Cómo un bulo sobre su posible desaparición termina protegiendo el idioma igbo en Nigeria
Una de las principales lenguas indígenas de este país africano, que perdía hablantes y popularidad debido al uso extendido del inglés y la estigmatización, genera ahora un mayor interés entre los jóvenes y el mundo académico. El Gobierno ha trazado también una política para preservarla
Hace algo más de una década, medios de comunicación nigerianos, profesores y expertos en lingüística comenzaron a debatir y a hacerse eco de una información que circulaba en el país: el igbo, una de las tres principales lenguas indígenas de este Estado africano junto con el hausa y el yoruba, desaparecería en torno a 2025, según la Unesco. El origen del rumor es un misterio, porque el organismo de la ONU, cuestionado al respecto por este periódico, afirma que no encuentra registros de un pronóstico semejante. Quien quiera puede también rebuscar en sus archivos de lenguas en peligro. No hay una sola palabra al respecto.
Unos 40 millones de personas pertenecen al pueblo igbo, originario del sudeste de Nigeria, que tiene más de 200 millones de habitantes. El idioma es hablado o chapurreado por millones de personas. Más de 30, según datos de organizaciones nigerianas. ¿Por qué este rumor pudo entonces adquirir peso y propagarse? La realidad es que la lengua sí estaba y está “amenazada”, según la profesora Chinwe Anunobi, interlocutora ante la Unesco para cuestiones de diversidad lingüística en este país africano, donde hay 250 grupos étnicos y 540 lenguas.
Esta mujer, que también es la directora ejecutiva de la Biblioteca Nacional de Nigeria, afirma que la lengua se irá erosionando si no se toman medidas, debido a varios factores: la existencia de 116 dialectos del igbo, que dificultan que los hablantes de distintas regiones del sudeste se entiendan entre sí, la falta de investigación y de profesores o la reticencia de los jóvenes a estudiar igbo en las universidades.
“No tenemos muchos estudiosos del igbo. No estamos produciendo profesores que puedan enseñar la lengua. Y no estamos elaborando material escrito que la sustente. Y si no se investiga sobre una lengua, esa lengua morirá”, explica Anunobi, en una entrevista con este diario.
Los padres igbo han adoptado el inglés en casa porque consideran que el igbo es inferiorMojike Godsfavour Lotanna, director general de la plataforma proigbo Voice of the East
Sin embargo, el rumor sobre la desaparición del igbo tuvo un efecto colateral inesperado y positivo y avivó diversas iniciativas para dar más fuerza a esta lengua: los jóvenes están mostrando un interés inesperado por la lengua de sus padres y abuelos, las comunidades organizan festivales para promover la cultura y las tradiciones del pueblo igbo, hay más profesores que ofrecen clases en YouTube e incluso la Universidad de Oxford contrató en 2022 a su primer profesor para enseñar este idioma.
Paralelamente, el Gobierno nigeriano aprobó en 2022 una nueva política lingüística nacional que obliga, entre otras muchas medidas, a enseñar a los alumnos de primaria en la lengua nativa dominante de la zona donde residen, en lugar de en inglés, que es el actual idioma de la secundaria. Una medida que quiere preservar las lenguas de las diferentes regiones, pero que ha creado controversia y parece de difícil aplicación por ahora.
“Mis padres son igbos, pero nunca me gustó el idioma. Pensaba que el inglés era mejor. Pero me aseguraré de enseñar igbo a mis hijos, y les pondré un profesor, No quiero que la lengua desaparezca”, asegura a este diario Sandra James, maestra de secundaria de 26 años, que comenzó a aprender el idioma de su familia siendo adulta.
“Hacer que los igbos vean y abracen su identidad cultural es una forma de garantizar que el idioma no muera. Preservamos la lengua hablándola. Muchos igbos ignoran su idioma porque, para ellos, no es una prioridad, pero estoy convencida de que eso está cambiando poco a poco”, afirma en la misma línea Chioma Ekeoma, profesora de igbo en internet y fundadora de Adaoma Igbo Language Services.
“Una consecuencia del colonialismo”
Anunobi considera que el esfuerzo de las instituciones privadas y públicas para preservar el igbo es loable, pero la mejor forma de mantener vivo el idioma es para ella que los padres lo hablen con sus hijos.
Nigeria, que fue una colonia británica, vio cómo el inglés se convertía en la lengua dominante en la educación, el Gobierno y el comercio. Este hecho creó la idea de que el inglés era sinónimo de prestigio y oportunidades. Y la visión colonial de las lenguas locales como inferiores provocó un declive en su uso, especialmente a medida que más gente se trasladaba a las zonas urbanas.
“Los padres igbo se sienten en un pedestal cuando sus hijos hablan más inglés que igbo”, afirma Mojike Godsfavour Lotanna, director general de Voice of the East, una plataforma proigbo. “Han adoptado el inglés en casa porque consideran que el igbo es inferior y rechazan conscientemente que sus hijos entiendan el igbo. También creo que esto es una consecuencia directa del colonialismo”, agrega.
Judith Ikechukwu, de 21 años, encaja totalmente en la situación descrita por Lotanna. La joven disfruta con el ritmo de la música highlife en igbo, pero cuando intenta cantar estas melodías, muy populares en Nigeria, le cuesta saber qué dicen. La joven no entiende el igbo, su idioma materno y el hecho de no hablarlo le ha hecho perder el contacto con su cultura, algo que le avergüenza.
Ikechukwu, originaria del Estado de Ebonyi, en la región sudeste de Nigeria, se crió en el de Sokoto (región noroeste) y vive con su padre en Sabon Birnin, una ciudad fronteriza entre Nigeria y la república francófona de Níger. Suele comunicarse con él y con sus hermanos en inglés. Ikechukwu explica que, al estar rodeada por una comunidad que habla sobre todo hausa, nunca tuvo la oportunidad de aprender su lengua materna. “Me avergüenzo de no saber hablar igbo. Hace unos años visité mi pueblo natal y unos ancianos se mofaron de mí por no saber hablar el idioma. Sentí deseos de que me tragara la tierra”, cuenta a EL PAÍS.
Evitar la discriminación
Iheanyi Igboko, director ejecutivo del Centro para la Memoria en el Estado de Enugu (Nigeria), explica en una entrevista con este diario que los igbo suprimieron su identidad como mecanismo de supervivencia después de la guerra civil nigeriana o guerra de Biafra. En 1967, Biafra, una región habitada predominantemente por igbos en el sudeste de Nigeria, declaró su independencia, lo que desembocó en un sangriento conflicto. Al cabo de tres años, fueron derrotados y el país se reunificó.
Hacer que los igbos vean y abracen su identidad cultural es una forma de garantizar que el idioma no mueraChioma Ekeoma, profesora de igbo en internet
El experto señala que muchos igbos se vieron obligados a emigrar a otras partes de Nigeria después de que su región fuera devastada por las bombas, y ocultaron su identidad para evitar la discriminación. “La igbofobia sigue ahí”, asegura. “Ahora muchos igbos, especialmente en otras regiones fuera del sudeste, no quieren que se les identifique como tal para protegerse. Y no pueden educar a sus hijos para que abracen su cultura”, agrega.
Sin embargo, según Igboko, hay un movimiento cada vez más numeroso en las redes sociales de igbos que aceptan y presumen de su identidad, y muchos en la diáspora que también visitan su centro para conectar con sus raíces. Todo ello, en gran parte, gracias al bulo sobre su posible desaparición que comenzó a circular en el país.
Chika Onyesi, lingüista de Abuya, la capital de Nigeria, modera su entusiasmo y afirma que, aunque cada vez hay más interés por hablar este idioma, la falta de trabajos de investigación y de recursos para ayudar a la generación igbo más joven solo ha servido para mutilar muchas palabras y convertirlo en una lengua mixta.
Miedo a la dominación
La nueva política lingüística nacional aprobada por el Ministerio de Educación nigeriano en 2022 obliga, entre otras medidas, a enseñar a los alumnos de primaria en la lengua nativa dominante de la zona donde residen, en lugar de en inglés, que es el idioma de la secundaria. Sin embargo, el entonces ministro, Adamu Adamu, señaló que solo podría “aplicarse plenamente cuando el Gobierno haya elaborado material didáctico y haya previsto profesores cualificados”. El departamento de Educación no ha respondido a las preguntas de este diario sobre los planes de aplicación de estas normas.
Para Lotanna, la intención política es buena, pero duda de que vaya a tener éxito, ya que “Nigeria es una sociedad multilingüe con diferentes grupos étnicos de distintas regiones mezclados en varias ciudades”. “Enseñar a los niños en la lengua dominante de su lugar de residencia puede acrecentar los temores de dominación étnica, lo que a veces ha provocado enfrentamientos sangrientos”, advierte.
Muchos padres no querrán que sus hijos se vean obligados a aprender las lenguas de otras tribus simplemente porque están siendo escolarizados en zonas donde predominan los hablantes de esas lenguasSylvia Chinelo Obiajili, profesora de instituto
Sylvia Chinelo Obiajili, profesora del instituto de secundaria de Akwaeze (Anambra, sudeste de Nigeria), coincide. Para ella, la política puede que no dé resultados porque muchos padres no están dispuestos a aceptarla. “Muchos no querrán que sus hijos se vean obligados a aprender las lenguas de otras tribus simplemente porque están siendo escolarizados en zonas donde predominan los hablantes de esas lenguas”, estima.
“Esta política dará lugar a malentendidos y crisis”, argumenta Lilian Chinedu, una mujer de etnia igbo residente en Abuya, haciendo referencia a la historia de Nigeria, marcada por tensiones religiosas y étnicas. Esta mujer afirma que no puede soportar la idea de que sus nietos aprendan en la escuela hausa, la lengua dominante en el norte, cuando aún les cuesta entender el igbo y comprender plenamente el inglés. “Cuando solo sepan leer y escribir en hausa y no en inglés, ¿cómo sabrán relacionarse con gente de regiones que no entiende el hausa?”, se pregunta.
Su hija menor, Mmesoma Chinedu, de 19 años, desearía que su madre hubiera utilizado el igbo para comunicarse con ella cuando era más pequeña, en lugar del inglés. “Espero poder hablarlo algún día. Sigo intentando mejorar, veo tutoriales de igbo en internet y escucho música. Incluso me hice un atuendo igbo el año pasado”, cuenta.
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