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PUEBLOS SINGULARES

Una villa asolada por el euríbor

Villanueva de la Torre es el municipio con más hipotecas de España por habitante (80%), La localidad encarna el drama del desplome inmobiliario

Joaquín Gil
José Luis Blanco y Ruth Cuadrado, con sus dos hijas, junto al anuncio de una promoción inmobiliaria en Villanueva de la Torre.
José Luis Blanco y Ruth Cuadrado, con sus dos hijas, junto al anuncio de una promoción inmobiliaria en Villanueva de la Torre.CRISTOBAL MANUEL

José Luis Blanco, de 42 años, dirigió durante la fiebre de la construcción siete inmobiliarias, que empleaban a más de 60 trabajadores y facturaban “muchísimo dinero”. Ahora es churrero. “La vida da muchas vueltas y hay que adaptarse”, admite tras la barra de su establecimiento, donde, entre cafés y porras, sigue la evolución de los tipos de interés.

Como Blanco, los 6.580 vecinos de Villanueva de la Torre (Guadalajara) permanecen atentos a las convulsiones del precio del dinero, que refleja el euríbor, el índice de referencia de la mayoría de los créditos. El municipio pasa por ser el más hipotecado de España —el 80% de su población tiene préstamos inmobiliarios— y también el más joven. Ocho de cada diez vecinos tiene menos de 44 años, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).

“Llegué al pueblo hace 10 años atraída por su tranquilidad y los bajos precios de la vivienda”, recuerda la esposa de Blanco, Ruth Cuadrado (de 39 años), desempleada, con dos hijas y una hipoteca de 125.000 euros. “Lo hemos pasado fatal”, asiente la pareja, que reside en un pareado de 200 metros con 150 de parcela.

José Luis Blanco pasó de dirigir siete inmobiliarias a hacer churros

Villanueva de la Torre es una maqueta de la España espoleada por la crisis. Alentada por el desarrollo urbanístico y la Ley del Suelo de 1998, la localidad se erigió durante años en el sueño posible de la clase media. Sus exiguos 11 kilómetros de término municipal sedujeron durante una década a centenares de familias jóvenes que huían de los prohibitivos precios de la vivienda de la capital. Frente a los 4.000 euros del metro cuadrado de un piso en Madrid en 2006, los 1.200 de una unifamiliar en Villanueva.

La euforia del ladrillo obró el milagro. La ciudad, situada a poco más de media hora en coche de Madrid y a 12 kilómetros de Guadalajara, se inundó de grúas y carritos de bebés. Entre 2006 y 2010 nacieron 563 niños. El parque de viviendas se disparó. Se construyeron 3.500 unifamiliares en cinco años, y su población, embriagada por una economía que crecía al 3%, se multiplicó por 18 en 15 años. “Crecimos sobre el ladrillo y sin industria, y ahora lo pagamos”, admite la alcaldesa, Marta Valdenebro (PP), que sueña con levantar un polígono industrial de 700.000 metros en pleno páramo.

Tras la euforia, la resaca. Los efluvios de la crisis, a finales de 2008, activaron las alarmas. El paro se disparó un 235% en tres años y la construcción entró en barrena. El Ayuntamiento no ha dado ninguna licencia este año y los carteles de se vende cuelgan de una de cada diez viviendas. “En mi entorno más cercano, ya conozco dos embargos”, reconoce Pablo Sebastián, teniente de alcalde.

Los precios de residir en Villanueva siguen siendo atractivos. Una unifamiliar de tres dormitorios, garaje y trastero se vende por 132.000 euros. Sin embargo, el crédito, como en el resto de la España en crisis, no fluye. “Este año no hemos concedido ni una hipoteca”, admite María Roca, directora de la sucursal local de Caja Guadalajara, donde se llegaron a firmar 10 préstamos mensuales durante el boom y ahora se dedican a “solucionar problemas”, que viene a significar estirar préstamos para evitar desahucios.

Verónica Bellido, administrativa de 25 años, esboza la nueva fisonomía del municipio. Recaló en junio con su pareja tras adquirir una unifamiliar por 175.000 euros procedente de un embargo. “Sabemos que es una señal de lo que nos puede pasar, pero nos arriesgamos”, añade tras salir de un desértico supermercado, donde dos todoterrenos de alta gama recuerdan la década del dinero fácil.

Villanueva es una ciudad desangelada, sin tiendas. Sus habitantes hacen vida social en la vecina Azuqueca de Henares (33.733 personas) y compran en el centro comercial de la propia localidad, un edificio modular concebido para absorber a la clientela de una ciudad dormitorio que, antes del desplome del ladrillo, soñaba con rozar los 20.000 habitantes en 2015. “Esto va de pena”, se queja Alfonso Martínez, de 50 años, propietario de una franquicia de informática en el complejo comercial. Con dos hijas y una esposa desempleada, desconoce cómo pagará durante los próximos 16 años los 800 euros mensuales de su hipoteca. “Prefiero no pensarlo”, confiesa.

Las cifras

J.G.

En agosto se constituyeron 29.231 hipotecas, la cifra más baja desde 2003, según el INE.

La construcción de vivienda libre cayó un 24% en el segundo trimestre del año respecto al mismo periodo de 2010. Entre mayo y junio se iniciaron 13.679 viviendas, un 11,7% menos que en el trimestre anterior, según Fomento.

En el primer semestre del año se ejecutaron 30.000 desahucios, según el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).

La morosidad de bancos y cajas superó en agosto el 7%, el nivel más alto desde 1995. Los préstamos impagados ascendieron ese mes a 127.737 millones de euros.

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Sobre la firma

Joaquín Gil
Periodista de la sección de Investigación. Licenciado en Periodismo por el CEU y máster de EL PAÍS por la Universidad Autónoma de Madrid. Tiene dos décadas de experiencia en prensa, radio y televisión. Escribe desde 2011 en EL PAÍS, donde pasó por la sección de España y ha participado en investigaciones internacionales.

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