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El Banco Mundial congela los préstamos a Uganda por su ley homófoba

La norma que condena con cadena perpetua las relaciones de personas del mismo sexo, aprobada en mayo por el Gobierno ugandés, “va en contra de los valores” de la institución internacional, asegura esta en un comunicado

Uganda
Protesta contra la ley anti homosexualidad de Uganda en Múnich (Alemania), el pasado 24 de junio.FARIHA FAROOQUI (REUTERS)
Raquel Seco

El Banco Mundial ha anunciado este miércoles que no ofrecerá financiación a Uganda debido a su durísima ley homófoba, aprobada este mes de mayo. La norma, una de las más severas del mundo contra la homosexualidad, “va en contra de los valores del Banco Mundial”, ha declarado la institución en un comunicado.

La ley promulgada hace menos de tres meses por el presidente de Uganda, Yoweri Museveni, condena a cadena perpetua las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo, con 10 años los “intentos” de mantener este tipo de relaciones, y hasta con 20 años la “promoción” de la homosexualidad. Además, castiga lo que define como “homosexualidad agravada” (que una persona seropositiva tenga sexo) con la pena de muerte.

El Banco Mundial asegura en su comunicado que, después de la aprobación de la ley, envió a un equipo a Uganda para revisar sus proyectos. La inspección reveló que son necesarias “medidas adicionales” para asegurarse de que estos proyectos se llevan a cabo de acuerdo con los “estándares” de la organización, es decir, protegiendo a las minorías de toda discriminación. “No se presentará ninguna nueva financiación para Uganda ante nuestro Consejo de Directores Ejecutivos hasta que se haya probado la eficacia de dichas medidas”, que se están discutiendo con las autoridades y que serán supervisadas por agentes independientes, reza el comunicado. “Creemos que nuestra misión de erradicar la pobreza en un mundo habitable solo tendrá éxito si incluye a todo el mundo, sin diferencias por raza, género o sexualidad”, afirma. El Banco Mundial, formado por 189 países, se define como una institución que “trabaja para reducir la pobreza y generar prosperidad compartida en los países en desarrollo”.

El ministro de Exteriores ugandés, Okello Oryem, se quejó de la decisión en declaraciones a la agencia Reuters argumentando que “muchos países de Oriente Medio no toleran a los homosexuales, y de hecho ejecutan homosexuales”. “Muchos Estados de EE UU han aprobado leyes que restringen actividades homosexuales... ¿Por qué centrarse en Uganda?”, agregó. El representante de Uganda ante Naciones Unidas, Adonia Ayebare, ha declarado que “los valores a los que se refiere esta decisión draconiana [del Banco Mundial] no son universales”. En su cuenta de X (antes Twitter), reclamó una reforma de los “métodos de trabajo” del Banco Mundial.

Más del 40% del presupuesto de Uganda depende del exterior, especialmente en sectores clave como la salud y la educación

Más del 40% del presupuesto de Uganda depende del exterior, especialmente en sectores clave como la salud y la educación. Un 30% de la población vivía con menos de 1,77 dólares al día (1,67 euros) en el año 2020, según datos del Departamento de Estadística de Uganda, que recoge Afrobarometer. El Banco Mundial arroja una cifra más abultada de extremadamente pobres (menos de 1,95 euros al día) en ese país en 2019 (último dato disponible) con un 42,2%.

La norma anti-LGTB de Uganda fue aprobada a finales de mayo después de que el presidente Yoweri Museveni la devolviera al Parlamento y este suavizara algunas partes, como la que castigaba con cárcel el mero hecho de identificarse como gay o la que obligaba a reportar a supuestos homosexuales. Estados Unidos y la Unión Europea condenaron esta norma “vergonzosa” y amenazaron con sanciones al país. El presidente de EE UU, Joe Biden, advirtió de que su Gobierno revisaría la elegibilidad de Uganda para la Ley de Crecimiento y Oportunidades para África (AGOA, por sus siglas en inglés), una ley de comercio que brinda a los países subsaharianos exenciones arancelarias. Washington ha impuesto desde entonces limitaciones a los viajes de autoridades ugandesas.

El ministro de Información ugandés, Chris Baryomunsi, declaró en mayo a la agencia Reuters que este tipo de “chantaje” era inaceptable. “Somos un país soberano y no legislamos para Occidente, sino para nuestra gente en Uganda”, afirmó. Sus palabras van en sintonía con un discurso habitual en el continente: el de que la homosexualidad va en contra de la identidad africana.

En Uganda, los activistas por los derechos humanos y la comunidad LGTBQ recibieron la aprobación de esta ley con auténtico terror. “Hay más violencia, más detenciones, más personas siendo expulsadas por sus familias”, declaró en una entrevista a este periódico Frank Mugisha, director de la asociación Minorías Sexuales de Uganda (SMUG), en el mes de mayo. Las personas seropositivas y de riesgo también han experimentado en sus carnes los efectos negativos de esta polémica norma. Denuncian maltrato médico y amenazas y temen que los programas de tratamiento y divulgación contra el VIH desaparezcan por falta de fondos.

El Ministerio de Salud de Uganda hizo públicas precisamente este miércoles instrucciones para que los servicios de salud no discriminen “a ninguna persona que busque atención sanitaria por motivos de género, religión, tribu, estatus económico o social u orientación sexual”. “La ley antihomosexualidad no impide a ninguna persona buscar tratamiento médico”, subraya el Gobierno. “Deben proveerse servicios asegurando la seguridad, privacidad y confidencialidad” de los pacientes. No obstante, el director de Emergencias Sanitarias de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Michael Ryan, aseguró hoy en una rueda de prensa en la sede de la organización en Ginebra que la ley es discriminatoria ya que “criminaliza el comportamiento en base a la orientación o preferencia sexual”, informa la agencia EFE.

Rainbow Railroad, una asociación canadiense que ayuda a personas LGTBIQ a escapar de la persecución en sus países de origen, aseguró que había recibido 515 peticiones de asilo de ugandeses entre enero y mayo de este año, más que ningún año en la década que lleva trabajando en este país.

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Sobre la firma

Raquel Seco
Periodista en EL PAÍS desde 2011, trabaja en la sección sobre derechos humanos y desarrollo sostenible Planeta Futuro. Antes editó en el suplemento IDEAS, coordinó el equipo de redes sociales del diario y la redacción 'online' de Brasil y trabajó en la redacción de México.

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