_
_
_
_
COLUMNA
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Mar y Terelu, consuegras coraje

Ambas van a ser abuelas del bebé que esperan sus hijos, embarazados de cuatro meses a los seis de conocerse, sin casa ni curro. El sueño de cualquier madre para sus cachorros

Portada de la revista '¡Hola!' que anuncia la futura paternidad de la hija de Terelu Campos y el hijo de Mar Flores.
Portada de la revista '¡Hola!' que anuncia la futura paternidad de la hija de Terelu Campos y el hijo de Mar Flores.César Vallejo Rodríguez
Luz Sánchez-Mellado

El otro jueves, atontada con los fastos del aniversario del reinado de Felipe y Letizia, me comí el notición del verano. Terelu Campos y Mar Flores van a ser abuelas del bebé que esperan sus respectivos hijos, Alejandra y Carlo, embarazados de cuatro meses, a los seis de conocerse, sin casa ni curro ni plan de vida fijo. El sueño de cualquier madre para sus cachorros. El bombazo, anunciado por los futuros papis mediante millonaria exclusiva en la revista ¡Hola!, convierte en consuegras a otras dos reinas de España. Terelu y Mar, Mar y Terelu, tanto monta, monta tanto, llevan 40 años en el trono de la crónica social ibérica más por sus vidas que por sus obras. La una, periodista, hija de una leyenda del oficio, haciéndose hueco a base de soltura, cabezonería y amor propio. La otra, modelo de barrio catapultada al gran mundo con el visado de su belleza y su habilidad para elegir compañías. Las dos, más listas que el hambre que nunca han pasado, pero que no les ha evitado ciertas cornadas de las que duelen aunque no maten.

En estas décadas las hemos visto gozar y sufrir en directo los embates de la vida cada una a su manera. Terelu, aperreada, levantándose cada vez más sonada después de cada caída, tras pasar dos cánceres, enterrar a su madre y bregar con la rebeldía de su hija. Mar, divina, mirando al infinito desde la altura de sus pómulos, y la sonrisa congelada de tanto llevar por dentro tremendas procesiones del silencio viendo a su hijo, en libertad condicional por estafa, acusarla de mala madre en un programa de máxima audiencia. Ambas, desfondadas vivas.

Otros se ríen. A mí me da hasta cosa mirarlas. Ellas, divas consentidas que pintaban para sus consentidos niños un futuro de notario para arriba, comiéndose, además de sus palabras, los sapos y los sables que tanto han criticado cuando se los han visto tragar a otras. Tampoco me apenan. Apuesto a que, si la cosa va para adelante, pronto posarán juntas en horror y compañía, exclusiva millonaria mediante, pintadas como armarios y vestidas en tonos crema, que siempre dan luz a los rostros y paz a la escena, proclamando lo encantadas que están de recibir al nietecito con los brazos, las casas y las cuentas corrientes abiertas, y lo fenomenalmente bien que se llevan entre ellas, o sea. Yo tampoco hablaría muy alto. Nos puede pasar a cualquiera.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites
_

Sobre la firma

Luz Sánchez-Mellado
Luz Sánchez-Mellado, reportera, entrevistadora y columnista, es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y publica en EL PAÍS desde estudiante. Autora de ‘Ciudadano Cortés’ y ‘Estereotipas’ (Plaza y Janés), centra su interés en la trastienda de las tendencias sociales, culturales y políticas y el acercamiento a sus protagonistas.
Tu comentario se publicará con nombre y apellido
Normas
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_