_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Señores feudales 2.0

Los amos del mundo se han desprendido de todos los disfraces

El fundador de Meta, Mark Zuckerberg; Lauren Sanchez y su pareja, Jeff Bezos, fundador de Amazon; el consejero delegado de Google, Sundar Pichai, y el dueño de X, Elon Musk, en la toma de posesión de Donald Trump.
El fundador de Meta, Mark Zuckerberg; Lauren Sanchez y su pareja, Jeff Bezos, fundador de Amazon; el consejero delegado de Google, Sundar Pichai, y el dueño de X, Elon Musk, en la toma de posesión de Donald Trump.Associated Press/LaPresse (APN)
Najat El Hachmi

“No se le pueden poner puertas al campo”: es lo que nos repitieron hasta la saciedad cuando empezó internet. Y eso que la historia del capitalismo es una historia de cercamientos, de privatización de lo común. Fueron más rápidos que nuestro espíritu crítico, las posibilidades de la inmediatez nos deslumbraron hasta cegarnos. Dejamos que esos avezados nerds se hicieran con las riendas del mundo y caímos todos en sus redes como moscas gracias a una droga infinitamente más efectiva que la heroína o la maría: el narcisismo, ese valor hegemónico en Occidente difundido por las más poderosas corporaciones. A ellos les sale a cuenta que no hagamos más que mirarnos el ombligo individual e individualista, sin atisbos de conciencia colectiva, que estemos pendientes de todas y cada una de las cosas que nos pasan y convirtamos cualquier particularidad, rasgo o diferencia en una identidad perseguida. Todas las particularidades, menos la pobreza, claro está; esa no existe, esa desaparece siempre detrás de los trucos de los ilusionistas.

La frivolización del pensamiento y el debate público son parte de la estrategia de distracción masiva. Se ha consumado la alienación a unos niveles inimaginables para los padres del socialismo, una alienación que nos ha llevado a aceptar la explotación monetaria de absolutamente todo, en un proceso de poner puertas a campos que escapaban al control capitalista. La intimidad, las comunicaciones interpersonales, los vínculos sociales, los espacios comunes libres. Lo demuestra el hecho de que esos nuevos señores feudales no han tardado ni dos segundos en quitarse las caretas del greenwashing, el pinkwashing o el purplewashing sorprendiendo a quienes se han tragado que el cambio social es disponer de emojis con manos de distintos tonos de piel o poder usar pronombres nuevos.

Sí, los amos más poderosos del mundo se han desprendido de todos los disfraces con los que habían pretendido disimular el ultraliberalismo antisistema con tintes psicopáticos del que están hechos. Avalados por los votantes, ya ni siquiera necesitan ser hipócritas. Se han descubierto, además, vengativos y tremendamente resentidos, tal como apuntaba Paul Krugman en su última columna en The New York Times. Han acaparado un poder económico descomunal, tienen en sus manos el destino de millones de personas, una influencia pantagruélica. Pero no les basta. Quieren ser admirados y amados por todos, reconocidos y adulados. Son narcisistas patológicos que contagian su trastorno a todo lo que tocan. Es hora de pensar cómo pararles los pies porque lo de los emojis de colores y los pronombres parece que no ha funcionado.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_