Para saber historia de España, váyase a Alemania
La paradoja estriba en que la información que España le niega es pública en Alemania
El acuerdo que clasificó como secretos los documentos del Ministerio de Exteriores data de octubre de 2010, pero es ahora cuando se aprecian sus efectos. En septiembre pasado el archivo del departamento empezó a denegar las peticiones de consulta de los investigadores.
A veces se trataba de solicitudes nuevas; otras, de renovar una autorización ya caducada. Pero no podían seguir trabajando ni siquiera con informes que ya conocían.
Al principio las denegaciones fueron verbales. Nadie explicaba por qué había cambiado el criterio que permitía consultar legajos de más de 25 años de antigüedad —o de 50, si contenían datos personales—.
Finalmente llegó la respuesta por escrito. Se cerraba el grifo con carácter general, sin examinar qué documento concreto afectaba o no a la seguridad. Carlos Sanz Díaz, profesor de Historia Contemporánea de la Universidad Complutense, ha presentado un recurso ante el subsecretario de Exteriores en el que se pregunta cómo es posible que investigar las relaciones del régimen franquista con la ya extinta República Democrática Alemana pueda perjudicar a la España democrática del siglo XXI.
La paradoja estriba en que la información que España le niega es pública en Alemania, donde periódicamente se desclasifican los cables diplomáticos de hace 30 años. Ello permitió conocer, en febrero pasado, un telegrama del embajador alemán en Madrid en 1981 en el que reproducía una audiencia con el Rey, quien supuestamente se habría mostrado comprensivo con los golpistas del 23-F. “Es muy triste que para reconstruir la historia de tu país tengas que marcharte a Alemania”, se lamenta Díaz.
Por ejemplo, para saber qué dijo el embajador español en Bonn del contubernio de Múnich, cuyo 50 aniversario ha conmemorado esta semana el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, un democristiano que militó en el antifranquismo. No es un caso aislado. La Cadena SER reveló el pasado lunes que Defensa había aparcado la desclasificación de 10.000 documentos militares de 1936 a 1968, cuya salida a la luz dejó preparada el anterior Gobierno. El ministro Pedro Morenés alegó que su difusión sólo generaría “ruido mediático”.
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