_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

¿Quién habla en nombre de Europa?

Las cumbres de emergencia entre líderes al margen de los procedimientos de la UE activan la capacidad del continente de actuar frente a las amenazas existenciales actuales

Los asistentes a la cumbre europea por Ucrania en Londres, el pasado domingo, tras la foto de familia.
Los asistentes a la cumbre europea por Ucrania en Londres, el pasado domingo, tras la foto de familia. Javad Parsa (via REUTERS)

El presidente de EE UU, Donald Trump, no ha acabado con la guerra entre Rusia y Ucrania, como prometió en su campaña electoral, pero Vladímir Putin y él han acordado “entablar inmediatamente unas negociaciones” de las que quieren excluir a Europa. Ante la conmoción provocada por este giro de 180 grados de Estados Unidos en política exterior, Francia ha tenido la iniciativa de convocar dos cumbres de emergencia en París (17 y 19 de febrero) y una tercera en Londres el domingo pasado, para debatir la seguridad de Ucrania y el continente europeo en general.

Esta sucesión de cumbres de emergencia que han reunido a nuevos grupos de líderes ha suscitado preguntas sobre su carácter y sobre el motivo de que la iniciativa haya partido de París. Las reuniones surgieron a raíz de la declaración hecha pública el 12 de febrero por el Triángulo de Weimar reforzado, que insistía en que “Ucrania y Europa deben participar en toda negociación”. El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, se apresuró a aplaudir las dos primeras reuniones y aseguró que eran un “momento decisivo para la UE”.

La primera cumbre de París, a la que asistió un grupo escogido de jefes de Gobierno, los responsables de la UE y el secretario general de la OTAN, puso de relieve las dificultades de Europa para hacer oír su voz. Este problema va más allá de la necesidad de adaptarse a un mundo en el que la democracia liberal está a la defensiva. Los líderes como Trump y Putin encarnan una forma de poder que es personal y gobiernan como únicos representantes de su nación. Esta concepción del poder contrasta con el carácter plural de Europa y la UE como comunidad política. Si Europa quiere asegurarse un puesto en la mesa de negociaciones y tener peso en esta era de poder autoritario, es urgente abordar tres cuestiones fundamentales.

Para empezar, ¿quién habla en nombre de Europa? Hay que encontrar el equilibrio entre la voluntad de incluir a todos y la necesidad de actuar con rapidez. Igual que los gobiernos nacionales disponen de comités oficiales o círculos internos extraoficiales para afrontar las emergencias, Europa también necesita una unidad de respuesta a las crisis. La cumbre de París consistió en eso, un grupo escogido de dirigentes agrupados en una reunión con una lista de invitados muy meditada. La presencia del primer ministro polaco, Donald Tusk, reflejaba no solo el poderío militar de su país y su proximidad al conflicto, sino también la dimensión oriental de Europa. A los primeros ministros de Dinamarca y Países Bajos se les invitó por su contribución relativamente sustancial al esfuerzo bélico en Ucrania. La danesa Mette Frederiksen dijo que su asistencia garantizaba que estuvieran representados los intereses de todos los Estados nórdicos, mientras que su homólogo neerlandés Dick Schoof no hizo referencia a los otros países del Benelux, para decepción de Bélgica y Luxemburgo. Es necesario que las cumbres de emergencia tengan una lista de invitados apropiada para poder afirmar que representan a “Europa”.

En segundo lugar, ¿qué carácter constitucional tienen estas cumbres? No tienen base en los Tratados de la UE ni otros instrumentos jurídicos y sus decisiones no son vinculantes; de ahí que el presidente del Consejo Europeo, António Costa, se mostrara prudente en las redes sociales y hablara de “consultas entre europeos”. Ahora bien, en lugar de interpretarlo como una debilidad, debemos considerar que esa es su fuerza. Este jueves, 6 de marzo, todos los Estados miembros de la UE se reunirán en la cumbre del Consejo Europeo. Esta convocatoria extraordinaria del Consejo, con los 27 Estados miembros a la mesa, debe constituir un paso definitivo para determinar la respuesta oficial de Europa a las crisis. Pero las cumbres de emergencia improvisadas y con una agenda específica permiten reaccionar ante los acontecimientos sobre la marcha, con una composición que refleja esa crisis concreta. Esas reuniones no siguen las reglas oficiales, pero hacen que sea más fácil actuar, siempre que los participantes tengan suficiente autoridad política para influir en las decisiones a nivel nacional y en el ámbito de la UE. Ese es el motivo de que los líderes europeos, Emmanuel Macron y después Keir Starmer, acudieran de inmediato a la Casa Blanca, con la esperanza de reanimar una alianza en peligro.

En tercer lugar, ¿qué significa todo esto para Europa? La composición de la primera cumbre de París pone de manifiesto que, en materia de seguridad y defensa, la UE tiene medios de actuación limitados, incluso aunque redoble sus esfuerzos en los próximos años. El peso recae sobre los Estados miembros. Lo fundamental es que la cumbre muestra que la Unión Europea no es lo mismo que Europa. Lo que está en juego con la agresión rusa y la guerra no son solo los intereses de Ucrania o de la UE, sino los de todo el continente europeo. Si se alcanza un acuerdo de paz, cambiará por completo la arquitectura de seguridad del continente y se redibujará y agudizará la división geopolítica entre “nosotros” y “ellos”, “amigos” y “enemigos”, “Europa” y “Rusia”. Por eso era crucial la presencia del primer ministro británico y del secretario general de la OTAN. Habrá que esperar para saber si la iniciativa de Macron puede conseguir que los europeos tengan un hueco en la mesa de negociaciones de Arabia Saudí.

Francia ha reivindicado durante mucho tiempo su poder militar y diplomático en Europa y está recuperando su historia centenaria de motor del continente con su presencia como Estado miembro de la UE y la OTAN. Todo ello coincide con una época políticamente revuelta en Alemania y la llegada de Friedrich Merz a la cancillería, lo que hace que Francia esté en una posición excepcional para asumir la tarea; pero no puede hacerlo sola ni ser la única “voz de Europa”.

No hay que interpretar estas cumbres improvisadas como meras puestas en escena ni como muestras de la “política de espectáculo”, sino como una forma de comunicación política, que envía el mensaje —tanto interno como externo— de que Europa sigue siendo plural y democrática. Las cumbres de emergencia activan la capacidad europea de actuar frente a las amenazas existenciales. Todo hace pensar que esta no será la última y que Europa está tomando las medidas necesarias para encontrar su voz en tiempos de crisis.


Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_