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Picardo: “Gibraltar y todos sus residentes estamos hasta los cojones del Brexit y sus consecuencias”

El ministro principal del Peñón dice ser “optimista” por la cercanía de un acuerdo con España, cuyo retraso liga a cuestiones técnicas: “Lo más complicado es lo menos jugoso políticamente”

Fabian Picardo, ministro principal de Gibraltar, en la sede gubernativa, el jueves.
Fabian Picardo, ministro principal de Gibraltar, en la sede gubernativa, el jueves.Alejandro Ruesga
Jesús A. Cañas

La húmeda brisa de levante agita las banderolas rojas y blancas que festonean estos días cada rincón de Gibraltar. El domingo, los 32.600 gibraltareños celebran su National Day. Habrá fiesta, pese a que los nubarrones que este jueves se enganchaban al Peñón son tan reales como metafóricos. La colonia lleva atascada desde diciembre de 2020 en un periodo transitorio pos-Brexit, que había rechazado en el referéndum de 2016 por un 95%. En ese tiempo, España y Reino Unido creyeron poder alcanzar un tratado para derribar la Verja e iniciar una nueva época de relaciones. Pero, casi tres años después, el pacto sigue atascado, y España y Gibraltar atraviesan uno de sus periodos más enrarecidos, con incidentes en las aguas que rodean al Peñón y en la frontera. El acuerdo no parece a la vista, después de que el Gobierno español entrase en funciones tras las elecciones del 23-J y el gibraltareño haga lo mismo antes de final de año. En ese escenario, el socialista Fabian Picardo (Gibraltar, 1972), ministro principal gibraltareño, afronta su momento más decisivo.

Pregunta. Vamos camino de los tres años y las negociaciones siguen abiertas, ¿qué está ocurriendo?

Respuesta. Hemos puesto toda la carne en el asador las cuatro partes: la Unión Europea y Reino Unido —que son los que van a firmar el tratado—, y España y Gibraltar —los que estamos implicados por la realidad del cruce fronterizo con La Línea—. Hemos tenido claro desde el primer momento que la soberanía no está sobre la mesa. También hemos puesto toda la buena fe para intentar resolver los problemas técnicos y de fondo. Hecho todo eso, ¿qué nos encontramos? Que esto no es tan fácil como echar un huevo a freír. Hay mucho aspecto técnico que tenemos que desmenuzar para traer soluciones que sean satisfactorias y protejan a todas las partes, que protejan la soberanía también para todas las partes. La Unión Europea es un animal legal técnico y tenemos que asegurarnos de que funcione. El acuerdo de Nochevieja [de 2020] era de principios y tardamos meses, pero con este nos topamos con la realidad de cómo de difícil es hacerlo técnicamente.

P. ¿Y cuál fue el último punto en el que encallaron?

R. Todo lo que va a sobrevivir al político tiene que estar anclado en el máximo respeto al proceso democrático. Cuando el presidente del Gobierno de España convoca elecciones, el proceso implica que España ya no puede llegar a nuevos compromisos porque tiene que respetar un posible punto de vista político diferente. Hoy por hoy hay un Gobierno en funciones, cuando cambie se podrá proseguir con la negociación. Además, en Gibraltar tiene que haber elecciones antes de Navidad, durante el otoño, y eso también será un momento en el cual el Gobierno de Gibraltar, aunque a nivel técnico podrá atender a cualquier pregunta, no va a poder estar negociando.

P. ¿Cómo sigue la ciudadanía esta espera? ¿Percibe su hartazgo?

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R. La ciudadanía de Gibraltar aprecia que su Gobierno está poniendo todos los recursos disponibles para llegar a este acuerdo. Es muy complicado y creo que la gente valora cuánto hemos estado trabajando. También nosotros apreciamos muchísimo que desde España haya habido una actitud tan dialogante y positiva que ha permitido que haya fluidez en la frontera, aunque haya actores que intenten interferir y, de vez en cuando, se originen problemas. La ciudadanía aprecia que no nos hemos abocado a un Brexit duro por la labor que hemos estado haciendo. Estamos intentando evitar lo peor del Brexit, pero si me pregunta a mí, yo creo que Gibraltar y todos sus residentes estamos hasta los cojones del Brexit y sus consecuencias.

P. Durante meses, se habló de que un punto de fricción estaba en la presencia de policía española en el aeropuerto, ¿ese elemento está resuelto?

R. Todos los periodistas que han intentado sacarnos a una de las cuatro partes algún detalle de la negociación no lo han conseguido, y yo esta mañana aún no he bebido whisky [risas], conque voy a remitirme a la posición que hemos tomado todos: el detalle de la negociación no es interés que lo vayamos desglosando. Que no le conteste no quiere decir que sea un tema que se ha resuelto. Lo más complicado es lo menos jugoso políticamente; en lo muy técnico a nivel europeo, británico y gibraltareño nos hacen falta menos políticos y más abogados.

Picardo, durante la entrevista con EL PAÍS.
Picardo, durante la entrevista con EL PAÍS.Alejandro Ruesga

P. ¿A qué presencia española estaría dispuesto Gibraltar en su territorio?

R. A la misma presencia gibraltareña que estaría dispuesta España a tolerar en el suyo. No es un tema que nos esté causando estragos en la negociación. Estamos tratando más los asuntos muy técnicos de la inmigración que esos temas, porque hemos encontrado en la negociación diferentes soluciones muy inventivas para los temas que podrían parecer jugosos políticamente, que obvian los problemas que la ciudadanía piensa que se podrían crear. Y por eso felicito a las cuatro partes porque han sido ingeniosas en buscar soluciones que obvien problemas políticos.

P. Si la Unión Europea y el Reino Unido consiguieron llegar a un acuerdo para Irlanda del Norte, ¿qué hace a Gibraltar tan diferente para tardar tanto?

R. Soy muy optimista en que vamos a tener un acuerdo incluso mejor. El problema de Gibraltar con España viene desde hace 300 años, el de Irlanda del Norte desde hace 100. Espero que no tardemos tres veces más en llegar a acuerdo. Estamos muy cerca. Si hay cambio político en España o en Gibraltar, tardaría más, pero si no lo hay en ambas, como parece en España y espero aquí, será más fácil.

P. En las últimas semanas se han vivido incidentes en las aguas que rodean Gibraltar con Vigilancia Aduanera y con pesqueros. No son encontronazos nuevos, pero la respuesta del Ministerio de Exteriores español en su nota verbal sí escala un grado su malestar, ¿qué le pareció?

R. Tenemos notas verbales para empapelar los túneles de Gibraltar. Y me imagino que en el Ministerio de Asuntos Exteriores habrá notas verbales del Reino Unido para empapelar el ministerio y la catedral de la Almudena. Pero lo importante es la relación humana entre los políticos y los técnicos que tienen que asegurar que siga la negociación, y que todos los días los territorios colindantes, sin entrar en qué tipo de territorios somos, aseguren a sus respectivos ciudadanos que tienen la capacidad de fluir libremente, acorde a las leyes, pero agilizando el movimiento. Lo más importante es que cuando hay momentos de tensión, donde antes no había recurso a intentar resolver algo, ahora sí que hay la oportunidad de coger un teléfono para hablar o chatear y buscar una solución. Como saben todos los que vienen por aquí, son cosas que, por desgracia, pasan constantemente. Esos momentos los vamos a poder resolver para siempre con este tratado, si podemos finalizarlo. Me remito a las palabras de José Manuel Albares [ministro de Exteriores español] que dijo, como había dicho yo antes, que estos incidentes son la razón por la cual debemos seguir intentando tener un tratado, no una razón por la cual debemos no perseguirlo.

P. Las distintas partes vuelven a hablar de titularidad de las aguas o de soberanía. Son justo las cuestiones irritantes que se anunció que se iban a dejar fuera de la negociación para centrarse en lo práctico. ¿Por qué el debate parece girar ahora hacia esos posicionamientos?

R. Ni una parte ni otra ha cambiado su posición de fondo sobre esos temas, que son los más candentes. Pero lo que nos divide se queda en el 0,01%. Estamos de acuerdo en mucho más, y pasar nuestro tiempo intentando afinar y agilizar cómo hacemos en lo que nos entendemos es mejor que repetirnos las cosas sobre las cuales no estamos de acuerdo. Sin embargo, en algunos momentos hay declaraciones políticas, no necesariamente desde el Gobierno de España sino de algunos actores políticos de la zona, que requieren que Gibraltar conteste de una manera clara e inequívoca.

P. ¿No estamos asistiendo entonces en directo a una justificación de cada parte de ganar el relato del posible desastre en las negociaciones?

R. El que más tiene que perder si esta negociación falla soy yo. Yo escribí a la ministra [Arancha] González Laya [anterior responsable española de Exteriores] proponiéndole un acuerdo, yo he estado liderando el equipo de Gibraltar. Me he dejado mucho por el camino en lo político, en lo profesional y en lo personal, y mientras tenga sangre política en mis venas y tenga la capacidad de estar implicado en esta negociación, estaré siempre buscando el acuerdo.

P. ¿Cómo cree que el tratado puede influir en las elecciones de Gibraltar y su campaña?

R. El pueblo de Gibraltar sabe que su Gobierno le ha representado con la máxima energía, buena fe y con una espina dorsal durísima de acero. Y entonces tiene la plena confianza de que nosotros, en esa mesa de negociación, estamos buscando los intereses de Gibraltar, que ninguna de las otras partes tenga que perder, que todos ganemos y eso es un ejercicio muy difícil. Creo que eso es algo que van a valorar muy favorablemente la inmensa mayoría de los gibraltareños a la hora del votar.

Picardo, en la sede gubernativa de Gibraltar
Picardo, en la sede gubernativa de GibraltarAlejandro Ruesga

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Sobre la firma

Jesús A. Cañas
Es corresponsal de EL PAÍS en Cádiz desde 2016. Antes trabajó para periódicos del grupo Vocento. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Sevilla y es Máster de Arquitectura y Patrimonio Histórico por la US y el IAPH. En 2019, recibió el premio Cádiz de Periodismo por uno de sus trabajos sobre el narcotráfico en el Estrecho de Gibraltar.

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