Un muro de incomunicación se alza entre sindicatos y Gobierno

Han sido tres cartas, sin respuesta. Las centrales sindicales mayoritarias, CC OO y UGT, han perdido la esperanza de mantener en un plazo breve una reunión con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Nunca el jefe del Ejecutivo ha recibido a los líderes sindicales desde que tomó posesión de su cargo en las navidades pasadas. La huelga general del pasado marzo, convocada por la reforma laboral, cortó probablemente toda posibilidad de diálogo a juzgar por el silencio del presidente ante las peticiones reiteradas de los líderes de UGT y CC OO de que les reciba. En el ámbito político esta ausencia de comunicación se observa con preocupación, toda vez que las políticas de recortes y restricciones ahondan en el malestar social. El portavoz de CiU, Josep Antoni Duran Lleida lo ha expresado con claridad. “Cuánto más diálogo con los sindicatos, mejor; el Gobierno debería tenerlo en cuenta y no dejar a los sindicatos la calle como único espacio de expresión; hay que dialogar”.

El dirigente de CiU no se ha quedado en el terreno de las recomendaciones sino que ha practicado lo que predica. Ayer se reunió en el Congreso de los Diputados con los líderes sindicales de CC OO y de UGT, en teoría para hablar de la reforma laboral —ahora en el Senado pero de vuelta al Congreso la próxima semana para su aprobación definitiva— pero la situación de la economía, con el rescate de los bancos, y los próximos pasos de Europa, con la cumbre de finales de mes, ocupó la conversación de Duran, Méndez y Fernández-Toxo. Diálogo, sí, y los sindicatos lo agradecen a pesar de que CiU es el único grupo parlamentario que está al lado del Gobierno en la reforma laboral que ellos consideran la mayor agresión a los derechos de los trabajadores de la democracia. Pero hay que hablar, hay que mantener el cauce de relación abierta porque pueden venir tiempos muy difíciles y situaciones conflictivas en las que se necesita a las organizaciones sindicales como cauce para el diálogo, según reconocen fuentes parlamentarias.

Del momento difícil que puede venir dio muestra el grupo de ERC, cuyos parlamentarios se reunieron con las delegaciones de los dos sindicatos, después del encuentro de trabajo mantenido con CiU. “El Gobierno está gestionando el terror social, al tomar decisiones que provocan el desguace del Estado de Bienestar”, señaló el diputado republicano Joan Tardá, que compareció al final de la reunión junto a su portavoz parlamentario, Alfred Bosch.

Sí hubo coincidencia en todos los interlocutores en que la situación del rescate a los bancos necesita muchas más explicaciones de las que se han dado. CiU pide como los demás la comparecencia del presidente, aunque el resto de los grupos pide, además, una comisión de investigación sobre la situación financiera, para que se aclare “que hay detrás de Bankimafia”, señaló Tardá. No solo se trata de Bankia, a pesar de que esta entidad es ya el paradigma de la catástrofe de una parte del sector bancario, a decir de los portavoces parlamentarios que quieren una comisión en la que se escudriñe el sector financiero en su conjunto. Y algún tipo de investigación parece que el Gobierno está dispuesto a admitir, según ha revelado la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, a través de la subcomisión para el seguimiento del FROB que ya existe. De estos asuntos trataron ayer los sindicatos con estos dos grupos parlamentarios a cuyo término se observó mucha preocupación en el tono y en el contenido de las apreciaciones de los líderes sindicales. Estos pidieron, además, un referéndum sobre las políticas de ajuste del Gobierno “porque difieren absolutamente con los compromisos electorales del PP”, señala Cándido Méndez. Esta petición también la ha hecho Izquierda Unida, a través del diputado Gaspar Llamazares.

Cuando los líderes sindicales llegaron al Congreso a media mañana, acababan de abandonar el recinto los mineros, que habían protestado desde la tribuna del público, por la política de recortes del sector que consagran los presupuestos del Estado para este año. La lucha continúa, fueron sus últimas palabras antes de salir a la calle. La conflictividad en aumento preocupa y mucho a los grupos políticos.