Diálogos en el Congreso en busca de una cooperación más integradora y con más recursos

“Una vez resuelto el incendio en casa, es hora de ir a la casa del vecino”. Es la imagen que empleó el nuevo director de la Agencia Española de Cooperación (AECID), Antón Leis García, para ilustrar el momento actual de la cooperación, tras varios picos de pandemia con la crisis sanitaria, económica y social que ha conllevado. “Es el momento de la cooperación”, dijo en la Sala Constitucional del Congreso de los Diputados de los Diputados, en el cierre de los Diálogos para una cooperación transformadora, organizados por la Coordinadora de Organizaciones para el Desarrollo, durante los días 6 y 7 de octubre.

El momento está marcado por los trabajos de la esperada reforma de la ley de cooperación, (la actual data de 1998). Entre otras cosas, apuntó Leis, esta reforma busca una mejor articulación entre las diferentes administraciones, las ONG y agentes de la sociedad civil, incluyendo además al sector privado. “Se trata de construir entre todos el edificio de la cooperación para los próximos 20 años. Es verdad que estamos en el marco de la Agenda 2030, pero la ley debería pensar más allá de esa fecha”. Para Leis, su construcción se basa en el trabajo en equipo, el diálogo constante y las decisiones. A este respecto, anticipó un incremento presupuestario. “Como director de la AECID, me gustaría tener más fondos de los que voy a recibir, pero el compromiso con la cooperación se reflejará en los próximos presupuestos del Estado”, advirtió sin querer dar más detalles de momento.

Se espera que el proyecto de ley pueda enviarse antes de que acabe el período de sesiones. La reforma, según Leis, no solo incorporará grandes principios, sino también detalles prioritarios, como el desarrollo de la carrera profesional de la cooperación, así como el marco de los derechos de los cooperantes. “Las expectativas son altas y no podemos defraudar”, añadió.

Antes, Irene Bello, presidenta de la Coordinadora, definió el momento actual como “propicio para fortalecer la política pública de cooperación, además de necesaria para responder a los desafíos globales, desde los climáticos hasta los de igualdad de derechos”. Llamó a un liderazgo del Gobierno con la participación de todos los actores políticos y de la sociedad civil. La Coordinadora sí precisó una cifra presupuestaria, sobre la que ha insistido ante el gobierno. “El 0,35% de los presupuestos de 2022 deberían dedicarse a cooperación, para poder llegar al 0,5% en 2023″, dijo Bello, tras recordar la movilización por el 0,7% de los lejanos años noventa.

El interés por participar en la construcción de un marco de cooperación más integrador se reflejó, durante los diálogos de la Coordinadora en el Congreso, en las intervenciones de los más de veinte miembros de diversas organizaciones e instituciones nacionales e internacionales, además de representantes políticos o de alianzas multinacionales como el Comité de Ayuda al Desarrollo de la OCDE, que también se encuentra en un proceso de revisión con el fin de adaptar su ayuda a los retos actuales.

La educación para la ciudadanía global y la cooperación al desarrollo aparecen por primera vez formuladas en la nueva Ley de Educación, y se incorporarán en el nuevo currículo, junto con las metas de la Agenda 2030

Se debatió también el papel fundamental de la educación para una ciudadanía global. Por eso, Álvaro Saiz, del Ministerio de Educación, destacó que la “educación para la ciudadanía global y la cooperación al desarrollo” aparecen por primera vez formuladas en la nueva Ley de Educación, y se incorporarán en el nuevo currículo, junto con las metas de la Agenda 2030.

Un ejemplo educativo concreto, en Andalucía, es el trabajo de protección a los menores migrantes. “Frente a los discursos del odio, ser una sociedad de acogida” fue uno de los mensajes que compartió la directora de la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AACID), María Luz Ortega. Para ponerlo en práctica, se refirió a los “encuentros multi-actor” en los que se incluyen las diferentes administraciones y organizaciones locales, y el apoyo a los docentes para dotarlos de herramientas con las que trabajar en clase el concepto de la acogida y la ciudadanía global. Además, compartió la colaboración con la campaña Soy migrante, que ha desarrollado la Organización Internacional de Migraciones (OIM) a la que se ha unido la Consejería de Educación, para construir una perspectiva de la migración más positiva con historias y experiencias de integración concretas.

Las historias de resiliencia contribuyen a la conexión entre personas de distintas partes. Por ello, también se abordó el papel de los medios de comunicación y la información sobre el desarrollo, como aporte a la cultura de ciudadanía global, con ejemplos como el de Planeta Futuro, de este periódico. Con más de la mitad de los gobiernos del mundo bajo regímenes autocráticos, los espacios de la sociedad civil y de los medios de comunicación independientes están amenazados. Por ello, alianzas de periodismo colaborativo para coberturas de temas enfocados en los derechos humanos son importantes para, no solo apoyar, sino difundir el trabajo de periodistas en primera línea, como en el caso de los que participan en la alianza Otras Miradas, en Centroamérica, México y España.

La nueva cooperación debe integrar a una cantidad cada vez más diversa de voces, abriendo paso a los jóvenes que son parte de las respuestas “del presente, no solo del futuro”, como recalcó Marie Helena Gehrig, embajadora del Pacto Climático Europeo y joven activista. Por su parte, Luca Gervasoni i Vila, presidente de Lafede.cat, plataforma catalana de diversas organizaciones y colectivos que comparten el objetivo de la justicia global, recordó que muchos jóvenes ya no se integran en ONG clásicas, sino en todo tipo de movimientos sociales que forman un conjunto más heterogéneo con el que hay que contar.

Pese al desafío que implica la diversidad, Gehrig valora el impacto generado por la conexión entre los diferentes actores. A veces, esa conexión puede no resultar en proyectos de largo plazo, pero la conexión y la posibilidad de “escuchar” a otras y otros es ya un impacto en sí. Muchos otros ponentes compartieron diferentes experiencias de alianzas entre actores como las que representa FORUS International, que conecta a más de cien ONG nacionales y coaliciones regionales, o como la plataforma europea de ONG CONCORD.

La diputada María Dantas, portavoz de Esquerra Republicana en la Comisión de Cooperación del Congreso, advirtió que la nueva cooperación implica “la necesidad de revisar otras políticas del Estado que impactan negativamente sobre el desarrollo global”. Puso el ejemplo de las políticas fronterizas llevadas a cabo por España y Europa, así como las que fomentan la depredación de recursos de países en desarrollo, o las de la venta de armas a países que vulneran derechos humanos. Sin revisar todo eso, una ley de cooperación descontextualizada, “no puede resolver nada”, concluyó.

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