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Acampadas contra el horror

Ayuso y sus consejeros usan a los muertos ajenos en clave de política interna para acusar a los estudiantes de apoyar a Hamás y atacar a los judíos

Acampada propalestina en la Universidad Complutense de Madrid, el pasado día 8.
Acampada propalestina en la Universidad Complutense de Madrid, el pasado día 8.Claudio Álvarez
Pilar Mera

“El 5% de la población de la franja de Gaza ha sido asesinada, herida o está desaparecida”, advertía Philippe Lazzarini, comisionado general de la UNRWA, el 14 de febrero. “Más niños han muerto en Gaza en cinco meses que en los últimos cuatro años en todas las guerras del mundo”, publicaba la ONU a mediados de marzo. Entonces habían muerto al menos 12.300 menores.

Dos meses después, las cifras y las atrocidades siguen creciendo. Según Unicef y el Programa Mundial de Alimentos, los 2,2 millones de gazatíes han alcanzado la fase de crisis alimentaria, y los 335.000 niños de menos de cinco años que viven en la Franja están en riesgo de desnutrición aguda grave. La hambruna es inminente. “Se está quitando a la población cualquier posibilidad de sobrevivir porque no tiene acceso a la comida y al agua”, alerta la FAO. De los 35.000 palestinos muertos en la guerra, alrededor del 70% son mujeres y niños. Como lamentaba Sima Bahous, de ONU Mujeres, “son personas, no números, y les estamos fallando”.

Contra este horror van las acampadas estudiantiles de Ciudad Universitaria en Madrid y las de otros lugares de España y del mundo. Como un eco de su protesta, la Conferencia de Rectores y Rectoras de Universidades Españolas ha publicado una declaración asumiendo sus reivindicaciones. Mientras, la Asamblea de la ONU aprobaba con el voto a favor de 143 países una resolución para pedir que Palestina sea miembro de pleno derecho. España, Países Bajos y otros estados de la UE sopesan reconocer el 21 de mayo el Estado Palestino. Y el Departamento de Estado estadounidense elabora un informe crítico con el Gobierno israelí por el uso de armas y sus trabas a la ayuda humanitaria.

Al otro lado, criminalizando a los estudiantes, Ayuso y sus consejeros los acusan de repartir estrellas de David, apoyar a Hamás y atacar a los judíos. Como si estos fuesen un ente único encarnado en Netanyahu y en las acciones de su Gobierno. Como si los matices no existieran y fuera incompatible condenar a Hamás y las violaciones del derecho internacional de Israel. Haciendo los coros a la presidenta, Vox y la corte tuitera “antiprogre” se lanzaron a coordinar voto y dejarse los euros en sms a favor de la representante de Israel en Eurovisión. Y que rabie la izquierda.

¡Qué frivolidad irresponsable despreciar los muertos ajenos en clave de política interna! Que un niño muerto o miles no estropeen tu batalla cultural. Ojalá Ayuso y compañía aprendiesen de nuestros estudiantes y dejasen de desafinar.

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