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Columna
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“Quien posee la tierra posee al hombre”

Marielle Franco fue asesinada por el mismo motivo que los mártires de la Amazonia

Un grafiti en homenaje a la concejala carioca Marielle Franco en el centro de São Paulo, fotografiado en 2023.
Un grafiti en homenaje a la concejala carioca Marielle Franco en el centro de São Paulo, fotografiado en 2023.Fabio Vieira (Getty Images)
Eliane Brum

La frase del abolicionista brasileño André Rebouças (1838-1898) del título de esta columna ilustra el esclarecimiento del asesinato de Marielle Franco, muerta a tiros el 14 de marzo de 2018. Tras más de seis años, el pasado 24 de marzo la Policía Federal brasileña detuvo a Domingos Brazão, consejero del Tribunal de Cuentas de Río de Janeiro, y a su hermano Chiquinho Brazão, diputado federal, por haber ordenado el crimen, y al entonces jefe de policía Rivaldo Barbosa por haber sido el mentor intelectual de la operación y obstruir también las pesquisas. El motivo de la ejecución: como concejala, Marielle obstaculizaba la apropiación ilegal de tierras en Río de Janeiro, uno de los principales negocios de la familia Brazão y de las milicias, grupos criminales paramilitares. En la ciudad más emblemática de Brasil, Marielle murió por el mismo motivo por el que ejecutaron a una larga —y continua— lista de líderes en la Amazonia, entre ellos el cauchero y ambientalista Chico Mendes (1944-1988) y la misionera estadounidense Dorothy Stang (1931-2005).

La palabra grilagem describe el crimen que hasta hoy determina la destrucción de biomas como la mayor selva tropical del planeta. Antaño, los delincuentes colocaban el documento falso de propiedad de la tierra en una caja que contenía grillos para que el papel amarilleara y tuviera agujeritos y, así, pareciera antiguo. De este modo comenzaba el delito de robar tierras públicas para la posesión y el lucro privados, que recorre toda la historia de Brasil y se ha sofisticado con el uso de internet y la tecnología. Con el fortalecimiento de la extrema derecha, hoy representada por el bolsonarismo, los grileiros han recuperado la confianza en la impunidad.

El robo de tierras públicas está muy asociado a las élites brasileñas y se comete no solo en regiones como la Amazonia, sino también en las grandes ciudades. Desde inicios de este siglo los investigadores han advertido del crecimiento de lo que denominan “urbanismo miliciano” en Río de Janeiro. Miliciano porque está asociado a estos grupos criminales armados, formados en parte por expolicías civiles y militares y exbomberos (algunos hasta están todavía en el cuerpo) vinculados a representantes electos y funcionarios de la burocracia del Estado para controlar y explotar las favelas y comunidades pobres. Tras invadir y apropiarse ilegalmente de terrenos públicos, el siguiente paso de los grileiros es “regularizar” el delito con una ley. La zona robada se convierte entonces en parcelas privadas, en el caso de las ciudades, o en haciendas, en el caso de la Amazonia.

Como concejala y mujer negra nacida en el complejo de favelas Maré, Marielle se oponía a la legalización de los grilos, como se denomina a las áreas robadas, convirtiéndose en un obstáculo para grileiros y milicianos. Los hilos que desvelan a los implicados en su muerte solo se han empezado a tirar. Se espera que haya el coraje político necesario para llegar hasta las entrañas de este crimen, que al fin y al cabo son las entrañas de un país.

Pero tan importante como descifrarlo por completo es darse cuenta de lo cerca que está Marielle Franco de los mártires de la selva: sea en Río de Janeiro o en la Amazonia, la gran disputa es por el dominio de la naturaleza, a quién pertenece la tierra y cuál es el destino de los territorios. ¿Tierra para la propiedad privada, en beneficio de una minoría mundial rica y depredadora, o un bien común que compartir en nombre de la vida de todos los habitantes de la casa-planeta?

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