Los sindicatos afrontan el Primero de Mayo más difícil de los últimos años
El desapego de los jóvenes y el paro complican su papel en la crisis
La Fundación Primero de Mayo, dependiente de CC OO, acaba de editar el libro Reivindicación del sindicalismo. Dirigentes de la organización, profesores de universidad y sindicalistas de base participan en una publicación que solo con el título muestra que los sindicatos celebran hoy un Primero de Mayo en una situación muy complicada para ellos. “Claro que lo es. Por eso, el libro es necesario ahora. Sí que es uno de los momentos más difíciles”, explica Fernando Lezcano, portavoz de CC OO. “No es el mejor, sin duda”, apostilla el secretario de Organización de UGT, José Javier Cubillo.
Desde que Mariano Rajoy está en La Moncloa, la relación del Gobierno con los sindicatos ha cambiado. Los Ejecutivos anteriores, tanto los de Zapatero como los de Aznar, llevaron adelante reformas laborales sin acuerdo con los agentes sociales, pero estos al menos conocían su contenido antes de que se aprobara. En más de una ocasión, Cándido Méndez ha contado con amargura cómo el 10 de febrero apenas conoció por teléfono unos detalles del decreto que iba a aprobar el Consejo de Ministros la misma mañana. Tres días después, él y el secretario general de CC OO, Ignacio Fernández Toxo, se reunieron con la ministra de Empleo. Fátima Báñez les dijo que en la reforma laboral solo habría cambios técnicos. No se han vuelto a ver hasta semanas después de la huelga general.
“No seamos cínicos. El Gobierno les dio tiempo para pactar [con los empresarios] y no lo hicieron. Y además llevaban años de diálogo sin llegar a nada”, explica Juan José Dolado, catedrático de la Universidad Carlos III. Crítico con el papel de los agentes sociales en los últimos años, cree que su papel tras la Transición tiene que cambiar.
Más comprensivo con los sindicatos y contrario al Gobierno es el catedrático de Derecho Laboral Jesús Cruz Villalón: “El Gobierno ha cambiado la situación del diálogo social. No reconoce a los sindicatos como interlocutores”.
El antiguo líder de CC OO Antonio Gutiérrez va más lejos. “Sí es un momento difícil, pero ya era duro con el Gobierno anterior”. El también exdiputado socialista cree que la pérdida de peso de los sindicatos viene de los Gobiernos de Felipe González.
Pero más allá del mayor o menor papel de interlocución que el Gobierno quiera darles, los problemas de los sindicatos en la sociedad española superan este punto. Por un lado está la reforma laboral y los recortes a las subvenciones (un 33% en los Presupuestos). Y por otro, el deterioro de su imagen social que se refleja en las últimas encuestas.
“Eso tiene que ver con la campaña de acoso y derribo a la que estamos siendo sometidos”, explica Lezcano, de CC OO, en referencia a las críticas y ataques que reciben de la prensa conservadora. Según su argumento, esa campaña de “cuestionamiento radical” ha precedido a una reforma laboral que les resta mucho peso en las empresas (ERE, modificación de condiciones laborales, distribución de fondos de formación, etcétera).
“Es verdad que han perdido poder, pero lo tenían excesivo; excesivo en comparación con otros países”, sostiene Federico Durán, catedrático de Derecho Laboral. “Además, ahora pueden ganar protagonismo en las negociaciones”. Cubillo, de UGT, lo ve de un modo muy distinto. En su opinión, los convenios colectivos, donde se desarrolla realmente el papel de los sindicatos en las relaciones laborales, “han sido atacados en la reforma laboral”. Los responsables de las centrales admiten el deterioro de su imagen en los últimos años. Lezcano reconoce que tiene mucho que ver con la “institucionalización” de las organizaciones y de las negociaciones permanentes que mantienen con los responsables políticos que hace que se asocie su imagen a la de estos últimos. Y, como Cubillo, defiende que gran parte del desapego que sienten los jóvenes hacia ellos tiene que ver con esto.
El catedrático Cruz Villalón apunta al gran problema de la sociedad española —el paro— como otro gran lastre para los sindicatos en este momento. “Con estas tasas de desempleo pierden peso sobre la población. No hay que olvidar que ellos se dirigen a la población asalariada”.
Si al desapego de los jóvenes y el lastre del paro se suma las dificultades de UGT y CC OO para llegar a las empresas más pequeñas, el problema aumenta. Cruz Villalón señala en este punto que ha habido cierta dejadez de las centrales, que “han confiado en la concertación social y se han desentendido en el día a día de las pymes”. Lezcano admite está crítica en parte, aunque destaca las dificultades que encuentran los trabajadores para sindicarse y en estas empresas “donde las relaciones laborales tienen un carácter más paternofilial”.
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