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ANATOMÍA DE TWITTER
Columna
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¡A la huelga!

La extrema derecha, que llamó la semana pasada a la movilización, se quedó sola. No era, sin embargo, lo que hacía presagiar el alto volumen de conversación que circulaba sobre la convocatoria por las redes sociales y en algunas plataformas digitales

Concentración en contra del Gobierno en Madrid, este viernes.
Concentración en contra del Gobierno en Madrid, este viernes.Javier Lizon (EFE)
Carmela Ríos

La extrema derecha española llamó a la huelga general la semana pasada en protesta por la futura ley de amnistía. Se quedaron solos. No era, sin embargo, lo que hacía presagiar el alto volumen de conversación que circulaba sobre la convocatoria por las redes sociales y en algunas plataformas digitales. Esta es una de las señas de la comunicación política hoy en día: la posibilidad de tejer fina ingeniería digital usando y abusando del relato en vídeo y de la épica ultranacionalista para apelar así al miedo de los ciudadanos, la emoción con mayor carga viral. Las redes escupían un mensaje urgente: España se rompe y debemos saltar todos a las trincheras cavadas por los salvadores de la patria.

En esta maquinaria dirigida a inflamar la realidad y distorsionarla es muy fácil que nos toque el papel del tonto útil. Lo explica muy bien el ensayista estadounidense Charlie Warzel al definir los mecanismos de la nueva relevancia mediática. Para Warzel, la emergencia de las redes sociales ha propiciado que se active una perversa interacción entre los algoritmos, las fuerzas ultras y los medios de comunicación. Cuanto más divisivo es el discurso político, más lo premia el algoritmo con mayor presencia y difusión. Casi se diría que el tono predeterminado de hacer política en una red social es el tono “desvergonzado”, como afirma el autor. El hecho de que los insultos y los discursos de odio logren ocupar más espacio en las redes sociales legitima y justifica que los medios de comunicación les dispensen una mayor cobertura mediática. Se activa así un círculo vicioso que Warzel ilustra con el ejemplo del expresidente Donald Trump: “según la lógica de las redes, la popularidad de Trump lo hacía digno de ser protagonista de noticias, lo que a su vez lo hacía más popular y, por lo tanto, más digno de noticias”.

Nuestros trumpistas nacionales usan y abusan de la hoja de ruta adoptada por su ilustre gurú digital. Con notable éxito. Según la herramienta de análisis Talwalker, la conversación sobre la huelga general generó un impacto potencial de más de 20.000.000 de impresiones entre del 22 y el 28 de noviembre en distintas plataformas como X (antes Twitter), YouTube y TikTok. Más de 2.000.000 de impresiones contabilizan en X algunas de las publicaciones con los que el entorno de la derecha radical trató de promocionar la convocatoria. La búsqueda de noticias en Google arroja además más de 3.500 noticias. “¿Qué es Solidaridad, el sindicato que quiere parar España este viernes con la amnistía?”, se preguntaba un medio nacional. “Solidaridad, el sindicato de Vox, jalea la huelga general contra la amnistía: La gente ha despertado”, comentaba un portal de noticias.

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Pero la gente no pareció despertar. “Nula incidencia de la huelga general convocada por Solidaridad, el sindicato de Vox”, relataba el pasado viernes un escueto despacho la agencia Efe. Todo un baño de esa realidad a la que en ocasiones le cuesta abrirse paso en las plataformas digitales. El fracaso de la huelga general acabó generando una segunda y viva ola de conversación que alimentaron, en un tono más bien jocoso, otros usuarios. “Cientos de miles de asistentes en la huelga general convocada por Vox”, comentaba @doc_hannibal junto a un vídeo que reproducía una concentración de unas 15 personas en torno a la bandera del sindicato. “Nosotros a la huelga general de un viernes a partir de las 20h, la llamamos finde”, publicaba @desatranquesjaen. Pero el tuit más celebrado, lo firmaba @tirodegraciah, con un meme en tres escenas del líder de la derecha radical española consultando el manual de Cómo hacer una huelga. El segundo dibujo reproducía la primera lección: “Para hacer una huelga, primero tienes que trabajar”. 4.000 usuarios de X han compartido este tuit que supera el medio millón de impresiones.

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