Un programa brasileño de lucha contra la pobreza logra reducir a la mitad los casos y muertes por tuberculosis entre los más vulnerables
Un estudio realizado en 54 millones de ciudadanos demuestra que el sistema Bolsa Familia, lanzado hace más de 20 años, ha tenido un efecto positivo real en la incidencia de la dolencia entre personas de escasos recursos y comunidades indígenas
Reducir la pobreza es el mejor ‘medicamento’ a la hora de controlar enfermedades como la tuberculosis, la dolencia infecciosa más mortífera del mundo. Es la conclusión de un estudio publicado este viernes en la revista Nature Medicine, que toma como base el Programa Bolsa Familia de Brasil, uno de los mayores sistemas de transferencias de renta del mundo, que logró reducir en más de la mitad el número de casos y muertes por tuberculosis entre las personas que viven en pobreza extrema y las comunidades indígenas, dos grupos especialmente expuestos a esta infección.
“Todo el mundo sabe que enfermedades como la tuberculosis están directamente relacionadas con la pobreza, pero por primera vez un estudio analiza a millones de personas y muestra una reducción de la incidencia y de las muertes por esta dolencia equivalente a un tratamiento médico”, explicó a este periódico Davide Rasella, coordinador de la investigación, realizada por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) y las entidades brasileñas Instituto de Salud Colectiva y el CIDACS-FIOCRUZ.
Los expertos analizaron datos, incluyendo etnia y circunstancias socioeconómicas, de 54,5 millones de habitantes con bajos ingresos entre 2004 y 2015. Es decir, un cuarto de la población de Brasil. Los investigadores compararon la incidencia de la tuberculosis (número de nuevos casos), la mortalidad general de la población y la tasa de letalidad vinculada a la dolencia entre las personas que recibieron apoyo del programa (23,9 millones de personas) y las que no recibieron nada (30,6 millones de personas). En total, en la muestra hubo 159.777 nuevos diagnósticos y 7.993 muertes por tuberculosis durante el periodo estudiado y los resultados muestran una reducción importante de los casos y muertes por la enfermedad entre las personas beneficiarias de la paga mensual de Bolsa Familia.
“Entre las personas que viven en la extrema pobreza, la incidencia se redujo en un 51% y las muertes en un 40%. En las comunidades indígenas, la incidencia se redujo en un 63% y la mortalidad en un 65%”, detalló Rasella, jefe del grupo de Evaluación del Impacto en Salud de ISGlobal, profesor ICREA (Institución Catalana de Investigación y Estudios Avanzados) y docente en el Instituto de Salud Colectiva de Brasil.
Bolsa Familia, creado por el expresidente Fernando Henrique Cardoso y expandido por Luiz Inácio Lula da Silva, es conocido como uno de los programas contra la miseria más eficaces y baratos del mundo. La iniciativa entrega mensualmente fondos a familias de escasos recursos (unos 21 millones de hogares actualmente) y pide en contrapartida que los niños de los hogares beneficiados vayan a la escuela y estén vacunados. Desde su puesta en marcha en 2004 ha logrado reducir la mortalidad infantil y la mortalidad materna, así como los casos y muertes por VIH, logros que ya fueron analizados en investigaciones pasadas.
Las soluciones para enfermedades como la tuberculosis no pueden ser solo médicas, sino socioeconómicas. No se puede dar un tratamiento a una persona desnutrida, que no sabe cómo administrarlo o que no tiene los medios de llegar a un hospitalDavide Rasella, ISGlobal
“Este estudio demuestra que las soluciones para enfermedades como la tuberculosis no pueden ser solo médicas, sino socioeconómicas. No se puede dar un tratamiento a una persona desnutrida, que no sabe cómo administrarlo o que no tiene los medios de llegar a un hospital”, resume Rasella.
Para Gabriela Jesús, coautora de este estudio, junto a Priscila Pinto, ambas de FIOCRUZ, la relación entre Bolsa Familia y la reducción de los casos de tuberculosis es fácil de explicar. “Sabemos que el programa mejora el acceso a los alimentos, tanto en cantidad como en calidad, lo que reduce la inseguridad alimentaria y la malnutrición, uno de los principales factores de riesgo de la tuberculosis, y, en consecuencia, refuerza las defensas inmunitarias de las personas. También reduce las barreras para acceder a la atención sanitaria”, afirma la experta.
La tuberculosis, “la pandemia de los pobres”, según el Fondo Mundial para el VIH, la malaria y la tuberculosis, es la dolencia infecciosa más mortífera tras la disminución de las muertes por covid-19, y también la pandemia más antigua que aflige a la humanidad y que más muertes ha provocado. En 2023, la Organización Mundial de la Salud (OMS) calculó que mató a 1,25 millones de personas, de las que un 12,88% fueron personas con VIH. Es una enfermedad contagiosa causada por una bacteria que suele afectar a los pulmones. Se transmite por el aire cuando una persona enferma tose, estornuda o escupe y se puede prevenir y curar.
Repercusiones en otros países
Los expertos eligieron para su estudio este programa brasileño porque está consolidado, después de más de 20 años de andadura, y por ser uno de los mayores del mundo. No es la primera vez que se toma como referencia para investigaciones sobre la reducción de la tuberculosis. En 2019, por ejemplo, en un artículo publicado en The Lancet, se concluía que “el programa social Bolsa Familia por sí solo tuvo un efecto directo en el resultado del tratamiento de la tuberculosis y podría contribuir en gran medida a los objetivos de la Estrategia Fin a la Tuberculosis de la OMS”. Esta conclusión se basaba en un estudio mucho menos ambicioso realizado en algo más de 1.200 personas.
El programa mejora el acceso a los alimentos, tanto en cantidad como en calidad, lo que reduce la inseguridad alimentaria y la malnutrición, uno de los principales factores de riesgo de la tuberculosis.Gabriela Jesús, FIOCRUZ
“Bolsa Familia es un modelo que seguramente puede servir a la mayoría de países de renta media y baja para lograr un efecto positivo en reducción de las enfermedades y de la mortalidad infantil”, explica Rasella. El experto admite que en países del África subsahariana y Asia puede ser complicado lanzar y mantener en el tiempo iniciativas con la envergadura del programa brasileño, que requiere recursos millonarios, pero considera que sí se pueden hacer programas menores enfocados en los ciudadanos más empobrecidos.
“Creo que el mensaje es claro y universal: protege a los más pobres, aunque sea con programas pequeños. Es fundamental para reducir la mortalidad infantil y enfermedades como la tuberculosis”, insiste Rasella.
En línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), Brasil aspira, de aquí a 2030, a reducir el número de casos a 10 por cada 100.000 habitantes y lograr que las muertes no superen las 230 al año. En este momento, la incidencia de la tuberculosis en el país es de 49 por cada 100.000 habitantes, según las cifras de la OMS, frente a una media de 33 por cada 100.000 habitantes en las Américas. En Brasil se registran anualmente unos 80.000 nuevos casos de tuberculosis y unas 5.500 muertes por la dolencia, según datos del ministerio de Salud.
Para Rasella, las conclusiones de este estudio se enmarcan en la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza, lanzada en noviembre durante la cumbre del G20 en Brasil, a la que se han sumado más de 80 países. Un golpe en la mesa del presidente Lula da Silva en un momento en que el gasto militar supera los dos billones de euros. Esta alianza aspira a poner fin al hambre de aquí a 2030, es decir, cumplir la meta acordada por el mundo en la ONU, gracias a una serie de medidas que incluyen expandir a 500 millones de personas las transferencias de renta, con programas como Bolsa Familia. El Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial han prometido para ello créditos por miles de millones.
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