_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Pero, pero, pero

Suele haber siempre una adversativa por la que se cuelan los principios o las excusas que acaban por justificar aquello que en teoría se denunciaba. Condenar lo condenable no te pone de parte, algunas cosas han de decirse sin miedos

Un hombre llora junto a los cadáveres de varias personas fallecidas tras los bombardeos de Israel sobre el sur de la franja de Gaza.
Un hombre llora junto a los cadáveres de varias personas fallecidas tras los bombardeos de Israel sobre el sur de la franja de Gaza.MOHAMMED SALEM (REUTERS)
José Luis Sastre

Las atrocidades de Hamás, pero. Los bombardeos sobre los civiles de Gaza, pero. La denuncia de una agresión concreta, pero. Suele haber siempre un pero por el que se cuelan los principios o las excusas que acaban por justificar aquello que en teoría se denunciaba. Son los peros que atenúan la frase que les precede, o la echan a perder: condeno la violencia, pero. ¿Pero qué? Condenar lo condenable no te pone de parte; te pone de parte ponerle un pero.

La complejidad del mundo exige peros y nuestras ideas e intereses nos condenan a las contradicciones más variadas. Así debe ser, al cabo, porque lo contrario de apreciar los matices y los gustos, lo contrario de escuchar las razones discrepantes nos lleva a la pureza propia de los fanáticos. Resistirse a los matices nos abocaría a las trincheras que otros diseñan para meternos en moldes mentales por los que, si te sales un poco, te sales del todo. Pero —¡pero!— una cosa es aceptar el debate y dejarse convencer y otra es ceder a un relativismo moral que lo deje todo a la misma altura. Para empezar, a los hechos y a los prejuicios.

El pero se usa a menudo como la gatera que se abre en lo bajo de las puertas, y algunas puertas conviene cerrarlas por completo: para fijar un mínimo. Hay peros que, por querer entender algo, no dejan entender nada, como si todo fuera posible. A veces se puede, y hasta se debe, denunciar un hecho sin buscarle la vuelta. A veces basta con describir el hecho y ya está, porque explica en sí mismo su contexto. El pero pretende que se lleven bien los contrarios y algunas afirmaciones son incompatibles en la misma frase: la condena de la violencia indiscriminada o de las frases que llaman a esa violencia son el ejemplo más evidente de que no se llevan bien con nada más. Si se acompañan de un pero, delatan a quien se lo puso.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Algunas cosas han de decirse sin miedos, porque el deber de escuchar no impide la necesidad de afirmar, de afirmar sin peros lo más básico. En las primeras frases de su artículo de este martes, David Trueba dejaba ir un pero: “Hoy en día todo puede hacerse pasar por lo que no es con enorme facilidad. Quizá tiene sus ventajas, pero a ratos parecen crearse áreas de distorsión tan amplias como las que sufren los paranoicos o los fuertemente estimulados”. Trueba explica con ese pero que hay peros que no.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

José Luis Sastre
José Luis Sastre (Alberic, 1983) es licenciado en Periodismo por la UAB con premio Extraordinario. Ha sido redactor, editor, corresponsal político y presentador en la Cadena SER tanto en Madrid como en Barcelona. Autor de varios podcasts, ha colaborado en El Periódico y eldiario.es. Es subdirector de Hoy por Hoy en la SER y columnista en EL PAÍS.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_