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Tirana Hassan: “La orden de detención contra Putin envía un mensaje a los déspotas y dictadores de todo el mundo”

La abogada asume este lunes la dirección de Human Rights Watch, la organización global que vela por la protección de los derechos humanos, bajo creciente amenaza

Tirana Hassan
Tirana Hassan, nueva directora de Human Rights Watch.Andre Lunn (HRW)
Ana Carbajosa

Que los derechos humanos pueden evaporarse de un día para otro, por muy asentados que parezcan, es algo que Tirana Hassan ha comprobado de cerca durante años, implicándose en los conflictos más cruentos del planeta. Abogada y nacida en Singapur hace 48 años, Hassan es a partir de este lunes la nueva directora de Human Rights Watch, la organización azote de gobiernos con sede en Nueva York, dedicada a la defensa de derechos humanos. Su nombramiento, sostiene en una videoconferencia con este diario desde Ginebra, es un síntoma de que la defensa de los derechos humanos hace tiempo que dejó de estar en manos de Occidente.

Hassan, que ya ejercía en funciones, asume el puesto en un momento de gran volatilidad internacional y de regresión de derechos y libertades. La proliferación de los regímenes híbridos y la consolidación de populismos dispuestos a cercenar consensos democráticos construidos con mimo durante décadas es la realidad a la que se enfrenta Hassan, la primera mujer que ocupa el cargo. Cree que la guerra de Ucrania ha demostrado “lo que es posible cuando el mundo decide defender y proteger los derechos humanos”, en alusión a la orden de detención de La Haya contra el presidente ruso, Vladímir Putin. Pero advierte contra el peligro de aplicar un doble rasero: “Esperamos la misma protección de los derechos de todos los refugiados, la misma condena de los abusos, también en Etiopía y en una larga lista de países”.

Pregunta. Usted es la primera mujer que dirige su organización y también la primera que procede del Sur Global. Su predecesor fue un estadounidense que estuvo en el cargo 30 años.

Respuesta. Me siento muy honrada y orgullosa. Creo que mi nombramiento refleja que el movimiento de derechos humanos es global, que no es exclusivo de las democracias occidentales. Es de todos, de los grupos locales de derechos humanos, de las víctimas, de los supervivientes. Todos somos catalizadores del cambio. En cuanto al liderazgo femenino, a menudo se subestima a las mujeres. Lo sé por mi propia experiencia. Me han dicho cosas como que las mujeres no deberían estar en zonas de guerra o, en el pasado, que no podía tener un perfil muy público porque las mujeres asiáticas tienden a ser tímidas. He escuchado muchos estereotipos a lo largo de mi vida, pero estamos viendo que en el Sur Global hay mujeres que lideran movimientos importantes y que son todo menos tímidas.

P. Vemos movimientos importantes de mujeres en lugares como América Latina o en Irán. ¿Anticipa un cambio real?

R. El movimiento de mujeres en América Latina en torno a los derechos reproductivos nos muestra lo que es posible cuando las mujeres se unen, de lo estratégicas que pueden ser. Cómo los movimientos son capaces de promover el cambio y trasladarlo de un país a otro. Así es como se mueven montañas. A menudo, a estos movimientos se los margina, se los ve como asuntos solo de mujeres, pero los ataques a los derechos de las mujeres suelen ser los primeros indicadores de una represión más amplia. Si son capaces de triunfar reprimiendo a las mujeres, después vendrán a por otros grupos.

P. Las autocracias ganan terreno en el mundo. ¿Hemos dado por sentadas las democracias? ¿No hemos sabido protegerlas?

R. El año pasado hemos visto un aumento de los ataques a las instituciones democráticas y en general al espacio menguante de la sociedad civil. Nos cerraron nuestra oficina en Moscú y hemos sido blanco de ataques de Pegasus por parte de gobiernos que utilizan la cibervigilancia para amenazar a los defensores de los derechos humanos. Pero existe la posibilidad de contratacar a los regímenes autocráticos. Tenemos que ser más creativos. Hemos asistido también a momentos muy emocionantes. En Ucrania hemos visto lo que es posible cuando el mundo decide defender y proteger los derechos humanos. Ahora debe aplicarse a todo el mundo. Esperamos la misma protección de todos los refugiados, la misma condena de los abusos, también en Etiopía y en una larga lista de países.

Los ataques a los derechos de las mujeres suelen ser los primeros indicadores de una represión más amplia de derechos humanos

P. Que la unidad y la voluntad política de Ucrania no se replique en otros conflictos ha desatado un malestar en el Sur Global, como si los muertos o los refugiados etíopes o palestinos valieran menos. ¿Cuánta razón tienen?

R. Hay una legítima frustración en algunos países en todo el mundo por la aplicación de diferentes estándares y diferentes niveles de voluntad política en Ucrania, que no se está aplicando en Etiopía, en Myanmar o en Afganistán. Esa legitimidad existe, pero sería un error decir que el doble rasero solo se aplica entre el Norte Global y el Sur Global. Eso es ficción. Hemos visto cómo se aplica un doble rasero también en el hemisferio sur.

P. La Haya cree que Putin ha cometido crímenes de guerra. ¿Tendrá un efecto disuasorio para otros dictadores?

R. Es absolutamente disuasorio. La orden de detención dictada por el tribunal contra Putin envía un mensaje a los déspotas y dictadores de todo el mundo de que tendrán que rendir cuentas por sus acciones. Es destacable el ritmo y los recursos que se han destinado a garantizar la rendición de cuentas en Ucrania y nos muestra lo que es posible. Una de las razones por las que las cosas han podido avanzar tan rápido es porque ha sido muy fácil documentar los crímenes de guerra generalizados y descarados cometidos en Ucrania. Pero además, los investigadores del tribunal han estado sobre el terreno y las ONG de derechos humanos, las organizaciones ucranias y los gobiernos de todo el mundo han lanzado sus propias misiones de investigación. Al final, se trata del nivel de evidencias que se ponen a disposición del tribunal.

P. Ahora hay una tecnología para acumular evidencias impensable por ejemplo durante las guerras de los Balcanes. ¿Qué impacto tendrá en la protección de los derechos humanos?

R. La tecnología informática ha revolucionado la capacidad de recopilar pruebas y de acceder a áreas con acceso limitado. Una de las tácticas favoritas del manual del dictador es bloquear el acceso a los periodistas y a los defensores de los derechos humanos. Ahora utilizamos una metodología de investigación de código abierto y eso significa que no se trata solo de lo que nuestro investigador ve sobre el terreno. Puede cotejar esa información con cientos de fotografías y vídeos de internet y triangularla con imágenes de satélite y con el testimonio de testigos. En este mundo postfactual nos llega mucha información, pero parte de ella es desinformación. Tenemos un equipo que realiza investigaciones digitales, que verifica la huella digital para asegurarnos de que no esté manipulada. Vivimos en un mundo en el que los hechos están siendo negociados, pero con la tecnología podemos presentar los casos con tantas pruebas que deberían obligar a los gobiernos a tomar medidas. Podemos recrear en 3D la represión de las protestas en Estados Unidos o lo que ocurre cuando un proyectil ruso cae en un bloque de apartamentos. Así podemos explicar a quienes toman las decisiones exactamente lo que pasó, y eso cambia la conversación, como hemos podido comprobar.

Tirana Hassan
Tirana HassanAndre Lunn (HRW)

P. ¿Va a ser China capaz de imponer su visión de que los derechos humanos son una nueva forma de colonialismo?

R. La idea de que los derechos humanos son solo una construcción occidental es absolutamente ridícula, que le resulta útil a una cierta narrativa y tiene un fin político. Es muy conveniente para los gobiernos que tratan de desviar la atención de los abusos y que no cumplen sus propias obligaciones internacionales. Nuestra experiencia durante décadas trabajando con defensores de derechos humanos y con víctimas y supervivientes que a ellos les importa. A los supervivientes de la tortura en China y al más de un millón de familiares de trabajadores detenidos en campos de reeducación en Xinjiang les preocupan los derechos humanos. No es algo que uno pueda elegir aceptar o no. Se trata de obligaciones legales internacionales, que surgieron en los momentos más oscuros de la historia y son compromisos que asumieron los gobiernos de todo el mundo. En esencia, estamos hablando de la dignidad humana. No creo que haya un lugar en el que alguien pueda decir que la dignidad humana no es un principio universal.

P. En un reciente ensayo escribió que ya no podemos apoyarnos en un pequeño grupo de países occidentales para garantizar los derechos humanos. Se cumplen ahora 20 años de la invasión estadounidense de Irak. Aquel fracaso, junto al de Afganistán, ha mermado el apetito de intervenciones en nombre de la libertad y los derechos humanos. ¿Cómo se puede frenar a líderes autocráticos como Putin?

R. Ya no hay superhéroes internacionales que vayan a venir al rescate. Es responsabilidad de todos los Estados garantizar la defensa de los derechos humanos y de las instituciones de derechos humanos. Tenemos que apoyar a los manifestantes en Irán, en Sri Lanka y en China. Hemos visto a personas levantarse en los lugares más represivos, como Sudán, y es nuestra responsabilidad apoyarles. Si estamos ante una situación en la que las personas están dispuestas a perder la vida para defender los derechos humanos, ese debería ser el impulso para que el mundo se movilice y utilice todo el arsenal legal y político a su alcance.

La idea de que los derechos humanos son solo una construcción occidental es absolutamente ridícula y tiene un fin político

P. Se refiere a la injerencia en forma de apoyo de gobiernos a organizaciones locales.

R. Sí, el fortalecimiento de la sociedad civil, de las voces de la disidencia y, luego, utilizar las herramientas a nuestra disposición, como el Consejo de Derechos Humanos, el sistema judicial nacional e internacional, la Asamblea General para ejercer presión internacional sobre los gobiernos que cometen abusos. Y funciona. La movilización mundial en torno a Ucrania nos recuerda el potencial que tenemos.

P. ¿Se pueden defender los derechos humanos a través de una intervención militar?

R. No. La intervención militar no es la respuesta a los derechos humanos. Cuando llegamos a un punto en el que nos encontramos en una crisis de derechos humanos, por lo general no es una sorpresa. No surgen de la nada. Ucrania, por ejemplo, ¿qué habría pasado si el mundo hubiera exigido a Putin rendir cuentas durante años por la represión de los derechos humanos y la sociedad civil en Rusia? ¿Y por el bombardeo ruso de ciudades en Siria para apoyar a Bachar el Asad? Los conflictos se producen cuando relegamos los derechos humanos a un segundo plano.

P. En el capítulo dedicado a España de su informe anual afirman que las devoluciones en caliente en la frontera “contribuyeron a la muerte de migrantes”. ¿Cree que los agentes españoles podrían haber evitado la muerte de 23 personas en Melilla?

R. Las escenas de Melilla en junio de 2022 fueron espeluznantes y ejemplifican todo lo que es inaceptable por parte de la política hacia los migrantes y refugiados de España y de la UE. Devolver en caliente a migrantes y refugiados no solo es incumplir con las obligaciones internacionales, sino que, como hemos visto, provoca la pérdida de vidas humanas. Las rutas legales seguras para la migración tienen que ser una prioridad. El patrón de demonización de los migrantes y este que está surgiendo ahora, no solo en el Reino Unido sino en toda Europa, de deportar a las personas refugiadas y solicitantes de asilo es muy peligroso.

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Sobre la firma

Ana Carbajosa
Periodista especializada en información internacional, fue corresponsal en Berlín, Jerusalén y Bruselas. Es autora de varios libros, el último sobre el Reino Unido post Brexit, ‘Una isla a la deriva’ (2023). Ahora dirige la sección de desarrollo de EL PAÍS, Planeta Futuro.

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