Cemento y gasto que no volverán
La crisis entierra las promesas de obra pública en un país salpicado de equipamientos caros
La crisis económica, el déficit de comunidades y Ayuntamientos -que gastan mucho más de lo que ingresan- y las escasas perspectivas de mejoría han convertido el 22-M en las elecciones con menos promesas de obra pública de la historia de la democracia. Es una de las consecuencias de los últimos años de un gasto público colosal en obras emblemáticas por su coste, por su tamaño o por la polémica desencadenada en torno a ellas. Lo que sigue solo es un breve muestrario de lo que, aparentemente, no volverá a repetirse en los próximos años.
- L'Ágora. El edificio que cierra el complejo de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia es uno de los hitos arquitectónicos más polémicos construidos por el Gobierno que preside Francisco Camps. Con una inversión próxima a los 90 millones, el edificio, proyectado por el arquitecto Santiago Calatrava, se terminará este año. La polémica sobre este hito arquitectónico, con forma de mejillón y de color azul cobalto, ha surgido porque, a pesar de su elevado coste, no tiene un uso claro. A falta de acabar de construir los remates, L'Àgora ha servido para albergar hasta ahora el Open 500 de tenis, espectáculos infantiles, un mercado de Navidad y competiciones acrobáticas, entre otras actividades. Toda la oposición, empezando por los socialistas y terminando por Esquerra Unida y Compromís, han criticado el coste exagerado del edificio. Pero esta no es la única gran obra envuelta en polémica. La política de grandes hitos urbanísticos y arquitectónicos, desde que el PP alcanzó el gobierno autonómico en 1995, se inició con la construcción del parque temático Terra Mítica de Benidorm y ha concluido, por ahora, con la construcción de un aeropuerto sin aviones en la provincia de Castellón.
- Cidade da Cultura de Santiago. Cuando Manuel Fraga, secundado con el entusiasmo de su conselleiro de Cultura Jesús Pérez Varela, decidió levantar en un monte a las afueras de Santiago la Cidade da Cultura, casi nadie levantó la voz. Era 1999 y las mayorías absolutas del PP en Galicia ya implicaban una hegemonía social asfixiante. El proyecto inicial, adjudicado al arquitecto estadounidense Peter Eisenman, consistía en construir en tres años 60.000 metros cuadrados por 108 millones de euros.
Los Príncipes de Asturias inauguraron el primer edificio del Gaiás, la Biblioteca de Galicia, el pasado enero. Pero aquel megalómano sueño de Fraga se encuentra a años luz de los cálculos de 1999. Más de 148.000 metros cuadrados han consumido 400 millones de euros de las arcas autonómicas. Todavía hoy, el proyecto continúa sumido en la indefinición respecto a la viabilidad económica del conjunto de edificios -Museo de Galicia, Centro de Arte Internacional o el Centro de Música- o qué contenidos albergará. Los presupuestos de la Consejería de Cultura de 2011 destinan 34 millones de euros al Gaiás.
- Un aeropuerto con dos vuelos semanales en Lleida. Lleida era en 2005 la única provincia de Cataluña que no disponía de un aeropuerto comercial. Por eso el por entonces Gobierno tripartito de Pasqual Maragall proyectó el aeropuerto de Alguaire, que se levantó en las tierras agrícolas de la localidad del mismo nombre. Pocos se atrevieron a poner seriamente en duda la inversión en público, aunque en los pasillos las instalaciones generan polémica y perplejidad. Con un espectacular diseño, costó 95 millones y está a 115 kilómetros del aeropuerto de Reus y, de El Prat-Barcelona, a 169 kilómetros o a una hora en los 27 trenes que unen Lleida y Barcelona cada día. A principios de 2010 la instalación comenzó a funcionar con dos compañías de bajo coste, Ryanair y Vueling, ambas a cambio de subvenciones. Vueling llegó a realizar un vuelo entre Lleida y Barcelona, que en varias ocasiones registró solo tres pasajeros. Se marcharon ambas. Ahora solo AirNostrum, filial de Iberia, opera viernes y domingo un vuelo a Mallorca y con aeronaves pequeñas, que también funcionan a golpe de subvención.
- Campus de la Justicia en el limbo. Una enorme parcela situada junto al aeropuerto de Madrid-Barajas debería tener en estas fechas una decena de inmuebles, encargados a los mejores arquitectos del mundo, para concentrar en ese espacio la mayoría de juzgados dispersos por la ciudad. La realidad de este futuro Campus de la Justicia es bien distinta. Tras 100 millones de euros invertidos solo hay un inmueble construido, el que iba a destinarse al Instituto de Medicina Legal, que permanece desde hace más de un año aislado y cerrado, con vigilancia durante las 24 horas del día. Las cuentas le fallaron al Ejecutivo autónomo, que ha tenido que aparcar esta operación urbanística. La operación, cuyo coste era de 1.000 millones de euros, se iba a financiar con la venta de los terrenos que ocupan los viejos juzgados. Pero la crisis económica y la inmobiliaria dieron al traste con el plan. El PP de Esperanza Aguirre no ha recogido en su programa ni una línea sobre el campus para la próxima legislatura. El PSOE reconoce que buscará líneas de financiación para sacarlo adelante, eso sí, con la renuncia de las grandes firmas y optando por un modelo más práctico y más modesto.
- Auditorio de Vitoria. De momento solo es un proyecto. Se trata del Business& Arts Internacional Center (BAIC). Responde a un empeño particular del actual alcalde, Patxi Lazcoz (PSE-EE), que tiene el apoyo crítico del PNV y la oposición de PP, EA y EB, convencidos de que "supone una gran hipoteca". Cuesta 175 millones de euros, el 80% a cargo de la financiación municipal, y acogerá sobre 67.000 metros cuadrados un palacio de congresos de 2.000 localidades y, entre otros espacios, una sala sinfónica para 1.550 espectadores a la que se quiere dotar de la mejor acústica del mundo. El ingeniero japonés Yasuhisa Toyota ha sido contratado para conseguir convertirlo en un emblema.
Información elaborada por Juan Mari Gastaca, Joaquín Ferrandis, Daniel Salgado, Cristina Delgado y Francisco Javier Barroso.
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