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Comida, pañales, juguetes y atención psicológica: el despliegue de las ONG para atender a los niños y familias que huyen de Ucrania

Unicef, Save the Children, World Vision y otras organizaciones despliegan sus equipos en Polonia, Moldavia y Rumanía para dar asistencia a los refugiados, que ya son un millón según Acnur; la mitad, niños. La ONU realiza una petición especial de fondos para reunir más de 1.500 millones de euros en ayuda humanitaria

Refugiados ucranianos embarcados en un autobús tras el paso fronterizo en Siret, al norte de Rumanía, el 27 de febrero de 2022.
Refugiados ucranianos embarcados en un autobús tras el paso fronterizo en Siret, al norte de Rumanía, el 27 de febrero de 2022.ROBERT GHEMENT (EFE)
Belén Hernández

Trenes y andenes abarrotados, largas filas de coches y autobuses repletos de familias que dejan atrás a sus padres que luchan en el frente y enfilan el camino de un éxodo que se intuye trágico e incierto. Esas imágenes son las que se repiten desde hace una semana en las fronteras de Ucrania con Polonia, Moldavia y Rumanía, desde que comenzara la ofensiva rusa en el país. “Niños, mamás, cochecitos... Han pasado la noche a la intemperie y se adentran ahora en la seguridad de Rumanía, pero están dejando todo atrás. He escuchado a pequeños llorando y a sus madres consolándolos. Pero hace mucho frío en este momento y hay un enorme grado de incertidumbre sobre lo que les deparará a muchas de estas personas”, lamentaba hace unos días James Elder, enviado especial de Unicef a la frontera con Polonia, en un vídeo que hacía oficial el organismo.

“Las madres arrastran a sus hijos de la mano como si fueran maletas, con prisa por escapar del peligro”. Desde el puesto de la aduana de Siret, una ciudad fronteriza de Rumanía, el escenario que presencia Alberto Roca, trabajador de la oficina local de World Vision en el país, es parecido al que tiene ante sus ojos Elder. Cientos de mujeres que se han visto obligadas a huir de sus hogares solas con sus hijos. “Lo más emotivo para mí fue ver a los niños sonreír al recibir regalos. Sabía que con toda probabilidad en la prisa por salir de casa, probablemente no habían encontrado espacio en sus maletas para empacar sus juguetes favoritos”, añade Roca.

Con la finalidad de paliar la situación de emergencia, la ONU, desde su oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA, por sus siglas en inglés), lanzó este martes una petición de fondos de emergencia destinados a Ucrania para reunir más de 1.500 millones de euros y ayudar a los ucranios dentro del país y al millón de personas que ha huido en la última semana, según datos de la Agencia de las Naciones Unidas para los refugiados (Acnur); la mitad de ellos, niños, según Unicef.

Este paquete humanitario busca repartir dinero en efectivo a los más vulnerables, alimento, agua y apoyo para el sistema de salud y la educación, además de asistencia para construir refugios y reparar casas dañadas. “Hay familias con pequeños refugiadas en sótanos y en estaciones de metro o que corren por sus vidas bajo el aterrador sonido de las explosiones y las sirenas de alarma. El número de víctimas aumenta rápidamente”, advirtió Martin Griffiths, vicesecretario general de la ONU para Asuntos Humanitarios.

Además de la petición de dinero, Naciones Unidas, a través de organismos como Unicef, junto con otras organizaciones internacionales como Save the Children y World Vision, está reforzando sus equipos en las distintas fronteras con Ucrania –Polonia, Moldavia y Rumanía– para dar respuesta y llevar comida, equipos básicos de higiene, pañales y juguetes, además de apoyo psicológico a los que llegan huyendo de la guerra. A las comidas que el chef José Andrés ha repartido en Polonia, el pasado domingo llegó a la frontera con Moldavia la primera remesa, de cuatro toneladas de suministros.

“Estamos enviando especialistas en emergencias para reforzar los equipos que trabajan dentro de Ucrania”, explica por teléfono Blanca Carazo, responsable de programas internacionales de Unicef España. La cooperante añade que se han puesto en funcionamiento desde este miércoles 20 puntos azules, es decir, espacios seguros que gestiona la organización a lo largo de las fronteras de Rumanía, Polonia y Moldavia. En ellos, las familias pueden recibir alimento, atención médica y psicológica o aquello que necesiten. “Además de darles protección y asesoría en los siguientes pasos, estos centros sirven para detectar menores de edad no acompañados, a los que se les brinda una atención especial”, asegura Carazo.

La OCHA estima que 12 millones de personas dentro de la nación asediada van a necesitar protección y que al menos cuatro millones de desplazados podrían requerir ayuda en los países vecinos en los próximos meses. “Esta es la hora más oscura para la gente de Ucrania”, lamentó en un comunicado Martin Griffiths, responsable de la organización. “Necesitamos aumentar la respuesta que damos para proteger la vida y la dignidad de los ucranios de a pie”, indicó. “No podemos olvidarnos de los chicos tutelados y que no tienen familia, que viven en centros de menores, orfanatos y que están invisibilizados. Son un total de 98.000 niños a los que estamos haciendo seguimiento, junto a las autoridades locales, para que, llegado el caso necesario, se trace un plan de evacuación”, asegura Carazo.

Se acelera el número de refugiados

La Agencia de Naciones Unidas para los refugiados (Acnur) ha elevado este miércoles la cifra a más de 874.000 personas que han huido Ucrania en los últimos siete días. La portavoz de la agencia de la ONU, Shabia Mantoo, ha informado de esperas de hasta 60 horas para cruzar la frontera con Polonia y de colas de 20 kilómetros para entrar a Rumanía. Esta cifra representa un aumento de 160.000 personas con respecto al balance de desplazados al extranjero anunciado el pasado martes por el jefe de la organización, Filippo Grandi.

De los más de 874.000 refugiados que han huido, 453.982 están en Polonia, que es el principal país de acogida. El siguiente destino ha sido Hungría, que ha recibido 116.348 desplazados. Moldavia más de 73.000; Eslovaquia ha dado cabida a 67.000 y Rusia ha recibido a 42.900 personas. “A este paso, la situación va camino de convertirse en la crisis de refugiados más grande de Europa en este siglo”, asegura Shabia Mantoo, portavoz en Ginebra de la agencia de la ONU para los refugiados.

A este paso, la situación va camino de convertirse en la crisis de refugiados más grande de Europa en este siglo
Shabia Mantoo, portavoz en Ginebra de la agencia de la ONU para los refugiados (Acnur)

Acnur, además, ha asegurado que el conflicto ha dejado un millón de personas desplazadas dentro de las fronteras del país. “Hay mucha atención en torno a los que huyen hacia los países vecinos, pero es importante recordar que la mayor parte de la gente afectada está en Ucrania”, declaró Karolina Lindholm Billing, responsable de Acnur para Ucrania, en una conferencia de prensa en Estocolmo.

El impacto de una guerra en la salud mental

Todos los menores de 18 años de Ucrania –al menos 7,5 millones– están en grave peligro de sufrir daños físicos, graves trastornos emocionales y desplazamientos tras la escalada de hostilidades de esta noche, como advierte la organización Save the Children. “Queremos poner en marcha espacios seguros donde estos puedan tener una cierta normalidad, cuidado y estén protegidos de un ambiente hostil como es una guerra”, expresa Vicente Raimundo, director de Cooperación Internacional y Acción Humanitaria de la entidad en España.

“Los niños están aterrorizados. Oyen explosiones, se les pide que huyan solo con la ropa que llevan puesta. No se puede subestimar el impacto que tiene en su salud mental y el potencial trauma a largo plazo”, explica en un comunicado Irina Saghoyan, directora de Save the Children para Europa del Este. “Lo que toca ahora es tratar de aliviar el sufrimiento, preservar la dignidad y la vida humana, y más adelante será momento de reparar estos daños profundos y duraderos”, concluye Raimundo.

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Sobre la firma

Belén Hernández
Redactora de Estilo de Vida, ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS, donde escribe sobre cultura y tendencias, pero también sobre infancia, medio ambiente y pobreza en países en desarrollo. Antes trabajó en El Mundo y Granada Hoy. Es granadina, licenciada en Periodismo por la Universidad de Málaga y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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