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Red de Redes
Columna
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Ojalá fuera fan de Taylor Swift

Las ‘swifties’ califican los conciertos de ‘The Eras Tour’ como un regalo a los fans, algo que jamás olvidarán

Taylor Swift, durante el concierto del miércoles en el Santiago Bernabéu.
Taylor Swift, durante el concierto del miércoles en el Santiago Bernabéu.Claudio Álvarez
José Nicolás

La música en directo marca, a veces de por vida. Muchos fans de los Rolling Stones recordarán el primer concierto de la banda en el Vicente Calderón en el 82, otros tendrán ese recuerdo de una actuación de Rosalía, Bruce Springsteen o Beyoncé y hay gente que aún no habrá superado la separación de Take That en el 96. En ocasiones, la música va más allá y el fenómeno fan se convierte casi en una forma de vida.

Pude entenderlo hace unos años cuando viajaba por el Reino Unido con una amiga. Una de las paradas obligadas era Liverpool, no porque fuéramos aficionados al fútbol, sino porque Marta es fan de los Beatles. Además de visitar el museo oficial de la banda y The Cavern, quiso visitar la iglesia St. Peters, donde se conocieron Paul McCartney y John Lennon y junto a la que hay un cementerio donde están enterrados Eleanor Rigby y el padre McKenzie, citados en el tema del álbum Revolver. No podíamos no ir a ver la puerta del orfanato Strawberry Field, donde jugaba Lennon de pequeño, y era imprescindible recorrer de arriba abajo Penny Lane hasta encontrar la barbería que citaban en la canción.

Durante ese viaje comenté a Marta que envidiaba la pasión que tiene por los Beatles, pues yo no soy tan fan de nada. Estos últimos días he vuelto a pensar en el fenómeno fan al ver todo lo que mueve Taylor Swift y su gira The Eras Tour. Es difícil comparar la magnitud de la cantante con cualquier otro artista de hoy, por la cantidad de oyentes —sus canciones fueron las más reproducidas en 2023 según Spotify— y la devoción de sus fans, que han vivido una auténtica yincana para conseguir entradas. Tampoco son cosa menor los rituales que tienen para asistir al concierto como el de compartir pulseras de la amistad o las normas de etiqueta según el álbum que más les guste o represente.

Algunas swifties han ido compartiendo todo el proceso de preparación para los conciertos en sus redes. @cecilos publicó en X una imagen en la que se apreciaba cómo en diferentes asientos del coche en el que viajaba había cajas con cuentas para confeccionar estas friendship bracelets —llamadas así por You’re on Your Own, Kid, una canción de Taylor, claro—. Silvia Laboreo estuvo a las puertas del Bernabéu la tarde del miércoles recopilando testimonios de swifties que le contaron el porqué de sus vestimentas.

“The Eras Tour es un regalo. Un regalo de Taylor Swift para sus fans”, me comentó Sergi, que viajó desde Asturias para el concierto. “La experiencia de pasar por todas las eras con ese cuidado y el nivel de detalle de cada actuación es un regalo. Inolvidable”, añadía maravillado a través de Instagram. Sin duda, se puede decir que Taylor Swift lo ha petado. Y lo demuestra la ovación cerrada que recibió de todo el público presente (“Jamás había escuchado algo tan aclamador y ensordecedor al mismo tiempo”, dijo @nanisimo) y de quienes se quedaron fuera y aprovecharon el mal aislamiento acústico del Bernabéu para vivir el concierto como si tuvieran dentro. También la diversidad entre los espectadores, no solo jóvenes y los adultos que les acompañaban, sino una audiencia completamente transversal —acudieron Cayetana Álvarez de Toledo y el ministro de Transportes Óscar Puente, swiftie confeso, que tuiteó el inicio de la actuación con un “Ya salió la Diosa y lo puso todo patas arriba”—. También hay que destacar las buenas sensaciones que transmiten sus seguidores y que resumía @CriadoEnterado en X: “Te guste o no, es muy bonito e inspirador ver a tantísimas niñas y jóvenes (y no tan jóvenes) disfrutando de esa forma tan intensa de la música y de sentirse parte de una comunidad”.

Lo dicho: ojalá fuera fan de Taylor Swift para poder vivir una experiencia así a lo largo de mi vida.

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Sobre la firma

José Nicolás
Es editor en la sección de Opinión, donde es uno de los encargados de sus contenidos digitales. Escribe la columna 'Red de redes'. Es graduado en Periodismo por la Complutense y máster en Periodismo de Datos y Nuevas Narrativas en la Universitat Oberta de Catalunya. Antes de su llegada a EL PAÍS trabajó en Onda Regional de Murcia y Cadena SER.
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