Ir al contenido
_
_
_
_
Cartas a la Directora
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Cuando somos nosotros los migrantes

Los lectores escriben sobre los jóvenes españoles que emigran a Australia, la sanidad pública, el futuro de la UE y la conciliación familiar

Una mujer cosecha lechugas en una granja australiana.
Una mujer cosecha lechugas en una granja australiana.Nicolas Ivan Gentili (Getty Images)

Existe una tendencia actual entre los jóvenes españoles: mudarse a Australia para buscar nuevas oportunidades laborales. Muchos cuentan en las redes su experiencia: empiezan con salarios bajos que van mejorando, trabajan en hoteles, granjas, restaurantes o, incluso, minas aisladas de la población. Estos trabajos, muy bien pagados, en comparación con el salario que recibirían en España, les permiten ahorrar, algo cada vez más complicado para aquellos que permanecemos aquí. Lógicamente, esto va de boca en boca entre los jóvenes. Tanto en 2008 tras la crisis económica como ahora, para el país es una pérdida de conocimiento y, para las familias, una pena que sus jóvenes tengan que marcharse. Sin embargo, cuando somos nosotros los que emigramos, es raro escuchar que genere un “efecto llamada”, esa expresión que cada vez se utiliza de una forma más despectiva y que rápidamente empleamos para señalar a las personas que llegan a nuestro país también con la esperanza de un futuro mejor. ¿En qué momento dejamos de ser todos iguales? O, mejor dicho, ¿cuándo dejaremos de considerarnos mejores?

Almudena de Torre Casadevante. Cádiz

Tengo miedo

Tengo miedo a no ser tratado igual que otra persona de 20, 30 o 40 años. Tengo miedo a que me digan que “el problema es la edad”. Tengo miedo a que me acusen por disfrutar de una pensión mensualmente y recibir dos pagas extras al año. No le tengo miedo a la parca, forma parte de la vida, pero sí tengo miedo a que llegue sin poder ser atendido y sufrir con dolor por la aplicación de un sistema de prioridades y que no haya un aparato que me pueda aliviar el sufrimiento. Tengo miedo a ser descartado en el triaje según el protocolo establecido. Todo esto pasó y podrá ocurrir nuevamente. Pensémoslo por un instante y pongamos remedio, porque todo esto se vislumbra en el horizonte y nos queda poco tiempo.

Antonio Guirval Morales. Santa Fe (Granada)

Por Europa

¿Será posible conseguir en España una gran manifestación como la que el sábado tuvo lugar en Roma para reivindicar el orgullo de ser europeo? No permitamos que nos arrebaten los impresentables imperialistas lo que consiguió Europa tras tanto sufrimiento. Hay que salir a la calle, hay que decirle al mundo que no podrán con nosotros.

Ana Alonso Castrillo. Madrid

Productivos

En unos días me reincorporo a la vida productiva tras unos meses —pocos— cuidando a mi bebé. Yo, que siempre he priorizado mi carrera profesional, he sido ambiciosa y no quería renunciar, me encuentro en la encrucijada de no querer volver a un trabajo que me encanta por ser poco compatible con ver crecer a mi hijo. Me gusta, me encanta mi trabajo y me considero una privilegiada. Lo que no me gusta es pensar que voy a tener que hacer malabares para verle, con suerte, dos horas al día. Dicen que luego crecen y es más fácil, ¿más fácil por qué? ¿Porque les empezamos a llenar la agenda de actividades y extraescolares que nos permitan estirar nuestras jornadas un poquito más? No, la vida no debería ser esperar a que llegue el fin de semana, las vacaciones o a que los niños crezcan para que nos “permitan” volver a ser más productivos.

Alba García. Madrid



Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_