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Cartas a la directora
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Un guía poco orgulloso

Los lectores escriben sobre una visita a la casa de Dalí, la situación de Griñán, los espacios de diálogo y las políticas de Milei

Dalí, en 1951 en la biblioteca de su casa de Portlligat (Girona).
Dalí, en 1951 en la biblioteca de su casa de Portlligat (Girona).Ricard Sans (Fundació Gala-Salvador Dalí)

Hace unos días, visité con mi hijo y su novio la casa de Salvador Dalí en Portlligat. El guía se esforzó en mostrar una relación de amor idílica entre Dalí y Gala; dijo que ella era su musa, que la cuidó hasta que falleció, que tras su muerte él se fue de la casa y ya nunca más volvió. Cuando llegamos al dormitorio, mi hijo se sorprendió de que hubiera dos camas y dijo: “No dormían juntos en la misma cama”, a lo que el guía respondió que tenían una relación abierta: “Gala tenía muchos amantes”. Ante ese comentario, yo dije: “Y Dalí era gay y tuvo una relación con Lorca”. El guía, visiblemente contrariado, respondió que eso no estaba demostrado. No quise discutir con él. En nuestro grupo iba más gente y no hablaban castellano. Me sorprendieron e indignaron sus comentarios. Un discurso carente de rigor, misógino y homófobo. Desconozco si expresa su opinión o cuenta lo que le dice la Fundación Gala-Salvador Dalí que cuente. Les he escrito comentando lo ocurrido; aún no tengo respuesta.

Ana Díaz García. Alicante

Merece la pena

En la página final de su libro Cuando ya nada se espera (Galaxia Gutenberg, 2022), José Antonio Griñán, ahora de actualidad por motivos nuevos que celebramos muchísimos, dedica unos párrafos a su hijo Manuel: “Sé que para mí casi todo está consumado, pero sé que, llegado el final, no morirá lo que he vivido, sino lo que no llegué a vivir. Y si me diera por hacer balance, seguramente concluiría que la mía ha sido una vida larga y rica en acontecimientos, una vida buena. (…) He contado también con una indisimulada alegría de vivir, una forma humorística de afrontar los problemas y el amor por las pequeñas cosas. Por eso nunca he tenido miedo de ‘quedarme con mi dolor a solas’. En verdad, créeme, Manolo: mereció la pena”. Merece la pena, además, leer el libro entero para compartir ahora la visión con la que Griñán afrontó la historia de su país de siempre y, también, el de ahora.

Juan Cruz Ruiz. Madrid

Espacios de diálogo

Edificios públicos y jardines, lugares de reunión e intercambio de ideas. Así era el ágora griega. Hoy destruimos espacios naturales y proliferan la sobreconstrucción y especulación urbana. Irónicamente, se pone de moda el estoicismo, nacido en las estoas donde Zenón enseñaba. Qué paradoja: atacamos los pulmones cívicos mientras el estoicismo se trivializa. Influencers como Llados y Andrew Tate distorsionan a Marco Aurelio con fines superficiales. ¿Se está convirtiendo el estoicismo en una caricatura consumista, fruto de la desconexión y poca reflexión? Hacen falta más ágoras y menos lugares áridos.

Paula Muñoz Lletí. Llaurí (Valencia)

Porosidad política

Milei habla de la porosidad de los políticos. La porosidad de la clase política argentina lleva el suficiente tiempo instalada como para que un país tan rico casi no levante cabeza desde hace años. Pero la paradoja es que su anfitriona y su partido parecen de piedra pómez, por su historial y asuntos domésticos. Lástima que la falta de permeabilidad social de ambos cada vez es más acentuada en nombre de la libertad… ¡Carajo!

Agustín García. Málaga


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