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Planeta Futuro
Tribuna
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En África faltan seis millones de profesionales sanitarios

Los trabajadores de salud comunitarios van a ser esenciales para cubrir las necesidades del continente: desde mejorar las tasas de mortalidad materna e infantil hasta afrontar los efectos de la crisis climática

Una trabajadora de salud comunitario mide el nivel de desnutrición de unas niñas en la aldea de Samora (región de Mtwara, Tanzania)
Una trabajadora de salud comunitario mide el nivel de desnutrición de unas niñas en la aldea de Samora (región de Mtwara, Tanzania).Ericky Boniphace (Alamy Stock Photo)

En 2017, los jefes de Estado de la Unión Africana prometieron desplegar dos millones de trabajadores sanitarios comunitarios, conscientes de la importancia de su tarea a la hora de promover la salud para todos. Ya han transcurrido siete años y los líderes africanos, que se han reunido de nuevo en Adís Abeba (Etiopía), deben reflexionar sobre el progreso. Para 2030, África enfrentará una escasez de seis millones de profesionales de la salud, lo que hace que de los agentes comunitarios un componente clave y una solución rápida para cubrir las necesidades del continente. Desarrollar programas para que estas personas sean resilientes nunca ha sido más urgente.

Hemos sido testigos de cómo brotes de enfermedades pueden sumergir a un país en la oscuridad, y de cómo el poder de los trabajadores sanitarios comunitarios puede ayudar a volver a sacarlo a la luz. Así lo demuestra la experiencia de Liberia, que en el comienzo de la década de 2010 realizó un gran esfuerzo para ofrecer atención médica primaria en zonas alejadas. Había escasez de sanitarios y, donde se desplegaron trabajadores comunitarios de la salud, la compensación que recibían por su labor no era suficiente y no contaban con los equipos o la capacitación necesarios. Como resultado, las diferentes iniciativas de salud comunitaria llevadas a cabo en paralelo por el Gobierno y otras partes interesadas no tuvieron un impacto significativo en los pacientes; un problema común en muchos países africanos.

En 2016, el Gobierno liberiano lanzó el Programa Nacional de Asistencia Sanitaria Comunitaria para abordar estos problemas y aplicar las lecciones aprendidas a partir del brote de ébola que comenzó en 2014. Con la supervisión apropiada, los salarios adecuados y los recursos suficientes para llegar a todos los hogares de sus comunidades, se empoderó a los agentes comunitarios de la salud para brindar servicios de atención primaria, estandarizados e integrados. Los resultados hablan por sí solos. Los 4.000 trabajadores sanitarios comunitarios de Liberia hoy brindan casi el 50% de todos los tratamientos contra la malaria para niños menores de cinco años, y constantemente brindan acceso a los servicios de salud, incluso durante la pandemia de la covid-19.

Los programas que adoptan una estrategia similar han arrojado resultados positivos en otros países africanos. Desde que Etiopía implementó su Programa de Extensión Sanitaria, que ha desplegado 40.000 trabajadores sanitarios comunitarios, las tasas de vacunación se han triplicado y la mortalidad infantil ha caído drásticamente. La experiencia de estos y otros países muestra que respaldar a los trabajadores sanitarios comunitarios e integrarlos a los sistemas nacionales de salud puede salvar vidas y generar sustentos. Esto debería servir como guía para expandir los servicios sanitarios comunitarios en todo el continente.

Los 4.000 trabajadores sanitarios comunitarios de Liberia hoy brindan casi el 50% de todos los tratamientos contra la malaria para niños menores de cinco años

Una fuerza laboral sanitaria comunitaria resiliente es esencial para superar los desafíos sanitarios existentes y futuros en África, que actualmente van de tasas de mortalidad materna e infantil alarmantes a una alta carga de enfermedades transmisibles. Igual de preocupante es la escalada de la crisis climática, que ha subrayado la urgencia de mejorar el acceso a los sistemas de atención y de crear sistemas de salud que puedan adaptarse a un entorno cambiante. Aumentar la cantidad de trabajadores sanitarios comunitarios y garantizar que tengan los recursos adecuados es una de las maneras más costoefectivas y sostenibles de alcanzar estos objetivos.

Desafortunadamente, una brecha de financiación anual alarmante de 4.400 millones de dólares (poco más de 4.000 millones de euros), agravada por flujos financieros fragmentados, sigue aletargando nuestro progreso hacia un continente africano más saludable, más seguro y más próspero. La solución es adoptar el marco de “un plan, un presupuesto, un informe”, como el utilizado por Liberia y Etiopía. Con este enfoque, los gobiernos diseñan sus estrategias para los programas nacionales de salud comunitaria y los socios coordinan los recursos y la experiencia técnica para reducir la carga burocrática.

Con ese objetivo, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de África y sus socios lanzaron el primer mecanismo de control continental para la salud comunitaria en noviembre de 2023. Alentar la coordinación entre las partes interesadas permitirá a los países africanos crear programas de trabajadores sanitarios comunitarios efectivos y eficientes para enfrentar los desafíos que plantean las enfermedades transmisibles de alta carga como el VIH, la tuberculosis y la malaria, así como las no transmisibles, y responder mejor ante las emergencias, entre ellas las epidemias y las adversidades climáticas.

Los CDC de África siguen firmemente comprometidos en fortalecer la fuerza laboral sanitaria comunitaria, lo que se conjuga con el Nuevo Orden de Salud Pública —la agenda de seguridad sanitaria de la organización— y la iniciativa de la Unión Africana para desplegar dos millones de trabajadores de salud comunitarios adicionales en el continente. Como parte de este esfuerzo, los CDC han colaborado con Africa Frontline First para movilizar la financiación necesaria para la profesionalización de estas personas.

El Foro Reaching the Last Mile que se llevó a cabo el año pasado en Dubái fue un éxito en ese frente: 12 socios se comprometieron a acelerar el respaldo de los trabajadores sanitarios comunitarios profesionales. Este anunció también incluyó 900 millones de dólares del Fondo Global en los próximos tres años, 74% de los cuales están destinados a África.

Los actores privados y públicos en África deben emprender una acción coordinada. Los jefes de Estado que se han reunido en la Cumbre de la UA deben considerar el desarrollo de una fuerza laboral sanitaria comunitaria, integrada y profesional como máxima prioridad, con métricas claras de éxito que permitan que los datos y las pruebas se compartan con los Estados miembro. Esto fomentará una cultura de aprendizaje continuo y de estandarización de los programas de agentes comunitarios de la salud en toda África.

La salud comunitaria es la clave para que África sea más próspera y más saludable. Debemos aprovechar la oportunidad para capacitar y desplegar un cuerpo robusto de trabajadores sanitarios comunitarios.

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