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EDITORIAL
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Gibraltar sigue esperando

La victoria de Picardo aporta fiabilidad a las conversaciones para el acuerdo pos-Brexit, pero estas se tienen que concretar cuanto antes

Fabian Picardo, la madrugada del pasado viernes tras proclamarse ganador de las elecciones en Gibraltar.
Fabian Picardo, la madrugada del pasado viernes tras proclamarse ganador de las elecciones en Gibraltar.A.Carrasco Ragel (EFE)
El País

Gibraltar votó por la continuidad en las elecciones del pasado 12 de octubre y entregó a la coalición de socialistas y liberales que preside Fabian Picardo el Gobierno por cuarta vez. Los resultados muestran, sin embargo, un desgaste evidente después de más de una década en el poder. Picardo ganó por apenas 3.404 votos (49,9% frente a 48%) a un partido conservador al que la mayoría de las encuestas daba como ganador. En cuanto a España, la victoria de Picardo supone un elemento de estabilidad que debería favorecer el impulso final al acuerdo pos-Brexit que está pendiente desde que el Reino Unido abandonó la Unión Europea.

El llamado Acuerdo de Nochevieja se firmó el 31 de diciembre de 2020, apenas horas antes de que se hiciera efectiva la ruptura del Reino Unido con la UE. Aquella salida estuvo plagada de indefiniciones problemáticas. Madrid y Londres consiguieron salir del escollo con un acuerdo preliminar que se celebró como un éxito diplomático. La clave del pacto era que Gibraltar, a todos los efectos fuera de la UE a partir de aquella fecha, se integraría en el espacio de seguridad Schengen. Al tener reglas de seguridad europeas, la última palabra sobre el acceso la tendría España, tras un periodo transitorio. El acuerdo desplazaba de facto la frontera de la verja al aeropuerto gibraltareño. La verja dejaba de existir.

Las partes pactaron cuatro años para implementar los detalles. Se van a cumplir tres y no se conoce un papel de esa negociación, en parte por la discreción absoluta de Madrid, Bruselas y Londres, pero también por una inestabilidad entre los negociadores que no favorece las cosas. El actual primer ministro, Rishi Sunak, habló con Pedro Sánchez a principios de mayo y ambos se comprometieron a cerrar “cuanto antes” el acuerdo. Pero el batacazo electoral del PSOE ese mes y la convocatoria de generales volvió a colocar Gibraltar abajo del montón de temas pendientes. En una entrevista con EL PAÍS, Picardo afirmó que queda por concretar “el 0,01%”, pero que los “detalles”, no revelados, son más difíciles de lo anticipado. La negociación no se puede retomar con un Gobierno en funciones, sin asegurarse de que lo firmado sobrevive esté quien esté en La Moncloa. Alrededor de 27.000 personas y todo un ecosistema regional dependen de que la relación con Gibraltar consiga eludir la peor cara del Brexit. La presencia de Picardo garantiza que al menos una de las partes no tiene que empezar la negociación desde cero. Sunak tiene al menos un año hasta las elecciones. Falta España en la mesa. La dilación solo puede enturbiar la relación de los negociadores, como han demostrado los incidentes de este verano en las aguas del Peñón, a pesar de que puedan parecer roces diplomáticos rutinarios. Es necesario que el siguiente Gobierno español dé señales de confianza cuanto antes de que el acuerdo definitivo está al alcance de la mano y que está dentro de lo firmado.

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