“Prefiero dar de comer a mis hijos que al banco”

La de César Guerrero es una frase muy habitual entre los amenazados de desahucio. “Prefiero dar de comer a mis hijos que al banco”. Ecuatoriano de 32 años, llegó a España en 2002 y hasta hace un año no le había faltado el trabajo. Prosperó, se casó, tuvo dos hijos, que tienen cinco y siete años, y en 2008 se compró un piso en L'Hospitalet (Barcelona). La vivienda, de 50 metros cuadrados, costaba 209.000 euros. Pero pagó 271.000. “A los gastos, CatalunyaCaixa sumó 23.000 euros para los que no he logrado justificante. Estoy en reclamaciones con el Banco de España”. Guerrero no se achanta. Es más, también como otros afectados por la morosidad hipotecaria por culpa de la crisis se ha convertido en activista de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) de L'Hospitalet, al lado de Barcelona. En la capital catalana se fundó la primera PAH en 2010 y ya se han creado otras 75 en toda España.

El drama que vive Guerrero comenzó cuando en agosto pasado se quedó sin trabajo. Su mujer lo había perdido en enero. Era empleada del hogar y ocho años pagando autónomos no le han valido para cobrar el paro. Hoy por hoy viven de 900 euros mensuales del subsidio de él, pero se acaban a principios de 2012. La hipoteca, con una cuota de 1.600 al mes, la dejaron de pagar en febrero. Lo dicho: dar de comer a los críos es lo primero. Espera que en cualquier momento le llegue la citación judicial. Como a otras 32.010 personas entre enero y junio, según datos del Consejo General del Poder Judicial.

Guerrero recuerda cuando en la inmobiliaria y la oficina de CatalunyaCaixa le decían “usted dedíquese a firmar que nosotros nos encargamos de todo”, mientras está pendiente de que en cualquier momento le llegue la notificación del día de la ejecución de su piso. No deja de buscar trabajo y de hacer cursos, pero nada. “Tengo el título de instalador fotovoltaico de adorno”, lamenta. Conoció el movimiento que desafía a los desahucios a través de Facebook.

Se implicó enseguida y no ha parado. Ha perdido la cuenta de las movilizaciones para detener desahucios en las que participado y es habitual de las asambleas de L'Hospitalet y también Barcelona. “Somos 400.000 personas, es muy injusto, nos están condenando a vivir en la miseria. Debo 210.000 euros y si no los puedo pagar teniendo un techo, sin él no los pagaré ni cuando me muera”, alerta. Por si fuera poco, al quedarse sin trabajo y verse en apuros, antes de dejar de pagar la hipoteca el año pasado Guerrero pidió préstamos personales.

Por ahora, sus intentos de negociar con el banco la dación en pago, poder devolver el piso y así saldar la deuda, no han funcionado. Y ojo, porque a su angustia se suma la del conocido que le avaló: tampoco tiene trabajo y se le ha terminado el paro. “Vive con la ayuda de los 426 euros y tiene dos crías”. Su conclusión es clara: “Lo mínimo que podemos hacer es luchar”. Guerrero tiene poca o ninguna confianza en la actuación de los políticos: “Rubalcaba se ha tirado cuatro años oponiéndose a la dación y ahora la promete en el programa, es de risa. Y encima no dice nada de que sea retroactiva, o ignora el drama de 400.000 familias o lo suyo es marketing. Y Rajoy ni eso, sus políticas de siempre. Nos engañan”.