Rajoy lanza el mayor ajuste contra la crisis
Subirá el IVA, bajará el sueldo de los funcionarios, se reducirán las prestaciones de los parados y el número de concejales. Asegura que no le gustan las medidas
España cambió radicalmente desde ayer. En cumplimiento de las exigencias de la Unión Europea, habrá impuestos más elevados, los funcionarios tendrán menos salarios, los parados menos prestaciones, los ciudadanos menos servicios y las administraciones públicas menos estructura, según anunció ayer Mariano Rajoy en el Congreso.
El presidente del Gobierno certificó también el giro de su proyecto político Y de su programa, al exponer una serie de medidas que, según admitió reiteradamente, no quisiera tomar y que han sido expresamente rechazadas por él y por sus ministros hasta la misma víspera.
El IVA general subirá del 18% al 21% y el reducido del 8% al 10%; los funcionarios no recibirán paga de Navidad y tendrán menos días libres y movilidad; se reducirá en un 30% el número de concejales y se limitarán sus salarios; los nuevos parados recibirán un 10% menos de prestación a partir de los seis meses; se reducirá la dependencia; se aplicará un recorte adicional de 600 millones en los ministerios; se extremarán las medidas de control sobre las cuentas autonómicas y municipales; las diputaciones asumirán competencias de ayuntamientos pequeños y disminuirá el número de liberados sindicales, entre otras medidas que tendrán impacto social.
Un hachazo de 65.000 millones de euros en dos años, que cumple las exigencias de la Unión Europea y los mercados y que supone el mayor recorte de la historia, el cuarto de los llevados a cabo por Rajoy desde que llegó al Gobierno el pasado mes de diciembre. “El Estado patas arriba”, según la descriptiva expresión de la diputada Uxue Barkos (GaraiBai).
El presidente del Gobierno fue al Congreso con un discurso larguísimo que arrancó con el balance de la última cumbre europea y terminó con el relato de las medidas que se adoptarán de forma inmediata y una justificación reiterada: No tengo más remedio que hacerlo, aunque no me guste.
Solo al final puso alguna frase con algún gramo de alma y sentimiento, pero dentro de un relato gris, de eurócrata y sin dejar de interpretarlo en un tono frío y monocorde. Tan distante y desganado como si las medidas de drástico recorte fueran el resultado automático de la suma de factores fríos. O como si fuera el debate posterior a cualquier otra cumbre europea intrascendente o lejana a los intereses diarios de los ciudadanos.
Por no tener, la sesión parlamentaria no tuvo ni la solemnidad y profundidad que requiere tanta trascendencia y, sobre todo, tantas consecuencias sociales que acarreará. No la tuvo porque era una comparecencia obligada del presidente del Gobierno para dar cuenta de una cumbre europea, porque no ha querido que haya debate sobre el estado de la nación este año, porque los tiempos de intervención de la oposición eran muy limitados y porque ni siquiera se tomó la molestia de responder a los portavoces uno a uno.
No he cambiado de criterio, cambian las circunstancias y debo adaptarme
“Esto no es un simple debate”, le reprochó el portavoz de CiU, Josep Antoni Duran Lleida, para hacerle ver que en una sesión tan concentrada se incluía la exposición de un recorte sin precedentes, la información sobre el rescate y hasta los pormenores de una cumbre europea. Las medidas tendrán ahora un mínimo debate de convalidación como decretos y, previsiblemente, el Gobierno evitará que las normas que las incluyan se tramiten como leyes. De esa forma, el recorte de 10.000 millones de euros en sanidad y educación se resolvió hace dos meses en solo dos horas de debate y votación y sin incertidumbre alguna, porque al PP le basta su amplia mayoría absoluta.
Asegura que son medidas inevitables y recibe el apoyo de los diputados del PP
La primera parte del discurso de Rajoy de ayer fue seguida con indiferencia desde los escaños, hasta que se llegó a las medidas concretas. Entonces fue interrumpido con abucheos desde la izquierda y con aplausos por los populares cuando, por ejemplo, mencionó el recorte de las prestaciones para los parados y con gritos como “¡A trabajar, vagos!” y “¡A Cuba!” cuando Rajoy hablaba de reducir el número de liberados sindicales en la administración.
“Hoy no es un día muy agradable para ustedes”, dijo Rajoy a sus diputados para agradecerles su apoyo incondicional y que le ovacionaran en pie al terminar de relatar el recorte. Desde hoy arranca una nueva etapa, una legislatura distinta y otro Rajoy y entre sus diputados las palabras más repetidas en los pasillos hacia su líder fueron coraje, valentía y todos los sinónimos posibles. “Necesita nuestro cariño y apoyo porque no son días fáciles para él”, aseguraban, tras el pleno, los diputados populares que se decían afectados por el sentimiento de Rajoy al tener que aprobar medidas duras en las que no cree ni le gustan.
“No son medidas agradables, pero son imprescindibles”; “Hacemos lo que no hay más remedio que hacer”; “No he cambiado de criterio pero han cambiado las circunstancias y tengo que adaptarme a ellas”; “Hay cosas que hago y no me gustan” y “yo me he opuesto a la subida del IVA, lo sabe todo el mundo. ¿Para qué voy a negarlo? Si tuviéramos un 6% de déficit yo no subo desde luego el IVA ni el IRPF, es que lo bajo”, dijo Rajoy desde la tribuna para explicar su giro radical. Sus frases recordaban las del pleno del 12 de mayo de 2010, en el que el entonces presidente José Luis Rodríguez Zapatero cruzó el Rubicón y anunció recortes que quebraron su proyecto y abrasaron al PSOE, pero que eran exigidos también por la UE. “Hoy ha empezado el principio del fin de Mariano Rajoy, ya tiene su 12 de mayo”, le dijo Josu Erkoreka (PNV) ayer al presidente del Gobierno.
En aquella ocasión el giro se producía después de seis años en el Gobierno y ahora a los seis meses; Rajoy tiene mayoría absoluta para sacar adelante las medidas que presente y Zapatero estuvo entonces al borde del abismo porque el PP no le apoyó y, además, el recorte de 2010 era de 15.000 millones de euros, menos de la cuarta parte de este. Esa rectificación le persiguió a Zapatero hasta el final de sus días políticos. Incluso, el PSOE la sigue pagando hoy con Alfredo Pérez Rubalcaba al frente del partido.
El PP le hizo pagar entonces a Zapatero la reducción del 5% de los sueldos de los funcionarios y la congelación de las pensiones. De este recorte se han salvado ahora las pensiones y Rajoy se limitó a anunciar que el Pacto de Toledo estudiará limitar las jubilaciones anticipadas. Cuentan en el Gobierno, que el presidente ha querido evitar tocar las pensiones, precisamente, para que no le persiga la sombra de lo que le dijo entonces a Zapatero por haberlas congelado.
También Rajoy dejó caer ayer en varias ocasiones que no tiene tampoco libertad ni margen de actuación por las circunstancias, pero sin acercarse siquiera al concepto de intervención. De hecho, el rescate bancario lo definió como “un crédito muy barato” y sin condicionalidad macroeconómica.
Repitió que esa ayuda a los bancos solo incluye condiciones para el sistema financiero y que estas medidas tienen que ver con el incumplimiento de los objetivos de déficit de la UE y la necesidad de ajustar las cuentas.
Para justificar el recorte, el presidente del Gobierno insistió en la idea de la herencia recibida: “Los excesos del pasado se pagan en el presente”. Desarrolló la idea de la insostenible deuda de nuestro país: “España debe casi 100.000 millones de euros, prácticamente nuestro PIB”. Y, sin esforzarse para abandonar la lectura monocorde y desganada, intentó cerrar con el mensaje más esperanzador posible: “No será un sacrificio estéril y al final nos espera la recompensa”.
El Gobierno espera que con estos recortes sea suficiente para que la UE flexibilice los plazos para cumplir el objetivo de déficit, pero recuerda que debe empezar a elaborar el Presupuesto para 2013, que será presentado en septiembre y que mantendrá el ajuste en más partidas. La tesis de Rajoy ayer es que la recesión se mantendrá aún el próximo año, porque la economía española está en situación de extrema debilidad.
Su argumento más polémico y cuestionado por la oposición es el que utilizó para explicar el recorte de los fondos para los parados: Se reducen las prestaciones de desempleo a partir del sexto mes para “animar la búsqueda activa de trabajo”. Por el momento, no se tocan las prestaciones para los parados de larga duración.
Del resto de grupos parlamentarios, ninguno manifestó expresamente su respaldo, desde Josep Antoni Duran Lleida (CiU) que aseguró que esperará a la concreción, al rechazo radical de Rosa Díez (UPyD), Cayo Lara (IU) y el resto de partidos del Grupo Mixto.
El líder socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, no terminó de encontrar el tono y entre sus diputados era fácil detectar insatisfacción a la salida por no haber percibido más contundencia. Rubalcaba hizo un esfuerzo para intentar combinar la dureza que le reclaman sus bases y el rechazo de las medidas propuestas con un tono de responsabilidad ante las medidas que impone Europa y así terminó a medio camino de todo.
Cuestionó cada una de las actuaciones del Gobierno en los últimos meses, dejó claro su rechazo a los recortes y a medidas “injustas” como la subida del IVA, pero al tiempo, propuso un pacto nacional para el crecimiento durante los próximos dos años y medio. “Podemos seguir como hasta ahora, con improvisaciones y recortes sin ton ni son; o sentarnos y abordar nuestros tres grandes problemas de austeridad, de crecimiento y que ambas cosas se hagan con acuerdos, un gran acuerdo nacional”, le dijo al presidente.
Rajoy en la respuesta trató al líder socialista con tan artero buen tono y tantas muestras de agradecimiento por su apoyo ante la cumbre europea que terminó por ponerle en evidencia ante quienes en el PSOE exigen a Rubalcaba más dureza en la labor de oposición. Discutieron sobre la herencia y sobre el ajuste en comunidades gobernadas por el PSOE, pero muy encorsetados por la limitación del tiempo y con la apariencia de haber sido uno de los debates más blandos y complacientes entre ambos.
Cayo Lara, portavoz de Izquierda Unida, fue especialmente duro para afearle que llegue al Congreso con el “látigo para la mayoría y el guante blanco para los defraudadores” y que se ayude a la banca, mientras se recorta al resto de ciudadanos. Lara, con una camiseta alusiva a la protesta de los mineros, advirtió a Rajoy: “Usted ha echado gasolina a las calles de este país”.
También lo fue la portavoz de UPyD, Rosa Díez, al equiparar la actuación de Rajoy con la de Zapatero por ir a remolque de los acontecimientos, por “eliminar derechos en lugar de quitar privilegios” y por no acometer una reforma en profundidad de la estructura del Estado.
“Es muy serio que usted considere que no tiene libertad”, le dijo Rosa Díez, en referencia a la limitada capacidad de actuación que reconoció el presidente del Gobierno.
Tras seis horas de debate, tanto Rajoy como varios ministros tuvieron que abandonar el Congreso por la puerta de atrás, porque unos doscientos manifestantes protestaban contra los recortes. Una docena de furgonetas de la policía y otros tantos agentes a caballo custodiaban el Congreso.
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