Vigilar la gripe aviar en Estados Unidos
Aunque no hay peligro por el momento, el virus H5N1 está evolucionando en una dirección preocupante
Hasta la irrupción del coronavirus a finales de 2019, la mayor preocupación de los virólogos era el virus de la gripe, que ya había causado tres pandemias en el siglo XX y tenía una conocida habilidad para saltar entre especies, mutar, recombinar y evolucionar hacia formas extremadamente dañinas para la población humana. Entre todos los virus de la gripe que circulan por el mundo, uno de los candidatos más firmes a convertirse en agente pandémico es desde hace décadas el virus de la gripe aviar H5N1, que viaja por todo el planeta a lomos de las aves migratorias, infecta de vez en cuando las granjas avícolas y salta al ser humano en muy raras ocasiones. Las últimas noticias sobre este agente infeccioso no son buenas.
Una nueva variante del H5N1 surgida en 2021 se ha extendido por 130 granjas de vacas de una docena de estados de EE UU, lo que muestra que el virus ha adquirido la capacidad de trasmitirse no ya de aves a mamíferos, sino entre mamíferos. Ha habido cuatro sucesos de trasmisión de vacas a trabajadores de las explotaciones ganaderas, aunque solo han causado síntomas leves que responden bien al tratamiento. Lo más importante es que no hay ningún caso de trasmisión de humano a humano, pero el hecho de que la haya de vaca a vaca y entre otros mamíferos mantiene a los científicos en vilo. El virus es muy abundante en las ubres y en la leche de las vacas, y se trasmite por la leche en varios animales de experimentación.
No hay razón para la alarma en el momento actual. Tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS) como los Centros de Control de Enfermedades estadounidenses (CDC) consideran que este virus sigue suponiendo un riesgo bajo para la población general, aunque recomiendan un seguimiento meticuloso de los trabajadores que están en contacto con las vacas infectadas. Las razones para intensificar la vigilancia veterinaria son también elocuentes. La nueva variante del virus que emergió hace tres años ha causado ya la peor crisis de gripe aviar de la historia, con millones de aves silvestres muertas y cientos de millones de pollos de granja sacrificados. El virus ha contagiado a especies de aves y mamíferos de todos los continentes, incluida la Antártida. Un aspecto aparentemente técnico que preocupa a los virólogos es que el actual H5N1 puede usar receptores tanto de aves como de mamíferos, ambos con eficacia.
La incomodidad de los científicos con este virus no es producto de ninguna histeria colectiva pospandémica. Los signos genéticos y virológicos de que el H5N1 está evolucionando en una dirección preocupante son sólidos y elocuentes. El virus no se ha detectado hasta ahora en las vacas europeas, lo que puede representar un caso de muy buena suerte o una señal de que no estamos haciendo los controles suficientes. Sin alarmismos, parece conveniente espolear la vigilancia.
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