Recuperar la narrativa del derecho al aborto
Dice Sandra Mazo, directora de Católicas por el derecho a decidir Colombia, que “las mujeres no tienen que salirse de la iglesia para abortar” porque el pensamiento religioso no es monolítico y no hay –ni tiene que haber– un consenso sobre el tema
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“Los católicos fundamentalistas que ostentan el poder han sido muy buenos en controlar la narrativa y en castigar a aquellos católicos y católicas que opinamos diferente”, me dijo hace unos meses Jamie Manson, presidenta de Catholics For Choice (Católicxs por el derecho a decidir). Le pregunté entonces que por qué luchar por la justicia reproductiva desde una institución que castiga el aborto y el deseo femenino, a lo que ella respondió: “Nosotras creemos en el principio de conciencia, el de libertad de religión y en la justicia social. Todos principios impulsados por el catolicismo”. Y sí, lejos del discurso histórico perpetuado en medios durante varias décadas, movimientos como la Teología de la Liberación y su opción por los pobres y marginados hablan de formas alternativas de vivir el catolicismo. Además, y según un estudio del Pew Research Center publicado en mayo de 2022, el 56% de los católicos del Estados Unidos está de acuerdo con el aborto en la mayoría de los casos.
Catholics For Choice –la organización que Manson lidera— tiene base en Washington D.C. y nació hace cincuenta años. Casi al tiempo, en 1973 se emitió la sentencia Roe vs. Wade que despenalizó el aborto en Estados Unidos hasta que fue revertida en 2022. Durante el último año, en alianza con organizaciones de base como la New Mexico Religious Coalition for Reproductive Choice y en regiones críticas como el sureste del país, donde el aborto empezó a ser penalizado en todos los casos, han apoyado iniciativas para que cientos de personas accedan a abortos seguros. Además, durante las últimas tres décadas han nacido capítulos de CFC en varios países de América Latina. Primero en Uruguay al final de los ochenta y luego en otros como Argentina, México y Colombia, donde el aborto está hoy despenalizado, de la misma forma que hasta hace muy poco lo estuvo en Estados Unidos.
Aunque la iniciativa de luchar por los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres desde la religión parezca incongruente, la realidad es que una de las estrategias más efectivas para que la sentencia Roe vs. Wade se revirtiera vino de argumentos religiosos. Según Manson, premisas como las que apelan a la condición humana del feto o a que los anticonceptivos son abortivos vienen de la ideología católica.
En Colombia, donde en 2022 una sentencia de la Corte Suprema de Justicia despenalizó el aborto hasta la semana veinticuatro, congregaciones como Lazos de amor mariano han encontrado la forma de integrarse a la política. En las elecciones legislativas del año pasado, dos candidatos del partido Conservador y miembros de esta congregación fueron elegidos para ser parte del Congreso y desde ahí apoyaron lo que llaman el Referendo Provida durante la primera mitad de 2023. Este proyecto, que consiguió más de un millón de firmas (necesitaban dos millones para pasar el umbral), buscaba modificar el artículo II de la Constitución Política para que se reconociera el derecho a la vida desde la concepción. A pesar de que el proyecto se cayó en su primer intento, el movimiento Causa Justa ha denunciado por lo menos cinco irregularidades en el proceso que busca levantarse y seguir, incluyendo desinformación de grupos religiosos para ganar firmas de apoyo.
La situación en Argentina, donde el aborto está despenalizado desde 2020, es distinta. Pero allí hay indicios de que los tentáculos de organizaciones religiosas ultraconservadoras obstaculizan el acceso al servicio médico. Por ejemplo, artículos periodísticos han revelado que una de las principales empresas de medicina prepagada del país tiene vínculos no oficiales con el Opus Dei. La empresa se ha declarado objetora de conciencia y tiene varios juicios por obstruir el acceso a la interrupción voluntaria del embarazo.
Además, grupos como “40 días por la vida”, con presencia en más de sesenta países y con casi veinte años de actividad “orando por el fin del aborto”, siguen haciendo presencia en lugares donde se practican las interrupciones. Aparte de rezar, buscan disuadir a las pacientes y hostigan al personal médico de las clínicas.
Frente a la avanzada religiosa en la política en países de la región, iniciativas como Católicas por el derecho a decidir y su ejercicio de contrarrelato se convierten no sólo en coherentes sino necesarias. Dice Sandra Mazo, directora de Católicas por el derecho a decidir Colombia, que “las mujeres no tienen que salirse de la iglesia para abortar” porque el pensamiento religioso no es monolítico y no hay –ni tiene que haber– un consenso sobre el tema. Si, como en Estados Unidos, la mayoría de los católicos no apoyan las posturas de sus líderes religiosos en materia de derechos sexuales y reproductivos, recuperar la narrativa es urgente. De lo contrario y como pasó con la sentencia Roe vs. Wade, la desinformación y la subjetividad de los movimientos religiosos fundamentalistas ganarán terreno hasta alcanzar su objetivo: apalancar la reversión de los derechos ganados.
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Y una sugerencia para acabar:
🎧 Un pódcast: ‘La caída del apóstol’, de Podimo y EL PAÍS, por Erika Rosete
El primer homenaje religioso en el Palacio de Bellas Artes, el recinto cultural más importante de México, sucedió en 2019 en honor a Naasón Joaquín García, el líder de la Iglesia de La luz del mundo, una institución eclesiástica fundada en la ciudad de Guadalajara en 1926 que afirma aglutinar más de un millón de miembros en México. Ese mismo año, solo unos meses después del homenaje, Nassón Joaquín García fue detenido en Estados Unidos y acusado por los delitos de abuso sexual infantil, tráfico de personas y pornografía infantil, delitos que aceptó y que le llevaron a una condena de 16 años de cárcel que ya cumple en el país norteamericano.
La caída del apóstol es el pódcast realizado por los periodistas de EL PAÍS Elías Camhaji y Almudena Barragán, cuya investigación se centra en escuchar las voces de las víctimas del llamado “apóstol de Jesucristo”, quien a través de su poder y de la fe de sus feligreses se aprovechó y cometió abusos de distinta índole a lo largo de varios años. En este pódcast de seis capítulos es posible escuchar las voces reales de las mujeres que denunciaron al líder de la iglesia contando las más duras y atroces experiencias siendo parte de La luz del mundo.
En esta institución, el papel de la mujer se relega a responsabilidades secundarias de organización y administración de las tareas al interior de las comunidades. Generalmente, ellas, quienes cumplen funciones de encargadas de áreas específicas, son en su mayoría esposas de los pastores y cumplen la tarea de mantener el orden y controlar la conducta de las otras mujeres. Ellas no pueden ser pastoras y tampoco apóstoles. Este trabajo sonoro muestra de primera mano las versiones de esas mujeres que se atrevieron a denunciar y a cuestionar a una institución cuya existencia ha estado marcada por el abuso y la impunidad, desde muy pocos años después de su creación. Y la forma en la que durante muchas décadas, esas mujeres y personas de su comunidad normalizaron comportamientos delictivos e inhumanos que se cometían día tras día en nombre de Dios. Si quiere escuchar el primer capítulo de este trabajo, puede dar click aquí.
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