Los presos de ETA apoyan el acuerdo de Gernika que asume el fin de la violencia
El anuncio reconoce al pacto un paso "enorme para la participación en el proceso" de paz Los presos llevaban meses debatiendo su adhesión al acuerdo
Los presos de ETA han suscrito de forma mayoritaria el llamado acuerdo de Gernika, en el que se aboga por las vías exclusivamente políticas y por “un definitivo abandono de su actividad armada” a cambio de contrapartidas —como una amnistía total— consideradas inasumibles por el Gobierno. El llamado Colectivo de Presos y Presas Políticos Vascos (EPPK), que engloba a los 732 presos de ETA, hizo público esta tarde un comunicado en el que muestra su “compromiso firme de empujar para avanzar en el proceso democrático, dentro del Acuerdo de Gernika y según sus contenidos”. Dicho acuerdo fue introducido en las cárceles por la izquierda abertzale que apuesta por las vías pacíficas para su debate entre los presos y para intentar que los reclusos presionaran a ETA para que anunciara su final.
El EPPK subraya que el acuerdo de Gernika ofrece “una solución integral definitiva” al conflicto “político y violento” que supone la existencia de ETA. Pero el comunicado destila el lenguaje combativo de siempre de la banda, con la reivindicación de una amnistía, del derecho a decidir, la denuncia de la política penitenciaria y con severas admoniciones al inmovilismo del Gobierno. De pedir el final de ETA no dice ni palabra, pese a lo cual, todas las fuentes antiterroristas consideran el comunicado “muy importante”.
Los presos etarras no abjuran de “su lucha de siempre”, “la lucha a favor de la soberanía de nuestro pueblo”, dicen. Además, emplazan a los Gobiernos de España y Francia a tomar decisiones y a que apliquen “inmediatamente y sin contrapartidas de ningún tipo los derechos que nos corresponden”. Esos derechos de los que hablan están contenidos en los puntos del acuerdo de Gernika que afectan a los presos: la concesión de amplios beneficios penitenciarios como primer paso hacia una amnistía y como un peldaño hacia un proceso de negociación entre el Gobierno y ETA. Y eso es inasumible por el Estado, según fuentes gubernamentales.
Gernika reclama que los presos puedan obtener los beneficios penitenciarios “legalmente establecidos”. Ello supone que deben cumplir la legalidad, algo que hasta ahora ETA les ha vetado. Aquellos que han optado por soluciones individuales para obtener esos beneficios han sido expulsados de la banda. Y el EPPK, en su nota, se mantiene en la ortodoxia: “No aceptamos la política de salidas y beneficios personales que nos ofrecen los sistemas carcelarios de España y Francia”.
Pese a todo, el EPPK muestra su disposición a participar “hasta el final” en el proceso que se marca en los puntos del documento de Gernika, es decir, en la búsqueda de un escenario de paz y soluciones democráticas mediante “el uso de medios exclusivamente democráticos y pacíficos para resolver las cuestiones políticas”.
Las fuentes gubernamentales consultadas ven esta declaración de los presos como “un paso”, aunque ven que el mundo que gira alrededor de ETA lo va a vender como “el paso”, es decir, como un movimiento que pone la pelota en el lado del Gobierno para que adopte medidas como el traslado de los presos etarras al País Vasco, la libertad de los presos pendientes de juicio...
La decisión de los presos ha llegado tras un largo proceso de debate, impulsado por la izquierda abertzale. Esta pretendía sumar fuerzas a sus tesis de utilización de vías exclusivamente políticas para ganar el pulso que actualmente se mantiene en ese mundo entre los que optan por las vías exclusivamente políticas —aunque de momento sin abominar de su historia— y los que pretenden la combinación de bombas y votos. El EPPK lo suscribe, entre otros motivos, porque supone “el reconocimiento de la interlocución de EPPK”, ahora algo abandonado por ETA.
El acuerdo ha sido suscrito por los presos de forma mayoritaria, aunque un 10% (entre 70 y 80 presos, supuestamente los más duros) se han mostrado críticos o directamente no lo han firmado.
El comunicado del EPPK era esperado para este domingo, pero la difusión de otro por parte de colectivo de Presos comprometidos con el irreversible proceso de paz —excluidos del EPPK— precipitó su difusión. Estos también apoyaban el cumplimiento íntegro del acuerdo, incluyendo el que se abordase sin más dilaciones “el reconocimiento y la reparación de las víctimas y la reconciliación social”.
En el acuerdo de Gernika están las tesis que suscriben Bildu, Aralar, LAB… y cuyo primer punto, el del “alto el fuego permanente, unilateral y verificable por la comunidad internacional”, creen ya cumplido por ETA. Pero el contenido del Acuerdo de Gernika, menos en donde habla del final de ETA, es rechazado por el Gobierno, ya que, insisten fuentes del Ministerio del Interior, mientras ETA exista no hay nada que negociar.
Documento inequívoco
El documento es inequívoco al optar por el definitivo abandono de la actividad armada, ya que el primer punto para llegar a “una situación de no violencia con garantías” pasa por el alto el fuego de ETA que ya está en vigor “como expresión de voluntad para un definitivo abandono de su actividad armada”. También exige el acatamiento de los llamados Principios Mitchell y el primero es claro: “El desarme de todas las organizaciones paramilitares”.
Claro que esos son principios pensados para “el diálogo y la negociación política” y en el documento también se insta al Gobierno a dar pasos (“decisiones e iniciativas”, dice) que no va a dar. Por ejemplo, se reclama la derogación de la Ley de Partidos, el fin de la ilegalización de organizaciones como Sortu o Batasuna o el final de la actual política penitenciaria.
El documento, además, contiene apartados especialmente destinados a los presos, aunque para ello tienen que decidir abandonar la “defensa política de su causa”, la que ha impuesto ETA tradicionalmente, para pasarse “a una defensa jurídica y, por lo tanto, acatar el Código Penal”.
Bajo el título de "Acuerdo para un escenario de paz y soluciones democráticas", el texto pedía a ETA un "alto el fuego permanente, unilateral y verificable por la comunidad internacional como expresión de voluntad para un definitivo abandono de su actividad armada". ETA declaró posteriormente, el 10 de enero, un alto el fuego, pero no el abandono definitivo de su actividad.Gernika habla, por ejemplo, de la concesión de libertades condicionales a todos los presos que cumplan los requisitos legales o de la abolición de la denominada doctrina Parot (en proceso de revisión en el Tribunal Constitucional) o la liberación de los presos enfermos (José Ramón Fioruria, condenado a 40 años y con un grave cáncer de vejiga, que ha abandonado la prisión).
Los integrantes o firmantes del Acuerdo de Gernika celebrarán este domingo un acto para conmemorar su primer aniversario en el que se leerá un escrito con un pronunciamiento de presos de ETA, según han informado a EFE fuentes de la lucha antiterrorista.
El acuerdo fue presentado en Gernika el 25 de octubre del año pasado por la izquierda abertzale, EA, Aralar, Alternatiba y la formación política francesa AB, y a él se han adherido posteriormente sindicatos nacionalistas y otras asociaciones. Los convocantes del acto de aniversario han anunciado que el domingo desvelarán "nuevas adhesiones" al pacto, sin concretarlas.
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