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Enfermedades
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La covid-19 y la lepra: cómo erradicar una de las enfermedades más antiguas mientras acabamos con la pandemia

Conforme se va dando forma a la arquitectura sanitaria del futuro, es importante no perder de vista esta dolencia y seguir avanzando sobre la base del progreso obtenido hasta ahora

Ibrahim, diagnosticado con lepra, realiza ejercicios de rehabilitación en el hospital de Gambo, en Etiopía.
Ibrahim, diagnosticado con lepra, realiza ejercicios de rehabilitación en el hospital de Gambo, en Etiopía.I. M.

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La última semana de mayo, varias delegaciones procedentes de todo el mundo se reunieron en la Asamblea Mundial de la Salud, la más importante desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) celebrara su primera reunión anual en 1948. En medio de la actual emergencia de salud pública de importancia internacional, los asistentes se citaron con una misión singular: poner fin a esta pandemia y evitar la próxima.

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No es de extrañar que la agenda de este año fuera más extensa que nunca, con 72 temas de salud global bajo examen. Los 2.750 participantes lidiaron con todo el espectro de la respuesta a la covid-19, desde un tratado sobre la pandemia hasta el acceso equitativo a las vacunas, además de abordar la erradicación de la polio y acelerar las medidas contra la resistencia a los antimicrobianos. Por ello, el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, declaró antes del evento que la Asamblea de este año desempeñaría un papel fundamental en dar forma a la arquitectura sanitaria mundial del futuro.

Los delegados que se reunieron virtualmente reflexionaron también sobre la resolución que adoptaron sus predecesores de la 44ª Asamblea Mundial de la Salud hace exactamente 30 años para eliminar otra devastadora enfermedad infecciosa: la lepra.

En aquellos momentos, se calculaba que entre 10 y 12 millones de personas la padecían en el mundo. Esta enfermedad, considerada como una de las más antiguas de la historia de la humanidad, afecta principalmente a la piel y a los nervios periféricos, y acaba por desfigurar a las personas más gravemente afectadas.

En las últimas dos décadas, se ha diagnosticado la lepra a 6,5 millones de personas, lo que demuestra que la enfermedad no ha desaparecido

La resolución de la Asamblea Mundial de la Salud de 1991 hizo un llamamiento a la eliminación de la lepra como problema de salud pública a nivel global antes del 2000; la eliminación se define como una prevalencia registrada de menos de un caso por 10.000 habitantes. En aquella época se trató de una resolución histórica.

Hoy día existe un tratamiento multimedicamentoso eficaz que, junto con una detección precoz, hacen a la enfermedad totalmente curable. Pero si se retrasa el tratamiento, puede causar lesiones permanentes de la piel, los nervios, la cara, las manos y los pies, y dar lugar a la discapacidad permanente. Esto, junto con temores y malentendidos muy arraigados sobre la dolencia, ha sometido a muchas personas afectadas, así como a sus familias, a una grave discriminación que, por desgracia, sigue existiendo hoy día.

En plena pandemia del coronavirus, podemos ver claros paralelos entre la discriminación y la hostilidad hacia los enfermos de covid-19, sus familias y los trabajadores sanitarios que se han observado en distintas partes del mundo y la actitud de la sociedad hacia la lepra.

Tras la resolución de la OMS de 1991, su eliminación como problema de salud pública se logró a nivel mundial a fines de 2000, y casi todos los países han reproducido ese éxito a nivel nacional. En las últimas dos décadas, se ha diagnosticado la enfermedad a 6,5 millones de personas, lo que demuestra que no ha desaparecido. Todos los años se registran 200.000 nuevos casos y aún existen zonas donde es endémica, así como focos dispersos en muchos países. Se calcula que entre tres y cuatro millones de personas viven con discapacidades o deformidades visibles causadas por este mal. Mientras tanto, la persistencia del estigma que sufren puede inhibirlas a la hora de procurar tratamiento.

Desde 2001, cuando fui nombrado Embajador de Buena Voluntad de la OMS para la Eliminación de la Lepra, he visitado unos 120 países y he observado la situación sobre el terreno con mis propios ojos. Esto me ha llevado a pensar en la lepra como si fuera una motocicleta: la rueda delantera simboliza su cura, y la trasera, la eliminación de la discriminación. A menos que hagamos girar las dos a la vez, no lograremos nuestro objetivo último de cero lepra.

En cuanto a la rueda delantera, la OMS publicó hace poco su nueva Estrategia Mundial para la Lepra 2021-2030, que incluye los ambiciosos objetivos de cero pacientes de lepra en 120 países y una reducción del 70% en nuevos casos detectados en el mundo antes de 2030. Para alcanzarlos, los gobiernos tendrán que comprometerse y aportar su apoyo financiero; esto no es algo que la OMS pueda hacer sola.

Para alcanzar estos objetivos, los gobiernos tendrán que comprometerse y aportar su apoyo financiero; esto no es algo que la OMS pueda hacer sola

En cuanto a la rueda trasera, he trabajado incansablemente para que sea reconocida internacionalmente como un asunto de derechos humanos desde principios de la década de 2000, cuando entablé un primer contacto con la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Uno de los resultados ha sido la resolución sobre la eliminación de la discriminación contra las personas afectadas de lepra y sus familiares, adoptada por la Asamblea General de la ONU en 2010. Pero la auténtica medida del éxito vendrá cuando los principios y las directrices que acompañan la resolución sean implantados plenamente.

Durante este último medio siglo, la dedicación de incontables personas nos ha acercado un paso más a un mundo sin lepra, pero nuestra labor no ha terminado todavía. Conforme vamos dando forma a la arquitectura sanitaria del futuro, es importante que no perdamos de vista la lepra y seguir avanzando sobre la base del progreso que hemos obtenido hasta ahora.

Los delegados de la Asamblea de la Salud Mundial de este año consideraron cómo luchar contra la covid-19, pero además de combatir la enfermedad más nueva que aflige a la humanidad, también necesitamos derrotar una de las más antiguas.

Yohei Sasakawa, Embajador de Buena Voluntad de la OMS para la Eliminación de la Lepra, Embajador de Buena Voluntad del Gobierno Japonés para los Derechos Humanos de las Personas Afectadas de Lepra, Presidente de la Nippon Foundation.

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