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Columna
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Europa sí puede ser una gran potencia tecnológica

Podemos liderar la carrera hacia un ecosistema tecnológico sano, interdependiente, equilibrado y humanista

El fundador y CEO de Meta, durante una presentación de la compañía.
El fundador y CEO de Meta, durante una presentación de la compañía.FACEBOOK (Reuters)
Marta Peirano

“Europa puede y debe aspirar a ser una de las grandes potencias tecnológicas”. Repito las palabras de Miriam González Durántez porque hace falta repetirlas hasta que sean verdad. Es fabuloso que sigamos implementando políticas rigurosas que protejan los derechos de los usuarios europeos pero, para construir un mercado digital europeo, no basta con regular.

No nos podemos permitir renunciar a desarrollar nuestras propias soluciones tecnológicas. No sólo porque, como dice Miriam, “un modelo basado en reglamentar tecnología que no creamos, o inteligencia artificial que no tenemos, no es algo atractivo”. También porque no podemos regular tecnologías a las que no tenemos acceso y, por tanto, nunca entenderemos del todo ni podremos fiscalizar. Regular lo que ocurre en los servidores europeos de Meta, Microsoft o Amazon es querer garantizar la seguridad alimentaria de una lata de sardinas que no podemos abrir. La regulación, para ser efectiva, requiere acceso, transparencia y comprensión de los mecanismos internos de las infraestructuras tecnológicas. Ni siquiera somos capaces de saber cuánta agua y energía nos cuesta un centro de datos de Meta cuando se instala en nuestra región. O cuánto le cuestan los magullados trabajadores de Amazon a la Seguridad Social.

Pero también dice Miriam que “ya imposible que Europa sea potencia número uno o dos de tecnología”. Creo que no es así. No podemos competir con EE UU, China o Israel en plataformas extractivas diseñadas para crear adicción en beneficio de la industria de la vigilancia y manipulación de masas. Llegamos 20 años tarde y contradice nuestra propia legislación. Pero podemos liderar la carrera hacia un ecosistema tecnológico sano, interdependiente y humanista, optimizado para garantizar nuestros derechos, apoyar a nuestras comunidades y proyectar las soluciones europeas en un mundo dominado por la explotación y la evasión fiscal. Tenemos dos ventajas competitivas: una comunidad de instituciones capaces y acceso universal a la educación superior.

Contamos con una red de universidades públicas con instalaciones modernas, bibliotecas y centros de investigación bien equipados y numerosas infraestructuras que respaldan las actividades académicas y de investigación, incluyendo becas y programas de intercambio. Tanto EE UU como China son grandes importadores de talento europeo. Qué pasaría si consiguiéramos que fuese al revés.

Un ejemplo cercano. Las grandes tecnológicas como Google, Microsoft e IBM instalan sus sedes administrativas europeas en paraísos fiscales como Irlanda, pero llevan a Zúrich sus centros de desarrollo e investigación. El cantón suizo tiene numerosos incentivos para atraer actividades de I+D, pero la razón principal es el prestigio de dos centros académicos: la Universidad de Zúrich y el Instituto Federal Suizo de Tecnología de Zúrich (ETH Zúrich). Zúrich es uno de los epicentros mundiales de la computación superior porque el talento es factor más importante del éxito tecnológico. El camino hacia la potencia tecnológica es una inversión deliberada, ambiciosa y consecuente en nuestra red de infraestructuras académicas, no imitar los modelos tóxicos del ciclo anterior.

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