasta dentro de un tiempo, aunque alguna pista dará la rueda de prensa conjunta de ambos líderes. A solas con Merkel en su despacho, donde se tejen las grandes decisiones, Rajoy tiene un objetivo clarísimo, según varias fuentes gubernamentales: descubrir cuáles son las intenciones reales de la canciller sobre el nuevo rescate suave a España, esto es, la intervención conjunta del BCE y del fondo europeo para comprar deuda española —para lo cual España antes tiene que pedirlo, como dejó claro Mario Draghi—, y sobre todo convencerla de que España está dispuesta a pedir esa ayuda, pero siempre que no incluya nuevas condiciones durísimas —lo que más preocupa al Ejecutivo es tener que recortar las pensiones—.

La Moncloa intenta que una nueva ayuda no incluya peores condiciones

Tanto Draghi como distintos dirigentes alemanes, incluida Merkel, han dejado claro que la compra de deuda solo llegará a cambio de “estrictas condiciones”. Y ahí está el punto. Rajoy, según coinciden varias fuentes gubernamentales, tiene ya prácticamente asumido el nuevo rescate —al que nunca llamará así— porque España no puede financiarse mucho más tiempo a los precios actuales, sobre todo ahora que llegan los 24.000 millones de vencimientos de octubre. Sin embargo, el resistente Rajoy está dispuesto a aguantar un poco más y sobre todo intentará convencer a Merkel de que España ya está haciendo esfuerzos muy duros, está cumpliendo lo que le piden y esos recortes están agravando la recesión. Por eso el Ejecutivo, y en especial el ministro Luis de Guindos, el principal negociador del rescate bancario y ahora de la nueva ayuda, se esfuerza para intentar que las condiciones se limiten a las ya comprometidas, esto es, el cumplimiento de los objetivos de déficit, que fuerzan los durísimos recortes, pero no más.

No parece nada sencillo que Rajoy logre convencer a Merkel de eso. La canciller, admiten en el Ejecutivo, tiene mucha presión en Alemania, de sus socios liberales y de parte de su partido, para que exija muchos más recortes a España e incluso para que rechace la compra de deuda. Esas tensiones internas preocupan mucho al Gobierno; por eso Rajoy intentará descubrir de verdad en qué posición está Merkel y hasta dónde puede llegar.

Rajoy cuenta con un aparente aliado con mucho riesgo, como Mario Draghi, gobernador del BCE. El Gobierno confía en que hoy se aprueben en la reunión del Banco Central las decisiones apuntadas en la última cita, el 2 de agosto. Lo que más teme La Moncloa es que le pase como ese día. Monti y Rajoy estaban reunidos en Madrid mientras Draghi hablaba. Dijo que habría estrictas condiciones para esa compra de deuda, que los países tenían que pedir el rescate si querían ayuda, y las Bolsas italiana y española se desplomaron mientras las primas subían. Al día siguiente la cosa mejoró, pero la imagen de Monti y Rajoy aguantando ese chaparrón no se olvida en La Moncloa, donde confían en que hoy —de nuevo Draghi habla antes que Merkel y Rajoy— no se repita. Es más, creen que si dice lo que espera el Gobierno, la prima seguirá bajando —ayer cayó de 500— y Rajoy podrá ganar algo de tiempo.

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