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HAMBRE
Tribuna
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¿Por qué es imprescindible crear un consejo internacional que estabilice los sistemas alimentarios?

Un 10% de la población mundial se acuesta sintiendo hambre todas las noches y al menos 2.400 millones de personas carecen de acceso a una dieta saludable y nutritiva. Este nuevo organismo podría ser parte de un esfuerzo mundial para mejorar la gobernanza alimentaria

Un hombre comprando en una pescadería de la Galeria de Alimentación Federico Grases, en el barrio de Carabanchel, Madrid.
Un hombre comprando en una pescadería de la Galeria de Alimentación Federico Grases, en el barrio de Carabanchel, Madrid.Olmo Calvo
Sandrine Dixson-Declève José Antonio Ocampo Felia Salim

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La pandemia, las crecientes tasas de pobreza y desigualdad en el mundo, la persistencia de los conflictos, así como la escalada de la crisis climática y de la biodiversidad son conmociones y tensiones que contribuyen al aumento del hambre y la inseguridad alimentaria y nutricional. A fin de coadyuvar de manera más eficaz con el abordaje de este problema urgente y hacer que el sistema alimentario mundial sea más estable y tenga resiliencia, los gobiernos deberían considerar la posibilidad de establecer un Consejo de Estabilidad de los Sistemas Alimentarios (CESA) que se constituya como un organismo nuevo y multilateral liderado por las Naciones Unidas.

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Hoy en día, entre 720 millones y 811 millones de personas, es decir alrededor del 10% de la población mundial, se acuestan sintiendo hambre todas las noches, y al menos 2.400 millones de personas carecen de acceso a una dieta saludable y nutritiva. Es probable que estas tendencias persistan debido a la falta de una acción internacional de importantes proporciones. El informe más reciente del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático demuestra que los efectos del calentamiento global no han dejado a ninguna región intacta, lo que conlleva implicaciones significativas para el sistema alimentario a lo largo de las próximas décadas.

Estos sustentan la seguridad de la economía mundial. Estos sistemas también se encuentran entre los principales impulsores de la pérdida de ecosistemas y el cambio climático, y la agricultura y el cambio de uso de la tierra son responsables de una cuarta parte de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Al mismo tiempo, los ecosistemas, como los bosques, los manglares y los océanos, son fundamentales para los esfuerzos que hace la humanidad para adaptarse a los cambios climáticos que ya están en curso.

Un cuarteto de reuniones internacionales –la Cumbre de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios en septiembre de 2021, la cumbre del G20 en octubre, la conferencia climática de la ONU (COP26) en noviembre, y la Cumbre sobre Nutrición para el Crecimiento organizada por el gobierno japonés en diciembre– brinda una rara oportunidad para centrar la atención internacional en esta crisis y de igual manera en los vínculos que tiene con el cambio climático.

Cada una de estas reuniones podría allanar el camino para la creación de un CESA, que sería un organismo constituido por gobiernos nacionales y organizaciones internacionales que trabaje para abordar este tema. Este organismo podría ser parte de un esfuerzo mundial más amplio para mejorar la gobernanza alimentaria y para lograr – tal como lo expresa el gobierno de Indonesia, que ocupará la presidencia del G20 en el año 2022– “una transición justa y asequible hacia cero emisiones netas”.

Además, existe un precedente alentador para la creación de este organismo. El Consejo de Estabilidad Financiera (CEF), establecido por los ministros de finanzas del G20 en abril de 2009 con el objetivo de evitar que se repita la crisis financiera mundial de 2008, ha contribuido positivamente a la estabilidad macroeconómica mundial y ahora es un organismo autorizado, independiente y respetado.

Se encargaría de promover la salud y la resiliencia del sistema alimentario mundial, incluso abordando asuntos como la estabilidad de precios, el comercio, las reservas estratégicas y los efectos del cambio climático en la producción

De manera similar, un CESA, en caso de establecerse, se encargaría de promover la salud y la resiliencia del sistema alimentario mundial, incluso abordando asuntos como la estabilidad de precios, el comercio, las reservas estratégicas y los efectos del cambio climático en la producción. Este no emitiría recomendaciones jurídicamente vinculantes. Por el contrario, brindaría consejos creíbles a los gobiernos sobre cómo construir un sistema alimentario que esté mejor preparado para resistir futuras dificultades y garantizar un mayor acceso mundial a alimentos nutritivos.

Además, podría analizar los sistemas de alerta temprana y los datos de modelado de riesgos con relación al hambre, la agricultura y el clima, incluso hacer esto utilizando la actual base de datos del Sistema de Información de Mercados Agrícolas. También podría asesorar a la Organización Mundial del Comercio y a los gobiernos nacionales sobre políticas comerciales relacionadas con los alimentos y a su vez podría contribuir con las respuestas que dan los países a la volatilidad del clima y a la dinámica cambiante del mercado.

También podría apoyar y permitir que los países presenten de forma voluntaria evaluaciones de riesgo y planes quinquenales de resiliencia de sus sistemas alimentarios e incluso recopilar y compartir conocimientos sobre las vulnerabilidades del comercio mundial de alimentos, como aquellos conocimientos relacionados con el cambio climático, los conflictos, la falta de diversidad de cultivos, la pérdida de polinizadores y otras amenazas. Asimismo este organismo podría identificar y revisar las disposiciones regulatorias y de supervisión, así como las medidas voluntarias dirigidas a abordar dichas vulnerabilidades.

El CESA podría estar formado por representantes nacionales pertinentes que provengan de los ministerios de agricultura y asuntos rurales, comercio, salud, medio ambiente y finanzas, así como por organismos internacionales de normalización y científicos líderes en el campo de riesgos que afectan al sistema alimentario mundial. Al igual que ocurre con el Consejo de Estabilidad Financiera, la audiencia de esta institución serían los Estados miembros, incluidos los jefes de gobierno.

La ausencia actual de tal Consejo es una laguna notable dentro de la arquitectura de gobernanza internacional necesaria para reforzar la sostenibilidad, la equidad y la resiliencia del sistema alimentario mundial durante el siglo XXI y posteriormente. Durante la Asamblea General de las Naciones Unidas y la Cumbre de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios, que se celebrarán a finales de septiembre, los gobiernos podrían acordar iniciar un proceso de consulta de un año de duración para estudiar la posibilidad de crear el antes mencionado organismo. Al hacerlo, contribuirían a un futuro mejor para cientos de millones de personas vulnerables, y a su vez podrían garantizar el acceso a los alimentos y la seguridad para todos en el mundo.

Sandrine Dixson-Declève es copresidenta del Club de Roma. José Antonio Ocampo, ex ministro de Hacienda de Colombia y ex Secretario General Adjunto de las Naciones Unidas, es profesor de la Universidad de Columbia y embajador de la Coalición para los alimentos y uso de la Tierra. Felia Salim, presidenta de la Junta Directiva de Partnership for Governance Reform, es embajadora de la Coalición para los alimentos y uso de la Tierra.

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