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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Nuevo orden mundial

Es el momento de que Europa actúe para defender sus valores ante la ofensiva geopolítica y económica lanzada por EE UU

Ilustración de Sr. García para el editorial 'Nuevo orden mundial', 16 de febrero de 2025.
Sr. García
El País

La Unión Europea se enfrenta a una crisis estratégica sin precedentes debido al giro en la política exterior de EE UU, que ha pasado de ser la de un socio fiable a actuar con hostilidad hacia sus aliados del viejo continente. En un mundo en el que solo se respeta la fuerza bruta, la UE se encuentra en una posición de vulnerabilidad porque se ha construido sobre la base del derecho y no del poder militar o la coerción económica.

La fractura entre EE UU y Europa es hoy profunda. La Administración republicana no solo se aleja de las democracias europeas, sino que las desafía de palabra y obra. Horas después de que Trump desatara la guerra comercial contra la UE utilizando un chantajismo arancelario similar al empleado contra Canadá y México, el discurso pronunciado en Múnich por su vicepresidente, J. D. Vance, subrayó esa voluntad de romper los lazos transatlánticos. Al omitir la cuestión de Ucrania para centrarse en la crítica al modelo europeo, Vance dejó patente que la agenda de su Gobierno pasa por librar una guerra ideológica, colocando los intereses estadounidenses por encima de la cooperación con sus aliados históricos. Su tono y contenido —xenófobo, misógino y negacionista del cambio climático— estaban más alineados con los del Kremlin que con los de la Unión.

Los contactos de Trump con Putin para negociar la paz en Ucrania a espaldas de Kiev y de Bruselas —legitimando así el expansionismo ruso y socavando el derecho internacional— no solo constituye un desprecio hacia ucranios y europeos, sino que marca un punto de inflexión que exige una respuesta decidida y, sobre todo, unitaria frente al nuevo orden mundial impulsado de forma agresiva por EE UU.

En este contexto, es imperativo que Europa se exprese con una sola voz, no con 27. El desprecio de Trump por las estructuras de la democracia y por los derechos humanos ha asestado un duro golpe al paradigma occidental de gobernanza liberal. Su rediseño del poder presidencial para concentrar en su figura el poder político, económico y tecnológico se proyecta sobre un embrutecimiento de las relaciones internacionales, donde la diplomacia cede paso a un modelo imperialista en el que las grandes potencias se reparten el planeta y sus áreas de influencia.

El unilateralismo de Trump ha hecho añicos en tres semanas el consenso posterior a la Segunda Guerra Mundial. A la espera de su plan para Ucrania, la nueva era apunta de forma devastadora en Oriente Próximo. Lejos de contribuir a una paz justa y duradera, su propuesta de limpieza étnica en Gaza debilita el ya precario alto el fuego, agrava el drama de los palestinos y perpetúa la inestabilidad en una región arrasada por décadas de conflicto.

Hoy, más que nunca, es crucial que Europa asuma un papel activo en la geopolítica global, demostrando no solo su determinación para defender sus principios, sino también su disposición a contrarrestar las acciones unilaterales de otros países. Mientras desdeña los valores que encarnan instituciones como el Tribunal Penal Internacional, la OMS o la propia UE, Trump muestra una admiración desinhibida hacia el estilo de liderazgo de autócratas que, como Putin o Xi Jinping, emplean su mismo lenguaje: el de la fuerza.

Frente a esta realidad, la UE no puede seguir siendo una espectadora. Es hora de que despliegue su fortaleza como potencia económica —y su capacidad para alcanzar tratados con terceros países—, haga valer su poder regulatorio frente al trumpismo tecnológico de las grandes plataformas, desarrolle su autonomía en materia de defensa y tenga de una vez por todas una política exterior común, algo que hizo en Ucrania pero no en Gaza. Si no quiere ver cómo Trump pone fecha de caducidad al periodo de paz y prosperidad más largo de su historia, Europa debe despertar.

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