Refugiados climáticos en España
Los lectores escriben sobre las personas que abandonan su residencia por la temperatura, la violencia machista, el sistema público de salud y los abusos en los precios de la vivienda
En España hay una ola de desplazados internos y es algo que no está en el debate público. Se han multiplicado las personas que abandonan su vida en el sur y centro del país y huyen al norte. Hace unos días, conocí a los últimos nuevos vecinos en llegar. Una pareja de mediana edad que, con tristeza, nos contaban cómo su casa había quedado rodeada de viviendas vacacionales. A las fiestas, ruidos y vandalismo se le sumaba el calor insoportable y las restricciones de agua. “Aquello no era vida”, decían, y tras 30 años, decidieron empezar de nuevo Asturias, donde agradecían poder salir a la calle abrigados, disfrutando de nuestra fina lluvia (orbayu), la calidad de los servicios públicos y la amabilidad de la gente. Me entristeció el alma escuchar su historia y darme cuenta de que, en verdad, eran refugiados climáticos. El mapa es desolador y una pequeña franja en el norte del país no puede ser el último refugio, la invernalia española. Siento pavor por el futuro que nos espera y deseo que, aún, estemos a tiempo de hacer algo.
Sara Paz Suárez. Los Campos (Asturias)
Invertir en los agresores
Ante la lacra de la violencia de género, quizá debiéramos plantearnos la necesidad de un cambio de paradigma. Como psicóloga especialista en violencia de género, sugiero establecer un modelo más centrado en el victimario que en la víctima, que pasaría inapelablemente por la obligatoriedad de la intervención psicológica con el agresor, pues nos encontramos en todos los casos ante una psique patológica (celopatía, falta de habilidades sociales, trastornos por consumo de sustancias, dificultades con la gestión de la ira…). Se trataría pues, y aunque no suene políticamente correcto, de invertir dinero público en los agresores; no considerándolo como un dispendio, sino como una suerte de inversión en algún tipo de sociedad mejor.
Mayte Soler Sánchez. Alicante
Sistema de salud
Un familiar muy cercano pierde muchos kilos en cosa de un mes. Tras su visita al médico, rápida por la saturación de los servicios, se acuerda iniciar un periodo de pruebas y análisis que tendrán lugar en los próximos meses, un año en concreto la prueba más lejana. Preocupados por los tiempos, acudimos a la privada. En solo cinco días le detectaron un tumor que hay que atajar cuanto antes. Nos preguntamos si lo que es necesario resolver con urgencia es un sistema de salud público mucho más robusto y efectivo antes de que los de siempre acaben de desmantelarlo del todo.
David García Marín. Madrid
Abusos en la vivienda
Ayer hablaba con una amiga sobre los precios de los pisos universitarios mientras paseaba viendo casas en las que no creo que pueda vivir jamás. Estudio en Madrid y no encuentro habitaciones por menos de 550 euros al mes que sean decentes. Es inviable vivir así y pretender poder tener una casa con treinta y pocos años como hicieron nuestros padres. Viviremos peor que nuestros padres, claro, solo por no tener acceso a la vivienda. Es un problema real y preocupante en la juventud.
Marta Pérez de las Bacas Sánchez. Madrid
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