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Columna
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Cataluña no se va a bloquear

A Esquerra Republicana no le interesan nuevas elecciones: al imperativo pragmático se suma la oceánica inquina mutua con Junts

Oriol Junqueras
El presidente de ERC, Oriol Junqueras (izquierda), junto al presidente catalán en funciones, Pere Aragonès, durante el acto de inicio de la campaña de Ahora Repúblicas a las elecciones europeas, este jueves en Barcelona.Toni Albir (EFE)
Xavier Vidal-Folch

No será nada fácil. Pero, aunque no hay pronóstico sin riesgo, esta es la apuesta abrumadoramente más probable: Cataluña no quedará bloqueada tras las elecciones autonómicas del 12-M. Se abrirá paso, quizá con fórceps, la investidura del socialista Salvador Illa como president de la Generalitat.

“Puedes descartar la repetición electoral”, confiesa en la intimidad un significado dirigente de Esquerra Republicana del círculo de los contundentes, los del morro fort.

El imperativo pragmático se va imponiendo en el partido que dispone de la llave de la nueva legislatura a medida que digiere su mal resultado. El bloqueo y la vuelta a las urnas le sería aún más catastrófico. Su ciclo declinante, desde el 28-M y el 23-J no se endereza en un santiamén. Y un nuevo liderazgo no se improvisa. Menos aún con la cúpula (provisionalmente) descabezada: el president Pere Aragonés (dignamente) dimitido; el patrón Oriol Junqueras, aún inhabilitado; y la secretaria general Marta Rovira, trasterrada en Suiza.

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La repetición electoral es, al contrario, el escenario por el que opta, sin necesidad de confesarlo, el expresident Carles Puigdemont: para no verse obligado a cumplir su promesa de renunciar a la política si no era elegido presidente; para asestar el golpe definitivo a su rival Esquerra en el forcejeo por la hegemonía indepe; y para salvar su relato del procés. Para eso busca presentarse a la investidura, sabedor de que no la conseguirá. Necesitaría doblegar a la abstención no solo a la cúpula del PSOE, también al PSC, doblete imposible.

Si al cálculo del interés propio de Esquerra se le añade la constatación de que la rivalidad con Junts ha fraguado en oceánica inquina mutua, doble contra sencillo. Ya han surgido tres voces de su área —en sendos artículos— en pro de investir al vencedor en las urnas. La del histórico Joan Tardà, en favor de “facilitar” el cambio y recuperarse desde una “oposición constructiva”, quizá aupándose a un sottogoverno que salvase del frío a cuadros medio/altos (14 de mayo); la del profesor Andreu Mas-Colell, que defendió el voto a Aragonés: “espero una presidencia de Illa con los votos positivos de ERC y Comuns” (21 de mayo); y la del respetado abogado Carles Mundó, que califica la tentativa de Puigdemont como “carambola sin sentido” y llama a su partido a que no “malbarate su capital político en otras elecciones” (24 de mayo).

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