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De ejemplo en el partido a proscrito

El expresidente balear presentó la solicitud de baja temporal del PP, que nunca le expedientó

El País
Jaume Matas, con Mariano Rajoy, en una imagen de archivo.
Jaume Matas, con Mariano Rajoy, en una imagen de archivo.CARLES FRANCESC

“Vamos a intentar hacer en España lo que Jaume y todos vosotros hicisteis en Baleares”. Ya nadie recuerda, ni quiere recordar, aquellas palabras de Mariano Rajoy, en noviembre de 2004, durante la que fue la última legislatura de Jaume Matas como presidente de Baleares. “Le deseamos lo mejor, que se defienda y, si puede, demuestre su inocencia”, fue la frase que pronunció el mismo Rajoy, seis años después, cuando el expresidente balear ya se encontraba imputado en varios casos de corrupción y tras aceptar su baja en el PP.

Cuando Rajoy ensalzó la gestión de su presidente autonómico, que siempre estuvo bajo el signo del PP que ahora parece olvidar, Jaume Matas llevaba 15 años en la política, en la que empezó como director general de Presupuestos, cargo previo a su designación como consejero de Economía, puesto que le catapultó a la presidencia de Baleares, en 1996.

Pero antes de eso, Matas ya se había acercado a quien acabó siendo su amigo y, en cierta forma, un presidente semejante en su filosofía política, Eduardo Zaplana, con quien coincidió en la Facultad de Económicas de Valencia. De sonrisa fácil, cara amable, y amigo de grandes eventos y grandes obras, Matas logró un puesto en el Gobierno de Aznar, con una cartera, la de Medio Ambiente, prácticamente nueva. Le tocó poner en marcha el polémico Plan Hidrológico Nacional, con el trasvase del Ebro, que consiguió sacar adelante, aunque nunca se ejecutó. Y también topó con el desastre del Prestige, aunque el papel del propio Rajoy, como coordinador del Gobierno para hacer frente a la crisis, le dejó en un lugar secundario.

Tras su paso por Madrid, Aznar le encargó recuperar el Gobierno balear y así lo hizo en 2003 y lo volvió a intentar en 2007, cuando se presentó a la reelección que pero no consiguió formar gobierno, por lo que decidió abandonar la política y trasladarse a Washington para trabajar en la empresa privada como asesor.

En enero de 2009, Matas se vio obligado a regresar a España imputado en el caso Palma Arena. Una parte, pequeña, de ese voluminoso caso le ha llevado ahora a ser condenado por malversación, fraude, falsedad, prevaricación y tráfico de influencias.

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