“¡Camarero, una de derechos!”
Una cuenta triunfa en la red social con sus historias de la verdadera situación de los trabajadores de hostelería
La ultraderecha española está impulsando la demolición de las organizaciones sindicales allí donde tiene poder para asfixiarlas económicamente. En Castilla y León, decenas de empleados de UGT y Comisiones Obreras han perdido sus trabajos. La falta de recursos ha obligado a suprimir servicios gratuitos como el de orientación a personas desempleadas, programas de capacitación profesional y estructuras de atención a trabajadores migrantes. “La ministra comunista quiere corromper las instituciones para financiar a los sindicatos. Con nosotros que no cuente. La prevención de riesgos laborales debe estar en manos de profesionales, no de comegambas con demandas interminables”, exclamaba en Twitter el pasado mayo @marvegadiez, el perfil de Twitter del consejero de Empleo de Castilla y León, Mariano Veganzones.
El periodista de este diario Juan Navarro guarda en su cuenta, @Juan13Navarro, otra perla que el mismo político pronunció en octubre del pasado año desde su escaño en las Cortes castellanoleonesas: “En esta comunidad no faltan trabajadores, faltan ganas de trabajar”. ¿Quiénes son estos holgazanes antipatriotas que rechazan el trabajo duro y la oportunidad de hacer más grande a este país? Según las estadísticas, el sector de la hostelería concentra una gran parte de estos empleos sin dueño.
La Ministra comunista quiere corromper las instituciones para financiar a los sindicatos.
— Mariano Veganzones Díez 🇪🇦 (@marvegadiez) May 22, 2023
Con nosotros que no cuente.
La prevención de riesgos laborales debe estar en manos de profesionales, no de come 🦐🦐 con 200 demandas.
https://t.co/zVs7KxrD5vhttps://t.co/9419zKmleJ pic.twitter.com/WLAvdrnIuf
Mariano Veganzones, consejero de Empleo por Vox en Castilla y León: "En esta comunidad no faltan trabajadores, faltan ganas de trabajar".
— Juan Navarro García (@Juan13Navarro) October 25, 2022
No hay palabras para calificar esto. pic.twitter.com/JDUEmuz3fk
Una cuenta de Twitter lleva desde 2018 ilustrando esta desafección. La vida al otro lado de la barra ha encontrado a su mejor relator en Jesús Soriano. Su cuenta @SoyCamarero alcanzará pronto los 128.000 seguidores, un grado de influencia que este trabajador de Alzira (Valencia) ha puesto al servicio de la profesión para visibilizar, a través de casos concretos, las mil y una historias que se cruzan en su jornada laboral: el contacto con los clientes, algunos complicados y otros adorables hasta el punto de dejar notas en la mesa — “Gracias por atenderme tan bien habiendo tan poca gente y siendo tan poco personal”—. También reseñas absurdas en Google: “Avisad en un cartel que no siempre hay luna llena”. Y, sobre todo, testimonios de precariedad o explotación laboral.
La cuenta de Jesús se ha convertido en un canal de denuncia plagado de capturas de pantalla que reproducen ofertas de subempleos o conversaciones de WhatsApp entre camareros y sus jefes. Los propios perjudicados envían este material a Jesús, quien respeta el anonimato de todos y verifica la información con especial celo cuando el abuso parece excesivo. Pero la realidad supera siempre las expectativas: “Y en agosto, enséñame lo de tu padre, no he visto ni un documento médico del supuesto cáncer ni ninguna prueba de la muerte de tu padre. No tienes derecho a esos dos meses y ya veremos si te los pago, porque a mí solo me importan las demandas justas, sé dónde está tu abuela y podría llevarse algún disgusto, payaso”. Esa fue la respuesta que dio el responsable de un establecimiento a un trabajador al que le debía dos nóminas. El tuit que reproduce esta conversación acumuló en menos de 24 horas más de cuatro millones de visualizaciones tras ser publicado en las redes de @SoyCamarero.
Email del afectado, lo acabo de recibir💪 pic.twitter.com/VYxvyiyE2C
— Soy Camarero (@soycamarero) September 4, 2023
La indignación de los usuarios creó una onda de choque que alarmó al autor de las amenazas y movilizó inmediatamente a la familia propietaria del negocio. “No llevo ni diez minutos aquí y literalmente ha venido su hijo corriendo con el salario de los dos meses, de este y del siguiente. Mi jefe, al parecer, ve tu TikTok y ha tenido un ataque de ansiedad”, se apresuró a contar el afectado por correo electrónico a su colega Jesús. “Sube el resultado de lo que estás consiguiendo, ni un día se ha tardado en conseguir que un local se dé cuenta. Continúa, por favor, muchos en el gremio te necesitan”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.