Luchar por la independencia energética
Los datos avalan que los Veintisiete avancen con más decisión en la transición hacia las renovables
En plena ofensiva del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, contra las políticas medioambientales y los planes de apoyo a las energías renovables, la Unión Europea ha publicado un informe sobre los beneficios que ha aportado el Pacto Verde impulsado por Ursula von der Leyen. El informe concluye que, desde su puesta en marcha hace cinco años, las renovables ya superan al gas y al carbón en la generación eléctrica, y que la menor importación de combustibles fósiles ha permitido ahorrar 59.000 millones de euros desde 2019.
La Comisión Europea ha querido atajar así las presiones que sin duda recibirá de empresas y consumidores ante la previsible bajada de los precios del petróleo y el gas como consecuencia de las medidas del republicano, que se propone fomentar desde las instituciones la extracción de combustibles fósiles en EEUU. De hecho, diversos informes publicados por organizaciones empresariales europeas insisten en que la industria paga tres veces más por la energía que en EEUU, lo que redunda en una pérdida de competitividad. Y esa situación no va a cambiar a corto plazo.
Como bien señalan las autoridades europeas, más allá de razones ideológicas o medioambientales, las energías limpias resultan baratas a medio plazo y suponen una fuente de creación de empleo. Pero por encima de todo refuerzan la independencia energética de la UE, que se ha visto comprometida con la invasión rusa de Ucrania y el fuerte consumo por muchos países europeos del gas barato de Moscú. Para sustituir esa fuente de energía han aumentado las importaciones de gas de EEUU, lo que tiene sentido geopolítico pero no resuelve la dependencia energética.
Con Washington fuera del Acuerdo de París y con un número creciente de bancos y fondos de inversión abandonando los proyectos de descarbonización de la economía, la UE va a afrontar dificultades no solo externas sino internas en el Pacto Verde, como se constata también entre una parte de la Eurocámara. Pero es el camino correcto. Es una necesidad estructural mejorar el acceso a la energía, que esta sea más asequible, y construir un suministro energético seguro y resistente a la influencia extranjera. Solo las energías renovables cumplen esos requisitos, o las nucleares en aquellos países que dependen de esa infraestructura.
Sin embargo, también conviene tomar nota de los cambios que afronta la economía global para ir adaptando el modelo energético a las necesidades del futuro. Por ejemplo, durante su intervención por teleconferencia ante el Foro de Davos, Trump aseguró que las empresas que participen en su multimillonario proyecto para impulsar la inteligencia artificial —Stargate— deben garantizar el consumo energético de cada planta al margen del sistema federal. Con el enorme consumo de energía y agua que tienen los centros de datos, es una previsión de la que deben tomar nota las autoridades europeas.
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