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Enfermedades Olvidadas
Tribuna
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España y las Enfermedades Tropicales Desatendidas, una oportunidad

La lucha contra las ETD, tradicionalmente, ha estado liderada por el sector privado español pero este año se podría incrementar la inversión pública española destinada a combatir estas afecciones

Enfermedades Tropicales Desatendidas
El ministro de Exteriores, José Manuel Albares interviene en la presentación de la Estrategia España-África 2025-2028, en el Palacio de la Moncloa, el 5 de diciembre de 2024.Mariscal (EPA/EFE)

Es posible que usted conozca qué dolencias componen el grupo de las Enfermedades Tropicales Desatendidas, ETD, cuyo día internacional celebramos este jueves, porque el diario informa puntualmente sobre ellas. Pero es muy probable que ignore que la sociedad española ha tenido un rol de primer orden en los avances logrados en los últimos años contra estas afecciones, algunas muy conocidas como la sarna o la lepra, y otras que lo son menos, como la leishmaniasis o la filariasis linfática.

Se trata de un conjunto heterogéneo de 20 enfermedades que en muchos casos suelen provocar aparatosas manifestaciones cutáneas generadoras de estigma y padecimientos asociados de toda índole. En otras palabras, las ETD son un problema que trasciende el ámbito sanitario y requiere de un enfoque que integre los ámbitos social y económico.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), las ETD tienen un impacto muy importante sobre más de 1.000 millones de entre las personas más pobres del mundo. Es decir, sobre alrededor del 12,5% de la población mundial, distribuida en zonas del sur de Asia, Sudamérica y África, pero particularmente concentrada en el África Subsahariana. Dada la dimensión del problema, las ETD están incluidas como una meta principal de la Agenda 2030. En concreto, el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 3 recoge, como una de sus metas “para 2030, poner fin a las epidemias del sida, la tuberculosis, la malaria y las enfermedades tropicales desatendidas”.

España juega un rol muy importante para mejorar la calidad de vida de algunas de las comunidades más vulnerables de todo el mundo y este año tiene la ocasión de reforzar este liderazgo

Es decir, aunque siguen siendo un problema importantísimo para al menos una de cada ocho personas vivas, transcurridas dos décadas desde que se acuñara el término ETD quizá hoy en día sea inexacto decir que están desatendidas. Desde luego, España ha venido haciendo frente a su parte de esta responsabilidad global. Solo a través del esfuerzo de la sociedad española, puedo decir con orgullo que los últimos cinco años la organización que dirijo, Fundación Anesvad, ha canalizado más de 30 millones de euros a la lucha contra estas enfermedades. Esta inversión, y utilizo esta palabra deliberadamente, incluye financiación para la investigación científica, distribución masiva de medicamentos o acuerdos con gobiernos de países como Costa de Marfil, Ghana, Benín o Togo para fortalecer sus sistemas nacionales de Salud en relación con estas enfermedades.

Estos esfuerzos, sumados a los del resto de la comunidad internacional, han logrado avances significativos. Por ejemplo, la OMS acaba de hacer público que ya se ha logrado reducir en un 31% la cantidad de personas que necesitan una intervención contra alguna de estas enfermedades. De los 2.190 millones de personas que la necesitaban en 2010 hemos pasado a 1.499 millones de personas, un tercio del objetivo para 2030. Otra de estas metas es lograr que para 2030 al menos 100 países hayan eliminado alguna de las ETD. Ya lo han conseguido 54.

El liderazgo español en la lucha contra las ETD ha estado impulsado tradicionalmente por el sector privado. De hecho, Fundación Anesvad está ultimando negociaciones con otras grandes fundaciones internacionales para dar un salto cualitativo en su misión. Pero en este 2025 concurren varias circunstancias que abren una ventana de oportunidad para que el sector público contribuya a consolidar una presencia benefactora de España en el África subsahariana, en un contexto general de recesión de la influencia europea en la región.

Por un lado, el Plan Director de la Cooperación Española para el Desarrollo Sostenible y la Solidaridad Global 2024-2027 establece el África Subsahariana como una de las tres regiones prioritarias para la cooperación española. Durante un acto coorganizado por Fundación Anesvad hace pocos meses en el Ateneo de Madrid, el director de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, Antón Leis, mostró su disposición a incrementar la inversión pública española contra las ETD porque se considera una actividad alineada con la estrategia global de la cooperación española.

Por el otro, el pasado 30 de octubre la ministra española de Sanidad, Mónica García, fue nombrada miembro del Consejo Ejecutivo de la OMS en representación de Europa. Este nombramiento llega en el momento preciso en el que Costa de Marfil está recabando apoyos para que la Asamblea Mundial de la Salud, que se celebrará en Ginebra el próximo mes de mayo, apruebe una nueva resolución que sitúe a las enfermedades de la piel, entre ellas las ETD de manifestación cutánea, en un lugar privilegiado de la agenda política internacional de salud de manera estable. El apoyo español a esta resolución y su ayuda para lograr que otros países la voten podría resultar decisivo.

Es resumen, España juega un rol muy importante para mejorar la calidad de vida de algunas de las comunidades más vulnerables de todo el mundo y este año tiene la ocasión de reforzar este liderazgo. Más si cabe por la retirada de EE UU de la OMS, de la que Fundación Anesvad es una orgullosa donante. Por eso, animo al Gobierno de España a que aproveche esta oportunidad.

En su prólogo a la Estrategia España-África 2025-2028 presentada el pasado mes de diciembre, el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, afirma que durante los próximos 25 años África va a duplicar su población hasta alcanzar los 2.500 millones de personas. En este mismo periodo, se prevé que el PIB africano, actualmente el 3% mundial, se multiplique por seis. Con estas transformaciones en mente, en los próximos meses, en Madrid y en Bilbao se van a tomar decisiones muy importantes en la lucha contra las ETD. Tengo la esperanza de que durante la X edición de los Premios Anesvad, que celebraremos el próximo mes de mayo en el Palacio Euskalduna de Bilbao, podamos anunciar que hemos aprovechado esta oportunidad.

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